Carlos Alcaraz ejecuta un saque en un entrenamiento antes de debutar en Wimbledon.

Carlos Alcaraz ejecuta un saque en un entrenamiento antes de debutar en Wimbledon. REUTERS

Tenis

Wimbledon, Carlos Alcaraz y su desafío a la historia: un reto para sentarse en la mesa de los mejores de todos los tiempos

El tenista murciano aspira a conquistar su tercer título consecutivo en Wimbledon y entrar en un selecto club junto a Djokovic, Federer, Sampras y Bjorg.

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No es la hierba de Wimbledon históricamente el lugar más amable del planeta con el tenis español. Este longevo y prestigioso torneo ha visto a pocos campeones nacionales a lo largo de tantos años de tradición, aunque ahora quien tiene la sartén por el mango es un joven nacido en El Palmar.

Carlos Alcaraz afronta desde este lunes una nueva aventura en el All England Club que le hace mirar de frente a la historia de este torneo. Debutará en la pista central ante Fabio Fognini. El murciano, campeón en 2023 y también en 2024, puede lograr lo que ningún tenista español ha alcanzado jamás, conseguir tres entorchados en este Grand Slam.

Su camaleónica adaptación a la hierba le puede llevar, a sus apenas 22 años, directamente a ser el mejor tenista español de la historia sobre esta superficie. Algo demoledor teniendo en cuenta que aún tiene la práctica totalidad de su carrera deportiva por delante.

Ya el año pasado Alcaraz igualó los dos Wimbledon que relucen en el palmarés de Rafa Nadal. Uno ya está retirado, al otro le quedan años de actividad al máximo nivel. Tan sólo otro español, Manolo Santana, consiguió triunfar vestido de blanco en 1966.

Y tan sólo Conchita Martínez (1994) y Garbiñe Muguruza (2017) han sido capaces en toda la historia de dominar en el cuadro femenino. Puesto en perspectiva, el presente y el futuro de Carlos Alcaraz en Wimbledon produce escalofríos.

A por el tercero seguido

"Quiero ganar el título, no pensando cuántos lo han ganado tres veces seguidas. Solo pienso en estar listo, en prepararme de la mejor manera posible, con la mayor confianza posible". Carlos Alcaraz lo tiene claro, ya habrá tiempo de mirar a la historia, pero lo que ahora mismo le preocupa es el presente.

De puertas para afuera, sin embargo, no se habla de otra cosa. Conseguir el tercer entorchado consecutivo en Wimbledon significaría elevar el nivel a otro plano muy diferente y supondría, sin duda alguna, marcar una era de dominio muy importante.

Un español dominando con puño de hierro la hierba. Algo cuanto menos inusual.

Carlos Alcaraz, entrenando en Wimbledon.

Carlos Alcaraz, entrenando en Wimbledon. REUTERS

Conquistar también la edición de 2025 supondría algo histórico para Alcaraz y para el tenis español. Si ya es inverosímil ver a un tenista nacional ganando dos Wimbledon seguidos, aumentar la apuesta haría entrar al murciano en un salón de la fama muy selecto.

Cuando uno mira el palmarés de figuras que han conquistado este prestigioso torneo en tres ocasiones consecutivas, las estadísticas enseguida hablan muy claro. Novak Djokovic, Roger Federer, Pete Sampras y Björn Borg aparecen en ese Olimpo al que, por supuesto, está muy caro entrar.

A esos nombres aspira a igualar Carlos Alcaraz dentro de dos semanas si consiguiera llegar a la final y vencerla por tercera vez consecutiva. Se convertiría, por supuesto, en el español con más entorchados en Wimbledon de todos los tiempos.

Mientras tanto, el protagonista se quita responsabilidad de la mochila: "Dos semanas son muy largas, pero ahora no pienso en qué grupo voy a unirme si gano por tercera vez seguida aquí".

Motivos para creer

La opción de entrar en la historia de este torneo por la puerta grande es real para Carlos Alcaraz. No es ni mucho menos baladí hablar de una nueva victoria del tenista murciano en Wimbledon viendo que está en uno de los mejores momentos de su carrera deportiva.

El tenis que viene exhibiendo Alcaraz en los últimos meses apenas deja entrever costura alguna. Los números en cuanto a títulos y finales son claros, pero más aún si cabe las sensaciones que ofrece cada vez que salta a una pista a jugar.

Lo más reciente es el torneo de Queen's. En ese banco de pruebas para ver cómo se adaptaba a la hierba después de no haber pisado esta superficie en todo el curso, las conclusiones no pudieron ser mejores.

Alcaraz se alzó con el título y lo hizo con un tenis muy serio. Solvente, directo y con la sobriedad que en ocasiones requiere el césped, el murciano caminó hacia el título desesperando a sus rivales, que le vieron como alguien inaccesible.

Quizás lo mejor de todo fue ver la solidez mental que demostró. Pasó momentos delicados, por supuesto, pero la gestión de los diferentes escenarios lleva a un optimismo justificado pensando en Wimbledon.

Su temporada está siendo descomunal. En Róterdam ganó por primera vez un torneo en pista cubierta, y después llegó su exhibición en la tierra batida. Ganó en Montecarlo, en Roma y culminó la obra en Roland Garros remontando ante Sinner en una final que quedará para la historia.

Ya la temporada pasada encadenó triunfos en Roland Garros y en Wimbledon, así que sabe perfectamente cuál es el camino a seguir. Ahora, la historia espera a Carlos Alcaraz.