Sinner celebra un punto ante Tommy Paul.

Sinner celebra un punto ante Tommy Paul. Reuters

Tenis

Sinner acepta el reto de Alcaraz en la final del Masters de Roma tras llevarse una sufrida victoria ante Tommy Paul en las semis

El italiano desapareció durante el primer set y tuvo que salvar los muebles en el segundo para llevarse la victoria en la tercera manga (1-6, 6-0, 6-3).

Publicada
Actualizada

A punto estuvo de saltar la sorpresa en la última semifinal del Masters 1.000 de Roma. Jannik Sinner acabó metiéndose en la final después de remontar un partido que se puso muy cuesta arriba en el primer set y que no terminó de cerrar en la tercera manga con unos problemas en los isquios que incluso le provocaron una ligera cojera [Narración y estadísticas del partido].

Tommy Paul quiso dar la sorpresa y el estadounidense consiguió, por momentos, meterle el miedo en el cuerpo al número 1 del mundo. Sin embargo, Sinner no quiso dejar escapar la oportunidad de meterse por primera vez en la final de Roma y tuvo que reaccionar para atender la llamada de Carlos Alcaraz quien le citaba para el domingo el partido por el entorchado.

La semifinal fue rara. El tenista estadounidense arrolló a Sinner en el primer set con un tenis sublime: tras jugar sin nada que perder, cometió muy pocos errores e hizo valer su buen desempeño en el asfalto de la tierra batida. Por consiguiente, el italiano despertó y pasó por encima de un Tommy Paul en el segundo set que no pudo llevarse ningún juego. 

Las alarmas saltaron en el último set, el decisivo. Con un 3-0 a favor Sinner se llevó la mano a los isquios y acto seguido empezó a sufrir una ligera cojera que metió en el partido al estadounidense. La incertidumbre se apoderó del transalpino y reavivó las esperanzas de un Tommy Paul que se empezó a creer la remontada y salvó dos bolas de partida, pero nada pudo hacer para terminar por derrotar a Sinner.

Un partido trampa

Tommy Paul robó todo el protagonismo en la pista central del Foro Itálico con un primer set arrollador. Quizá la mayoría dio por sentado que, después de la paliza ante el noruego Casper Ruud, Sinner estaba ya en la final.

Pero tuvo que morder el polvo, caer contra la lona, para poder pasar, para firmar su victoria número 26 de manera consecutiva y alargar su racha, esa que comenzó justo después del 2 de octubre de 2024, cuando perdió con Alcaraz en Pekín su último partido.

Fue, sin duda, el primer set más complicado que ha tenido desde el regreso y seguro uno de los peores de su carrera. Una doble falta que condenó su oportunidad de sumar un juego en el inicio. Trece errores no forzados. Pero, sobre todo, la sensación de que es un humano, no una máquina de este deporte.

Tommy Paul se vengó de Ruud. Le hizo a Sinner lo que este había hecho al noruego hace apenas unas horas. Cinco-cero y la grada de la central romana no daba crédito a lo que estaba viendo. Un juego alimentó la esperanza de la remontada, apagada rápidamente con el saque del americano, ganador de un primer set apabullante que le dio una ventaja valiosísima.

Sinner demostró que no es una máquina, pero que está muy cerca. Lejos de venirse abajo, de frustrarse, de intimidarse tras ese primer envite, reseteó y salió a la segunda manga como si nada hubiera pasado. Volvió a comenzar un partido nuevo. Ese es, seguro, uno de los grandes secretos de su éxito. Esa capacidad analítica y emocional para gestionar todo al milímetro.

La remontada italiana

Su respuesta, por si había algún incrédulo en la grada, fue tremenda. Más contundente que la propuesta inicial de Paul, incluso. Sin respiro. Tres 'breaks'. Media hora. Y partido al set decisivo.

Partido abierto de nuevo. Opciones para ambos, visto lo visto. Tres juegos seguidos de Sinner, dominante. Paul intentó hacer su triplete también, rompió de hecho el saque del italiano, pero fue incapaz de hacer el suyo para igualar y Sinner encarriló su victoria, su remontada, esa que rubricó a la tercera bola de partido.