Los corredores de la Salomon Ultra Pirineu 100K instantes antes de la salida.

Los corredores de la Salomon Ultra Pirineu 100K instantes antes de la salida. Sergi Colome Imagen cedida

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La Salomon Ultra Pirineu o cómo una carrera de trail lucha por salvar a un pueblo y ser un icono mundial: "Nos da la vida"

EL ESPAÑOL ha vivido en primera persona las pruebas celebradas este fin de semana y el impacto que tienen en Bagà multiplicando por diez su población.

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Bagà (Barcelona)
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El reloj no ha dado aún las 5 de la mañana. Es noche cerrada. Pero el pueblo de Bagà lleva horas despierto, aunque realmente dudo si en algún momento ha dormido porque en el punto más alejado de la provincia de Barcelona nadie descansa durante el fin de semana en el que se celebra la Salomon Ultra Pirineu.

Y menos aún, la noche previa a la carrera reina, la prueba de más de 100 kilómetros de recorrido y más de 6.600 metros de desnivel acumulado. Un auténtico desafío para el cuerpo y para la mente humana. Los mejores corredores del planeta suelen emplear unas 10 horas en terminarla, pero el plazo máximo se alarga hasta las 28 horas, ya que muchos necesitan pasar hasta dos noches en la montaña.

La Salomon Ultra Pirineu 100K es una prueba que va mucho más allá de podios y de medallas. E incluso de tiempos. Es una carrera que comienza con el reparto de dorsales, con el ir y venir de mareas de gente recorriendo las calles de este diminuto municipio catalán perdido en el Prepirineo.

Es un acontecimiento único que este fin de semana ha celebrado ya su 16ª edición y que en muy poco tiempo ha conseguido convertirse en un símbolo del trail nacional y mundial. Pero también es la prueba que intenta rescatar a un pueblo del ostracismo, el abandono y la despoblación. Una lucha que, eso sí, cuenta con dos frentes. El de los que la sufren en silencio y el de los que intentan que sea una ganancia para todos.

EL ESPAÑOL ha percibido in situ cómo se gesta la idiosincrasia de una carrera única. Cómo caminando por las angostas callejuelas de Bagà te puedes cruzar con los mejores atletas de trail de España y, a la vez, con esos vecinos que se levantan cada día de madrugada para abrir sus negocios y hacer su agosto.

Y es que el cambio que registra este pequeño municipio de la comarca del Bergadá de poco más de 2.000 habitantes es monstruoso. Tanto que asusta. Pasa de ser casi una aldea silenciosa de montaña a experimentar 72 horas de ruido constante, de cencerros anunciando la llegada de corredores, de risas, de fiesta, de celebración y de millones de euros en movimiento.

Salgas a la hora que salgas a la calle encontrarás a alguien disfrutando del trail, del buen ambiente y de un clima que, en este 2025, ha respetado más que de costumbre con temperaturas agradables y sin nieve en las cumbres, algo que agradecieron los más de 4.000 valientes que han participado en todas sus disciplinas.

Desayuno con diamantes

Pero volvamos al principio. Siguen siendo las 5 de la mañana. El sueño lucha y pierde la batalla con la emoción indescriptible de vivir un acontecimiento único por primera vez. Podrán escribir mucho sobre cómo los corredores afrontan la salida de la Salomon Ultra Pirineu 100K desde la Plaza Porxada, pero nunca se alcanzará a transmitir ni una pizca de lo que supone vivirlo en vivo y en directo.

Es como escuchar el You'll Never Walk Alone de las gradas de Anfield. O como sentir el rugido de la pista central del All England Club con un revés de Federer. O como percibir al Madison Square Garden completamente enloquecido tras una combinación letal de Mohamed Ali.

Pero no corramos, aún quedan 30 minutos para eso. Tiempo para bajar a desayunar y encontrarte por los pasillos de Ca l'Amagat a una leyenda como Núria Picas hablando con sus amigos de toda la vida. Como si no se fuera enfrentar a una carrera de 100 kilómetros por el Parque del Cadí-Moixeró en plena noche a sus 49 años.

Y como si no fuera un auténtico icono de esta prueba en la que el público la idolatra como si de una estrella de fútbol se tratara. Si ella no estaba nerviosa, por qué los demás habrían de estarlo. Y la verdad es que si algo llama la atención es la tranquilidad que se respira en todo Bagà momentos antes de que empiece la fiesta.

El dorsal de Núria Picas en la Salomon Ultra Pirineu 100K.

El dorsal de Núria Picas en la Salomon Ultra Pirineu 100K. Sergi Colome Imagen cedida

Hay emoción contenida, pero no hay nervios. Caminamos por las calles que nos llevan hasta el punto caliente de esta Salomon Ultra Pirineu por donde los corredores empiezan a hacer ejercicios de calentamiento mientras las luces de los farolillos aún se hacen indispensables para no tropezar.

En ese momento, la Núria Picas que hacía unos minutos desayunaba tranquila a escasos metros de nosotros aparece como una rockstar, aclamada por todo su público, pero sin perder su humildad. Su última victoria aquí fue en 2022, con récord incluido de la prueba, pero esta vez solo viene a disfrutar.

"Estoy muy bien. Con ganas de volver. Veo muchas caras nuevas y eso me agrada muchísimo", nos dice al pasar. En ese momento se encuentra con una de sus principales rivales, la joven Claudia Tremps, quien a sus 29 años sueña con seguir los pasos de la leyenda.

"Venimos a disfrutar. A dar un poco de espectáculo. Espero darlo con Núria y llegar lo más rápido posible". Alea iact est, como dijo Julio César al cruzar el Rubicón junto a su ejército. Sin embargo, aquí el ejército lo formaban más de 1.100 corredores tomando la salida de una carrera única.

El Mohicano y los frontales

Una carrera tan única que tiene hasta un origen histórico. Y es que su nacimiento procede de la antigua marcha Cavalls del vent, rescatada por Salomon y convertida ya en la prueba de trail más importante de España y en una de las más icónicas de Europa.

Ahora sí. Quedan tres minutos para la salida y se produce el momento más esperado. La emoción es máxima. La música no para. El speaker, tampoco. Como durante casi todo el fin de semana. Habrá a quien le guste y a quien no, pero no se podrá decir que no se ha ganado el sueldo.

Y llega el momento. Todos los corredores ya están preparados en la línea de salida y alguien nos avisa. "Atento, es increíble". Y no mentía. Bagà apaga por completo sus luces y en ese preciso instante los corredores encienden sus frontales. Parece que la luz sale de sus frentes, pero no, son sus corazones los que iluminan el camino hacia la gloria mientras suena la banda sonora de El Último Mohicano de Vangelis.

Empieza la cuenta atrás. En el 10 se hace eterna. En el 5 muchos ya no pueden contenerse. 4, 3, 2, 1... y comienza la carrera. Más de 1.000 luces salen de la Plaza de Porxada rumbo a conquistar el Pirineo con más de 100 kilómetros por recorrer y mil aventuras que experimentar como si fuera una peregrinación de luciérnagas. Ahora sí, empieza lo deportivo y empieza la supervivencia.

Salida de la Salomon Ultra Pirineu 100K desde la Plaza Porxada.

Salida de la Salomon Ultra Pirineu 100K desde la Plaza Porxada. Sergi Colome Imagen cedida

A algunos como a Jonathan Albon, gran estrella mundial y ganador a la postre de la prueba masculina, les quedaba un abismo. A otros, los más humildes, una eternidad. Sin embargo, si algo te hace sentir la Salomon Ultra Pirineu 100K es que todos son igual de importantes.

De hecho, uno de los rituales más bonitos es que los primeros clasificados permanecen en Bagà hasta el domingo para recibir en la meta a los últimos participantes. Es una forma de cerrar esta gran fiesta del trail en la que se ha convertido la prueba y cuyo ambiente es inmejorable.

Siguiendo su recorrido, te das cuenta del gran valor que tienen las personas que en ella participan. El respeto a la naturaleza es máximo. Pero también al prójimo. De hecho, sorprende cómo son los propios corredores quienes te dan los buenos días a su paso y las gracias solo por animarles.

Es imposible no corresponder con un "som-hi" -algo de catalán hemos aprendido- y aplaudir. Algunos, a pesar de llevar ya horas de agonía, están tan ilusionados que incluso hacen ver su felicidad. "De momento vamos bien. Pero nos queda todo". Y tenía razón. Así que le dejamos seguir su camino y tomamos otro que nos lleva de vuelta a Bagà.

El resurgir de Bagà

Con el paso de los años, la Salomon Ultra Pirineu no solo se ha convertido en una de las carreras más importantes del mundo. También es el espectáculo que ha conseguido poner a Bagà, un pueblo de apenas 2.000 habitantes, en el mapa mundial. Algo que deja conclusiones positivas y debatibles.

De lo que no hay duda es de que Bagà resurge cada año gracias a esta carrera. Un fin de semana en el que la localidad se convierte en capital del deporte mundial. Solo hace falta darse un garbeo por el pueblo tras la salida y ver cómo, por ejemplo, las colas del famoso Forn Esteve dan la vuelta a la esquina.

Este horno de pan mítico en Bagà, que abre sus puertas cada mañana a las 7, ya no da abasto para atender a todos sus clientes cuando todavía no son las 6. No hay tiempo que perder. Y así durante todo el fin de semana, como todos los negocios de un municipio que se impulsa y crece gracias al público que atrae la carrera. Y es que acudir a todos estos rincones antes, durante y después de las pruebas se ha convertido en una tradición ineludible.

Como quien hace una procesión de Semana Santa o quien se va a desayunar tras un encierro de San Fermín. Y con motivo de este éxito, se han podido llevar a cabo mejoras en el pueblo como la reforma de la plaza, esa que ya es imagen de la carrera.

Plaza Porxada de Bagà durante la Salomon Ultra Pirineu.

Plaza Porxada de Bagà durante la Salomon Ultra Pirineu. Gerard Garcia Imagen cedida

Sin embargo, mientras miles de visitantes llegan para disfrutar del trail, cientos de vecinos viven sus horas más complicadas. Ruido, coches por todos lados, mareas de gente y un pueblo que se paraliza por y para el trail. Por ello, muchos se ven obligados a abandonar sus casas para escapar del agobio.

Una dualidad que para muchos es crecimiento, pero que otros no están dispuestos a soportar: "Para los negocios nos da la vida. Nosotras cada una habremos atendido a 300 personas y esas personas se llevan para sus amigos y familias, así que imagínate. Es el fin de semana del año", contaban a EL ESPAÑOL.

No obstante, lo que para unos es alegría, trabajo y riqueza a pesar de las horas de agotamiento y esfuerzo, para otros es una pequeña pesadilla de la que no consiguen escapar: "Para mucha gente del pueblo no es una buena noticia. Se tienen que ir de sus casas".

Una confesión que sorprende, pero más compartida de lo que esperamos y que genera debate entre los propios vecinos del pueblo: "Si preguntas a 9 de cada 10 vecinos no les gusta esto porque tampoco se reinvierte todo como debería". Y es que a veces, el premio no está en la cantidad, si no en la calidad.

Y en plena discusión, surge una conclusión: "Ahora mismo, un pueblo de 2.000 habitantes no está preparado para recibir a 20.000 personas. Como esto vaya a más no sé si tendrán que buscar otro sitio". Una solución que no sería positiva porque Bagà necesita los ingresos que se generan.

Tras haber visto las victorias de Jonathan Albon y Anna Ongaro (100K), Miquel Corberá y Marta Pérez (42K), y María La Chica y Killian Allaire (24K), hacemos las maletas y nos marchamos, enamorados de Bagà, de su gente, de la Salomon Ultra Pirineu y de esa salida tan icónica frontales al viento. Y confiados en que todos se pondrán de acuerdo para salir ganando de esta alianza.