Ruth Beitia durante la final de salto de altura de Portland.

Ruth Beitia durante la final de salto de altura de Portland. Mike Blake Reuters

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Ruth Beitia, la incombustible: plata en los Mundiales indoor

Un salto de 1,96 metros le da su cuarta medalla a nivel mundial, duodécima en el global de su carrera, en Portland.

20 marzo, 2016 22:56

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A sus 36 años, Ruth Beitia continúa siendo una chiquilla. Al menos, en ilusión, pues la mejor atleta española de la historia no se cansa de lograr éxitos sobre el tartán. Sus ojos mantienen el brillo del primer día, siempre dispuesta a alcanzar la gloria en el salto de altura. El último logro de la trayectoria de la atleta cántabra ha sido una medalla de plata que le supo a oro en los Mundiales indoor de atletismo de Portland.

Tan sólo la estadounidense Vashti Cunningham, 18 años más joven que la cántabra, pudo apaciguar el hambre de Beitia, que no deja de saltar cada vez más y más alto. Esta vez, se quedó en 1.96 metros. Cunningham, prometedor futuro de la altura, también dejó la varilla en esa altura, pero no cometió ningún fallo y eso le dio el oro. La polaca Kamila Licwinko -defensora del título- y la lituana Airine Palsyte también superaron el 1.96, marcando un hito en la disciplina: la peor marca histórica de una campeona en la historia de la competición.

A dos semanas de cumplir los 37, Beitia, plusmarquista mundial de veteranos con 1,98, es ya, junto con "El Expreso de Maputo", que así se le llamó a la ochocentista mozambiqueña María Mutola, la atleta que más Mundiales bajo techo ha disputado. Hace quince años, en Lisboa, debutó con un séptimo puesto y un salto de 1,93.

Desde entonces, Ruth no ha faltado nunca a la gran competición invernal, en la que ya tenía una medalla de plata (Doha 2010) y dos bronces (Moscú 2006 y Sopot 2014). La de este domingo era su octava final. Sólo se perdió la de Budapest 2004, donde cayó en la calificación con 1,93.

Llegaba a Portland en su mejor momento de la temporada, en el segundo puesto del ránking mundial del año después de haber saltado 1,98 en los campeonatos de España. Se quedó a un sólo centímetro de la revelación del año, precisamente la júnior estadounidense Vashti Cunningham, a quien dobla en edad.

Beitia celebra su medalla de plata con Licwinko y Cunningham.

Beitia celebra su medalla de plata con Licwinko y Cunningham. Mike Blake Reuters

La final directa, sin rusas tras la inhabilitación de la IAAF a la Federación de ese país por corrupción y dopaje masivos, ofrecía un atractivo enfrentamiento entre dos singulares plusmarquistas mundiales: la española tiene el récord del mundo de mayores de 35 años, la estadounidense el de menores de 20.

Las once finalistas superaron las dos primeras alturas (1,84 y 1,89). Las despedidas comenzaron en 1,93, altura que eliminó a tres saltadoras. Cunningham continuó su impecable concurso: 1,96 a la primera. Beitia necesitó dos saltos, pero lo hizo y se colocó segunda entre las cuatro supervivientes. Con el listón en 1,99, las cuatro fallaron sus tres intentos. "Que nadie piense que porque no vayan las rusas será más fácil", había advertido Beitia en declaraciones a EFE.

En efecto, allí estaban, además de la joven norteamericana, la defensora del título, la polaca Kamila Licwinko, que llegaba con una marca de 1,97; la lituana Airine Palsyte, con igual registro, y la italiana Alessia Trost, invicta este invierno, que derrotó a Ruth en la reunión de Madrid y buscaba su primera medalla internacional sénior.

La colección de medallas de Ruth Beitia incluye, al aire libre, una mundial (bronce en Moscú 2013) y dos europeas (oros en Helsinki 2012 y Zúrich 2014). En pista cubierta, atesora cuatro preseas mundiales (plata en Doha 2010 y Portland 2016, bronces en Moscú 2006 y Sopot 2014) y cuatro continentales (oro en Gotemburgo 2013, platas en Madrid 2005, Turín 2009 y París 2011, y bronce en Birmingham 2007).

Beitia celebra su plata en los Mundiales de Portland.

Beitia celebra su plata en los Mundiales de Portland. Mike Blake Reuters