Marc Márquez, durante el Gran Premio de Indonesia.

Marc Márquez, durante el Gran Premio de Indonesia. EUROPA PRESS

MotoGP

Marc Márquez y un riesgo cero con su lesión: "Si no se respetan los tiempos de cicatrización, puede ser insalvable"

EL ESPAÑOL habla con Ángel Hernández, Jefe de Servicio de Traumatología del Hospital HM Torrelodones para hablar sobre la recuperación del piloto español.

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La paciencia médica ha vencido a la prisa deportiva. Marc Márquez pasó por el quirófano tras constatar que el tratamiento conservador en su hombro derecho después de su caída en Malasia no ofrecía garantías suficientes de estabilidad.​

La decisión marca un cambio radical: anteponer la seguridad biológica al calendario. Con el título mundial ya conseguido, puede permitirse la prudencia que antes le era imposible.​ Una declaración que refleja el compromiso público con la paciencia. El objetivo principal de 2025 se cumplió antes de la caída, eliminando cualquier presión para acelerar el regreso.

La sombra de 2020 planea sobre cada decisión médica de Márquez. Su intento de regresar cuatro días después de la primera operación se convirtió en un error histórico.​

Aquella reducción le costó toda la temporada y tres operaciones adicionales. Una fractura simple se transformó en un calvario de años que redefinió su relación con las lesiones.​

La experiencia enseñó que los tiempos biológicos no entienden de calendarios deportivos. Su brazo derecho, intervenido cuatro veces, se convirtió en recordatorio permanente de los riesgos de acelerar.​

Nuevo 'modus operandi'

Esta vez la estrategia es diametralmente opuesta: no hay prisa ni fecha estipulada. La lección del pasado pesa más que cualquier tentación competitiva inmediata.

Inicialmente, el equipo médico apostó por tratamiento conservador: reposo absoluto, inmovilización completa y seguimiento exhaustivo. Esta estrategia busca consolidación natural sin intervención quirúrgica.​

Tras una semana de inmovilización, las pruebas revelaron signos insuficientes de estabilización. La fractura de coracoides y el daño ligamentario no evolucionaban favorablemente.​ La falta de progreso en las alarmas médicas aumentó. Mantener el tratamiento conservador podría derivar en inestabilidad residual, comprometiendo la funcionalidad del hombro a largo plazo.

La decisión quirúrgica no fue improvisada sino contemplada desde el diagnóstico inicial. El cambio respondía a criterios médicos: prevenir complicaciones futuras y garantizar la estabilidad articular.​

La lesión afecta estructuras fundamentales para la estabilidad del hombro. La fractura de coracoides compromete uno de los puntos de anclaje más importantes del complejo músculo-ligamentoso.​

El daño en ligamentos acromioclaviculares altera la biomecánica completa de la articulación. Para un piloto de MotoGP, estas estructuras soportan fuerzas extremas durante frenadas y vibraciones.

La estabilidad no solo debe ser funcional para la vida diaria sino resistir las demandas específicas del pilotaje de élite. La tolerancia al riesgo es nula. Cualquier inestabilidad residual podría traducirse en nuevas lesiones o limitaciones de rendimiento. De ahí que la decisión quirúrgica fuera la única opción viable a largo plazo.

Las claves de la recuperación

Ángel Hernández, Jefe de Servicio de Traumatología del Hospital HM Torrelodones, explica la decisión en una conversación con EL ESPAÑOL.

"Han esperado a realizar una evaluación completa de la estabilidad del hombro, según los resultados de las pruebas y la exploración clínica. Si el hombro resulta inestable y no se opera ahora, podría ser necesario intervenir más adelante, pero el resultado sería peor, el procedimiento más complejo y la recuperación más lenta".

La intervención quirúrgica busca dos objetivos fundamentales: fijación mecánica de la fractura y reparación de tejidos blandos. Ambos procesos requieren tiempo biológico específico e inmutable.

"Para valorar el éxito, es necesario comprobar que la coracoides se haya consolidado si se ha fijado con tornillos, y que la reparación ligamentosa haya cicatrizado correctamente".

"Los deportistas de élite, como Marc, cuentan con una musculatura privilegiada que les permite recuperarse más rápido, además de disponer de profesionales altamente cualificados. Sin embargo, los tiempos biológicos de cicatrización deben respetarse, ya que son insalvables".

Esta advertencia marca la diferencia entre recuperación funcional y biológica. La musculatura puede recuperar fuerza relativamente rápido, pero la consolidación ósea y la cicatrización ligamentosa siguen ritmos inmutables.

Forzar estos plazos no acelera la curación sino que compromete la calidad del resultado final. La biología impone sus propios tiempos, ajenos a cualquier consideración deportiva.

Cambio de mentalidad

El tono del mensaje tras la operación refleja un cambio de mentalidad evidente. Frente a la épica del dolor, abraza ahora la disciplina del método.​

Esta evolución representa madurez competitiva que trasciende lo deportivo. No hay prisa y la prioridad es recuperarse como es debido, aplicando las lecciones del pasado.​ La advertencia sobre tiempos biológicos cobra especial relevancia en el contexto de la carrera de Márquez. "Si no se respetan los tiempos de cicatrización, puede ser insalvable".

No es frase vacía sino traducción médica de lo ya experimentado. Cuando se fuerzan los procesos naturales, las consecuencias pueden ser irreversibles o requerir intervenciones complejas.

Marc Márquez abraza la Torre de los Campeones de MotoGP, en el circuito de Motegi.

Marc Márquez abraza la Torre de los Campeones de MotoGP, en el circuito de Motegi. Reuters

En términos deportivos, esto representa riesgo inadmisible. La recuperación precipitada podría derivar en inestabilidad crónica, pérdida de fuerza o compromiso del rendimiento a largo plazo. Para un piloto que compite al máximo nivel, estas secuelas representarían el final prematuro de su capacidad competitiva. La estrategia del riesgo cero protege el futuro deportivo.

La decisión de operar tras constatar la insuficiencia del tratamiento conservador representa la aplicación práctica del concepto "riesgo cero". No se trata de evitar la cirugía sino de tomar la decisión médicamente adecuada.

Esta estrategia reconoce que la verdadera ambición deportiva consiste en volver en las mejores condiciones posibles, no cuanto antes. Con el título asegurado, puede permitirse la paciencia.

El enfoque actual contrasta con la urgencia de 2020, cuando la presión por defender el título llevó a decisiones que comprometieron años de competición. Ahora, liberado de esa presión, puede aplicar la lección más valiosa: la mejor forma de volver pronto y fuerte es no volver antes de tiempo.