Fernando Alonso celebra su podio en 2023 en el Gran Premio de Arabia Saudí

Fernando Alonso celebra su podio en 2023 en el Gran Premio de Arabia Saudí Reuters

F1

Arabia Saudí pone la Fórmula 1 en su punto de mira: comprar Aston Martin, la última pieza de un puzle mucho más grande

Las palabras de Khalid bin Sultan Al-Faisal anticipan un movimiento decisivo del país árabe para liderar el Mundial desde dentro del paddock.

Más información: Aston Martin ya es el peor coche de la F1: los mismos problemas del pasado y todos los huevos puestos en la cesta de 2026

Publicada

"No me sorprendería ver un equipo saudí en la Fórmula 1". La frase, pronunciada hace solo unos días por Khalid bin Sultan Al-Faisal, presidente de la Federación Saudí de Automovilismo y Motociclismo, no fue una ocurrencia ni una especulación gratuita.

Fue una declaración de intenciones. Arabia Saudí, que ya ha colonizado varios frentes del automovilismo mundial, se prepara para dar el paso definitivo: comprar una escudería y asumir el control total de un equipo del Gran Circo.

Y todas las señales apuntan a un nombre: Aston Martin.

Mike Krack, con el monoplaza con el '14' de Fernando Alonso de Aston Martin y los patrocinadores de Arabia Saudí

Mike Krack, con el monoplaza con el '14' de Fernando Alonso de Aston Martin y los patrocinadores de Arabia Saudí Aston Martin

Un camino ya construido

La afirmación del príncipe Khalid no surge de la nada. Arabia Saudí lleva años insertándose en el ecosistema de la Fórmula 1 con una estrategia milimétrica y ambiciosa.

Comenzaron en 2021 con la organización del Gran Premio en Jeddah, firmaron un contrato hasta 2027 y ya tienen previsto llevar a cabo un nuevo Gran Premio en el futurista circuito de Qiddiya a partir de 2028.

Un trazado urbano con una curva que superará los 70 metros de altura y que ha dejado boquiabiertos incluso a pilotos como Fernando Alonso.

Además, el país ha extendido sus intereses más allá de los circuitos. Aramco, la petrolera estatal, no solo es patrocinador global de la F1, sino también nombre principal del equipo Aston Martin.

Y el poderoso fondo soberano saudí (PIF) ya posee participaciones relevantes tanto en el fabricante de coches Aston Martin Lagonda como en otros proyectos deportivos como McLaren o el Newcastle United.

Arabia Saudí no ha llegado a la Fórmula 1 como un simple socio comercial. Ha llegado para quedarse y para mandar. Y lo hace con una de sus armas más eficaces: el dinero.

Aston Martin, la clave

El vínculo entre Arabia Saudí y Aston Martin va mucho más allá del patrocinio. Desde 2022, Aramco forma parte del nombre del equipo británico y también participa en proyectos técnicos para el desarrollo de combustibles sostenibles y lubricantes de alta competición, claves para el nuevo reglamento de la F1 en 2026.

Pero hay más. Aston Martin Lagonda, la firma de automóviles de lujo, ha reducido recientemente su implicación directa con la escudería de F1, vendiendo sus acciones a Lawrence Stroll, lo que les ha dejado con un rol meramente simbólico como patrocinador.

Este movimiento, lejos de debilitar al equipo, ha allanado el terreno para una posible venta total. Stroll, que llegó a la F1 comprando Force India en 2018, parece cada vez más cerca de dejar paso a nuevos propietarios.

Aunque ha negado en repetidas ocasiones su intención de abandonar el proyecto, su influencia se diluye con cada nueva entrada de capital. Y Arabia Saudí ya ha sonado con fuerza como posible comprador, con una oferta cercana a los 1.000 millones de dólares sobre la mesa.

La presencia saudí, aunque todavía no formalizada como propietaria, es ya omnipresente en Aston Martin F1. Desde el nombre hasta los colores del monoplaza, pasando por la estrategia a medio plazo, todo huele a Riyadh. La compra solo sería una formalidad.

Verstappen, el golpe maestro

El posible fichaje de Max Verstappen podría actuar como catalizador para cerrar la operación. La salida del tricampeón del mundo de Red Bull ya no es un tabú, y si Aston Martin quiere pujar por él, necesitará una inyección económica de proporciones gigantescas.

Arabia Saudí, con su músculo financiero, sería el socio ideal para liderar ese movimiento.

La llegada de Verstappen implicaría además la salida inevitable de Lance Stroll, cuyo rendimiento ha quedado muy por debajo del de Fernando Alonso.

Y sin su padre al frente del equipo, el piloto canadiense no tendría el escudo protector que lo ha mantenido en la parrilla. Es el escenario perfecto: Max entra, Lance sale, y Arabia Saudí completa su conquista de la F1.

Apoyo en el paddock

Las palabras del príncipe Khalid no fueron improvisadas. Respondían a un contexto donde Arabia Saudí ya es imprescindible para el Mundial, tanto por lo que aporta económicamente como por su capacidad de transformación.

"Si compramos un equipo, será para hacerlo rentable y competitivo", dijo, en una frase que define con claridad el enfoque saudí: inversión con retorno, marketing global y posicionamiento geopolítico.

Desde Liberty Media hasta la FIA, la figura de Arabia Saudí gana cada vez más legitimidad. La apertura hacia nuevos equipos, el interés de Cadillac y la regulación que permite hasta 26 coches en parrilla dejan espacio suficiente para una nueva estructura... o para la absorción de una existente.

Pero a diferencia del proyecto americano, que generó resistencias, un equipo con respaldo saudí podría tener el camino mucho más allanado.

Arabia Saudí, a por todo

El proyecto del circuito de Qiddiya resume la filosofía saudí: espectáculo, innovación, tecnología y poder.

Diseñado por expertos, promovido con cifras astronómicas y llamado a sustituir a Jeddah en el calendario, representa la consolidación de Arabia Saudí como epicentro del automovilismo moderno. Pero falta una pieza: un equipo propio.

Aston Martin es la opción lógica y simbólica. Tiene una base técnica consolidada, cuenta con Fernando Alonso como figura icónica, y en 2026 sumará a Honda como proveedor de motores. El marco está preparado. Solo falta el movimiento que transforme el statu quo.

Arabia Saudí ha dejado de ser un actor secundario. Ahora quiere ser protagonista absoluto. Y no lo esconde. Con Aramco, Qiddiya, Verstappen y cientos de millones listos para ser invertidos, el asalto al paddock está más cerca que nunca.

La Fórmula 1 está a punto de asistir a un cambio histórico. El equipo verde de Silverstone puede pasar en poco tiempo a ser el equipo verde de Riad.

Con más ambición, más dinero y una estrategia que trasciende lo deportivo. Porque para Arabia Saudí, esto no va solo de ganar carreras: va de dominar un espectáculo global. Y lo están consiguiendo.