Shane Lowry celebra el punto definitivo para Europa en la Ryder Cup.

Shane Lowry celebra el punto definitivo para Europa en la Ryder Cup. REUTERS

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Europa consigue retener el título de la Ryder Cup tras una última jornada de infarto

Un golpe de Shane Lowry fue definitivo en un domingo en el que Estados Unidos llegó a amenazar con una remontada histórica (13-15).

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Europa sigue mandando en el mundo. Al menos en el golf. El Viejo Continente consiguió retener el título de la Ryder Cup en territorio enemigo después de culminar la gesta en una última jornada de auténtico infarto.

Europa llegó a la jornada definitiva con una diferencia sideral (4,5-11,5) después de la exhibición del sábado. Parecía, por lo tanto, que quedarse con la Ryder iba a ser pan comido en los encuentros individuales del último día, pero todo empezó a torcerse muy pronto.

Estados Unidos, lejos de bajar los brazos, demostró estar muy vivo. La enorme dificultad del marcador no atenazó a los norteamericanos, que comenzaron a desequilibrar la balanza a su favor partido tras partido. 

Cameron Young se impuso a Justin Rose y Justin Thomas remontó ante Fleetwood para empezar a apretar las cosas. DeChambeau y Fitzpatrick empataron en su cara a cara, pero Europa ya tenía la mosca detrás de la oreja. 

Por si fuera poco, McIlroy también cedió ante Scheffler, así que todo estaba cada vez más apretado. 

En esas llegó la única victoria europea de un día que pudo ser negro. El triunfo de Ludvig Äberg sobre Patrick Cantlay fue una bocanada de aire fresco para el bando del Viejo Continente. Un espaldarazo que al menos servía para ganar en tranquilidad. 

Justin Rose, en la última jornada de la Ryder Cup.

Justin Rose, en la última jornada de la Ryder Cup. EFE

Sin embargo, los marcadores siguieron tiñéndose de rojo a favor del bando norteamericano. Rahm cayó de manera clara ante Schauffele y Straka no pudo evitar la debacle ante Spaun. Más leña para la remontada estadounidense.

Con Hojgaard también perdiendo ante Griffin, las miradas se centraron en la gran esperanza de Shane Lowry. El irlandés ganó el último hoyo para empatar su partido ante Henley y de esta forma obró el golpe definitivo que le dio el título de nuevo a Europa. 

Lo celebró con una gran rabia, como si todo el nerviosismo acumulado del día en el bando europeo lo hubiera concentrado él sobre sus hombros. El medio punto de Hatton fue el final de fiesta perfecto para Europa, mientras que MacIntyre cerró el último partido con un nuevo empate.