Sergio León celebra su gol en el partido Real Betis - Eibar.

Sergio León celebra su gol en el partido Real Betis - Eibar. EFE

1ª División

El Betis de Setién ya se lo cree: quinto en Liga, por delante del Sevilla

El conjunto andaluz gana con facilidad al Eibar (2-0) y se asienta en puestos europeos. Saca tres puntos al eterno rival, que fue goleado en Vigo (4-0).

7 abril, 2018 20:46

El Betis este año es como una noche de Feria de Sevilla, que arranca el próximo sábado. Puro frenesí. Por el momento, con su victoria de esta tarde ante el Eibar (2-0), el equipo de las trece barras dormirá quinto en la clasificación.

Y ahí permanecerá hasta que juegue su perseguidor inmediato, el Villareal, que se enfrenta al Athletic este lunes. Una posición, la quinta, inimaginable al inicio de campeonato para los béticos. Con el añadido de que les llevan tres puntos al Sevilla FC, que arrastró hasta Balaídos la depresión de la derrota ante el Bayern en Champions.

De la mano del técnico Quique Setién el Betis ha dejado de ser ese conjunto ramplón y deprimido de los últimos años. Ahora es vértigo, riesgo. Una sevillana. Y con la Europa League a tiro.

Arrancó gris, como el cielo de Sevilla durante todo el día. Durante los primeros 10 minutos, el equipo armero tuvo el control del partido. Aunque no llegó a crear ocasiones de gol claras, el Eibar se sentía cómodo con el balón e impedía que el Betis lo sacase con claridad.

Setién sacó de inició a Sergio León en punta. El ex de Osasuna había perdido protagonismo en las últimas semanas por la irrupción del canterano Loren. Pero este sábado fue titular. Y respondió con gol a la confianza de su entrenador.

En el minuto 20 de partido, algo escorado hacia el perfil derecho, se metió en el área y se plantó frente a Dimitrovic. Sin hueco por el palo corto, el delantero verdiblanco usó el exterior de su pierna derecha para cruzar el balón al palo contrario y sellar el uno a cero. Fue un gol de nueve moderno: rápido, de los que buscan la espalda de los centrales y definen con solvencia.

La primera parte terminó con el Eibar colgado del larguero. Nunca más se soltó. Cinco minutos después del descanso, tras una jugada por banda derecha del Betis, Arbilla, del Éibar, metía el pie dentro del área pequeña ante un centro atrás del lateral diestro del conjunto hispalense. El balón, llorando, besó la red por segunda vez en el encuentro.

El marcador ya no se movió más. Aunque el Betis tuvo ocasiones para una victoria más abultada, Dimitrovic y la suerte consiguieron que el Éibar no se fuera con un sofocón de aúpa hasta tierras vascas.