Pep Guardiola en el partido frente al Everton de Koeman.

Pep Guardiola en el partido frente al Everton de Koeman. Reuters

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Guardiola busca escapar de su primera crisis en el Camp Nou

Pep regresa a Barcelona tras tres empates consecutivos. El partido examina la solidez del proyecto de su nuevo Manchester City.

19 octubre, 2016 01:17

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De pocas cosas se podrá quejar a estas alturas Pep Guardiola. Reconocido y elogiado mundialmente, el técnico catalán es una figura indiscutible en el mundo del fútbol. Y para engrandecer esa figura optó por un equipo que le viene perfecto. El City, en todos los aspectos, está hecho mucho más a su medida que el Bayern. El primer paso para convertirse en un entrenador top, como diría su íntimo enemigo, lo tiene este miércoles (20:45 horas) en su casa.

Quién le iba a decir a Guardiola que su proyecto, casi a la semejanza del antiguo, tuviera su primera revalida allí donde triunfó. Al fin y al cabo, Pep sigue viviendo de aquellos años gloriosos en Barcelona, una vez que en Alemania se hinchó a Bundesligas, pero se quedó bastante atrás en Europa. Ahora tiene que inventar en Inglaterra y en ello está. El duelo ante su Barça le llega en el peor momento, aunque ni mucho menos malo ni dramático.

Es indudable que el arranque de Guardiola en el City ha sido muy bueno, pero también tiene su parte de trampa. Excepto en el duelo ante el Manchester United, que ganó tras una primera parte primordial, pero con una segunda mitad en la que sufrió por momentos, ha tenido un calendario cómodo, con ningún rival a su altura: Sunderland, Steaua Bucarest (dos veces, en la previa de la Champions), Stoke City, West Ham, Mönchengladbach, Bournemouth, y Swansea (dos veces, en Premier y EFL Cup). Pero en el momento en el que les llegó dos equipos de zona alta, como Tottenham y Everton, pincharon. Ante los londinenses cayeron en un partido en el que Pochettino anuló tácticamente a Pep (2-0) y ante los de Liverpool empataron (1-1) después de fallar dos penaltis, ambos de Agüero. Entre medias, el empate en Glasgow ante el débil Celtic (3-3) en Champions que les complica muy seriamente su pase como primeros de grupo. Bien es verdad que tras ocho jornadas en Premier está mejor que el año pasado, aunque solo un punto por encima (19 por 18) ante el considerado desastroso City de Pellegrini. Eso le vale para ser líder, empatado a puntos con el Arsenal.

El proyecto, a examen

Por eso el partido del Camp Nou es ya un examen para Guardiola, principalmente por dos razones. La primera, porque si pierde finiquitará prácticamente sus opciones de primer puesto de grupo, ya que el Barcelona se iría a cinco puntos de distancia, con solo nueve en juego (actualmente los culés lideran con seis puntos, por cuatro de los ingleses). Aunque la realidad es que este año el segundo puesto no es un trauma como en otras ocasiones, ya que al haber tres grupos en Champions más flojos (B, E y G) provoca que los primeros de esos grupos (en estos momentos Nápoles, Mónaco y Leicester) sean muy inferiores al City. Eso sí, tiene el riesgo de que pueda tocarle el Dortmund/Madrid, Bayern/Atlético, Juventus o PSG.

Pero el encuentro de este miércoles tiene un componente más importante en el aspecto de solidez del proyecto. Es el primer gran partido de la era Guardiola en Manchester, el duelo que más se exportará al extranjero de los que lleva entrenados allí, en el que mejor se puede ver en qué fase se encuentra. Mejor rival para medir esto no hay, en una lucha entre el pasado y el presente, el Barcelona que Pep cambió para siempre y el City que quiere ser un calco a ese Barça. Y puede marcar el futuro, como primer salto tras el Camp Nou el duelo, esta vez a un partido solo, contra el United de Mourinho.

En Manchester no hay críticas porque Guardiola ha cambiado por dentro y fuera la idiosincrasia del equipo. Ya coge forma de un estilo propio, dejando atrás las improvisaciones características de los últimos años y se ve un equipo con ideas. Hay un brusco cambio en lo táctico, pasando de los dos pivotes de Pellegrini a uno, con Fernandinho como protagonista y las figuras de Silva y De Bruyne como enlaces entre el centro del campo y el ataque, monopolizado por Agüero y acompañado generalmente por Nolito y Sterling. El juego, por supuesto, pasa por empezar a amasar el balón desde la defensa e incluso con Bravo, un portero con buen juego de pies reclutado precisamente para esta causa por Pep. Los abultados datos de posesión que caracterizaron a Guardiola en Barcelona y Múnich también comienzan a ser ya típicos en los partidos del City. Pero para todo ello ha tenido que gastar 215 millones de euros, el equipo que más dinero ha empleado en un verano.

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En el Camp Nou Guardiola revivirá un fracaso colectivo como entrenador, ante en el que en tres años no pudo hacer frente. Sus visitas a España con el Bayern, una por año, y todas en semifinales de Champions, dejaron hueco a Pep. En tres temporadas consecutivas fue incapaz de sacar algo positivo ante los tres grandes de España y todos ellos con estilos diferentes. Primero le atropelló el Madrid, humillándole en Múnich con el famoso 0-4 que daba el paso a los madridistas a la final de la Champions 12 años después. Antes había perdido 1-0 en el Bernabéu. Al año siguiente, y con el morbo de su vuelta al Camp Nou, Guardiola también se fue escaldado con un abultado 3-0 que anuló cualquier opción de emoción en la vuelta. Fue el día que Messi sentó a Boateng y que Luis Enrique se doctoró ante un Guardiola empequeñecido que tuvo que aguantar un baño de goles en tan solo 15 minutos ante el que nada supo hacer para cerrar la hemorragia. Por último, en mayo de este 2016, tampoco pudo Pep con el que le faltaba, el Atlético. Fue la vez que lo tuvo más cerca, pero chocó ante otro recital en el banquillo de Simeone, que aguantó en el Allianz de forma heroica. Tras tres derrotas consecutivas ante tres equipos y tres estilos diferentes, Guardiola perdió ese aura que le venía acompañando.

Es por ello que la vuelta al Camp Nou de Guardiola no produce tanta expectación ni morbo como en 2015, aunque su presencia siempre da para una reflexión en el Barça. Como reconocía Piqué, "Pep Guardiola nos marcó a todos", porque "hubo un antes y un después con él". Pero ya han pasado más de cuatro años de su adiós y los culés no solo han sobrevivido a su ausencia, sino que se han reinventado, ganando todo otra vez con un estilo similar pero retocado, casi perfeccionado, sabiendo jugar al tiki-taka pero también a la contra, ganando de todas las formas y teniendo distintas variantes.

Para Luis Enrique, que se niega a ver el partido como un derbi de entrenadores, aunque es indudable las semejanzas que tiene con Guardiola, el Manchester City tiene "la esencia de lo que queremos nosotros. Pep tienen una incidencia bestial en su equipo desde la pretemporada". El asturiano recupera a la MSN de inicio para el que también es su gran examen hasta que llegue el Madrid.

Guardiola y Luis Enrique, cuando coincidieron en Barcelona.

Guardiola y Luis Enrique, cuando coincidieron en Barcelona. EFE

El destino ha querido que Guardiola regrese al Camp Nou con el City, aquel equipo al que vio en este estadio desde la grada en 2015 y con el que dejó una de las imágenes más recordadas: manos en la cabeza, asombrado, ante el caño que Messi le hacia a Milner. Aquel día estaba acompañado por su padre y su inseparable Manel Estiarte. Esta vez estará más abajo y luchando contra Messi. Ya puede ocultar si se asombra, aunque el objetivo será otro. Guardiola vuelve al Camp Nou del que solo puede salir de dos formas: tocado o reforzado.

La visita es más ilustre todavía. Será la primera que pise el Camp Nou como figura política, una vez que se presentó en las listas de Junts pel sí en las últimas elecciones catalanas. Afortunadamente para él este miércoles va como entrenador de fútbol, en lo que tiene más opciones de salir ganando.