Fernando Gómez Colomer, en una comparecencia pública.

Fernando Gómez Colomer, en una comparecencia pública. CD CASTELLÓN

Fútbol

Fernando (60), leyenda del Valencia, sobre su gestión de los fichajes: "Me gasté 40 millones de euros en 14 jugadores"

El exjugador del club che también fue director deportivo entre 2008 y 2010, una época mucho más feliz que la actual para el conjunto valencianista.

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Alberto Marcos
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Fernando Gómez Colomer es uno de los grandes nombres de la historia del Valencia CF. Un centrocampista de enorme talento, capitán y el jugador que más partidos oficiales ha disputado en la historia del club con más de medio millar entre mediados de los 80 y finales de los 90.

Su figura quedó unida para siempre al número 10 y a una generación de aficionados que lo identifican como sinónimo de valencianismo y fidelidad a unos colores.

Tras colgar las botas, Fernando dio el salto a los despachos para convertirse en director deportivo del Valencia CF, tratando de aprovechar su profundo conocimiento del club y del mercado futbolístico. Ocupó ese cargo entre 2008 y 2010, época en la que el club che competía con los mejores.

En esa etapa, Fernando fue el responsable directo de la planificación deportiva y gestionó la parcela de fichajes. Dentro de las estrecheces económicas del club, se apostó por una mezcla de jugadores contrastados y futbolistas con potencial de revalorización, buscando mantener al equipo competitivo y, a la vez, generar plusvalías futuras mediante ventas.

El propio Fernando explicó en Jot Down su gestión con las incorporaciones: "Me dejó trabajar -en referencia a su presidente Manuel Llorente-. Dentro de los controles económicos, se fichó a quien quise y yo lo negociaba todo. Las ventas las negociaba él".

En cuanto a las incorporaciones, dio datos precisos: "Creo que me gasté cuarenta millones de euros en catorce jugadores, y sólo Soldado ya costó diez. A Soldado lo fichó un par de días después de despedirme a mí, pagando la cláusula", comentó.

Un equipo puntero

El Valencia logró mantenerse en la parte alta de La Liga, pelear por plazas de Champions y sostener un nivel competitivo notable pese a las dificultades financieras que arrastraba la entidad. Fueron años en los que el club encadenó clasificaciones europeas y resultados que, vistos desde el presente, se valoran aún más por el contexto de inestabilidad institucional.

Pese a su condición de leyenda del club y al trabajo realizado desde la dirección deportiva, la relación de Fernando Gómez Colomer con Manuel Llorente, presidente del Valencia, fue derivando en una tensión creciente.

Las decisiones sobre ventas importantes, las presiones económicas externas y las diferentes visiones sobre el rumbo del proyecto fueron erosionando la confianza entre las partes hasta hacer la situación insostenible.

Ese desgaste acabó desembocando en su destitución como director deportivo, un desenlace especialmente doloroso por el vínculo sentimental que le unía a la entidad y a la afición.

"Llorente me dijo que me echaba por motivos económicos. Y le dije: 'Manolo, me echas porque no te gusto'. Hubo ahí un pequeño… Nada, cuatro o cinco minutitos de disputa. Y punto final, no hay que darle más bombo a las cosas", relató Fernando.

Un mito

Fernando desarrolló prácticamente toda su carrera profesional en el Valencia CF. Lideró al equipo en etapas muy distintas, desde años de dificultades deportivas hasta temporadas en las que el club volvió a competir por la parte alta de la tabla.

Su peso en el vestuario y en Mestalla se explica tanto por sus cifras -más de 550 partidos oficiales y más de 100 goles, una marca extraordinaria para un centrocampista- como por su rol de líder técnico y emocional del equipo.

Con el paso del tiempo su récord de partidos se consolidó como uno de los grandes hitos estadísticos del club, y todavía hoy se le sigue citando como el eterno '10' y uno de los grandes símbolos de la entidad de Mestalla.

Un Valencia en crisis prolongada

Desde hace varias temporadas el Valencia vive una profunda crisis deportiva e institucional. Problemas de gestión, protestas reiteradas de la afición, cambios constantes en los banquillos y plantillas confeccionadas muy por debajo del nivel histórico del club, todo ello bajo la dirección de Peter Lim.

La amenaza recurrente del descenso, la pérdida de peso en competiciones europeas y el distanciamiento entre la grada y la propiedad han convertido Mestalla en un símbolo de descontento, muy lejos de los años en los que, con Fernando primero en el campo y luego en los despachos, el objetivo natural era pelear por Europa cada temporada.

Mientras la hinchada del Valencia sigue clamando cada semana por la marcha de Peter Lim, el dueño, desde Singapur, apenas da señales de vida y sigue al frente de un club histórico venido a menos por la aparición de las SADs y por la nefasta gestión.