La tormenta eléctrica obliga a detener el partido entre el Chelsea y el Benfica.

La tormenta eléctrica obliga a detener el partido entre el Chelsea y el Benfica. Reuters

Fútbol

La alerta que mantiene en vilo al Mundial de Clubes: récord de partidos suspendidos en cualquier torneo de la FIFA

Hasta seis partidos han sufrido importantes parones debido a las tormentas eléctricas, lo que obliga a activar el protocolo de evacuación del estadio.

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Si bien el Mundial de Clubes organizado por la FIFA está siendo un éxito por la atracción de los partidos entre equipos de distintos continentes, la climatología está empañando una competición que ha sufrido la suspensión de hasta seis partidos debido a la presencia de tormentas eléctricas.

El último fue el que enfrentó al Benfica ante el Chelsea en el Bank of America Stadium de Charlotte, en Carolina del Norte. El encuentro comenzó el sábado a las 22:00 hora española y terminó a las 2:39 de la madrugada del domingo. Cinco horas de partido.

Para el equipo portugués era la segunda vez que estaba implicado en este suceso, puesto que también le pasó contra Auckland City en la fase de grupos, en aquella ocasión la interrupción duró dos horas y media. Y es que la suspensión de partidos por tormenta eléctrica se ha vuelto una constante en este torneo.

No es algo inusual en determinados lugares de Estados Unidos, un país que también albergará el Mundial el año que viene, en 2026. Lo que ha provocado la preocupación de algunos entrenadores por perjudicar el espectáculo, entre los que se encuentran Enzo Maresca, técnico del Chelsea.

"Si seis o siete partidos son suspendidos, esto es un chiste. Yo entiendo que por seguridad se tengan que parar los encuentros, pero si pasa muy seguido, entonces creo que no es el lugar correcto para realizarse el torneo" señaló en la rueda de prensa tras el encuentro ante el Benfica.

Un récord negativo

El Mundial de Clubes sufrió su sexto partido suspendido por tormenta eléctrica, imponiendo un récord en cualquier torneo organizado por FIFA. El único estadio que ya había vivido este tipo de acontecimientos era el Exploria de Orlando, aunque ahora ha contagiado a otros Estados.

Tras el partido entre el Benfica y el Chelsea, Arsène Wenger, jefe del Grupo de Estudio Técnico de la FIFA, valoró este tema ante MARCA: "No hay mucha solución para eso. Desde el momento en el que FIFA decide organizar un Mundial en Estados Unidos, este país tiene sus reglas y la seguridad de los jugadores está por encima de todo".

Según la normativa vigente, tras un rayo o relámpago en ese radio, se vacía el estadio, los jugadores retornan a vestuarios y se inicia un conteo de 30 minutos sin actividad eléctrica en el perímetro antes de reanudar. Si ocurre un nuevo impacto dentro del radio, el reloj se reinicia.

Una vez cumplida la espera, se permite un calentamiento breve de entre 5 y 10 minutos, indispensable para garantizar que los jugadores estén preparados antes de reanudar el partido.

Si la demora se extiende más allá de 45-60 minutos, la continuidad del encuentro pasa a evaluación de los organizadores y técnicos, e incluso puede ser pospuesto o reprogramado.

El criterio del radio de 12 kilómetros (8 millas) no es arbitrario: estudios científicos muestran que los rayos pueden caer hasta 16 kilómetros de distancia (10 millas) del núcleo de la tormenta, por lo que la normativa se basa en proteger tanto a jugadores como a aficionados de descargas "a la deriva".

El protocolo de descargas eléctricas

Detección: sensores avanzados o sistemas de detección ambiental localizan descargas en el radio de 8 millas.

Suspensión automática: el partido se detiene, estadio evacuado.

Conteo de seguridad: 30 minutos desde el último rayo registrado (reiniciado cada vez que hay uno nuevo).

Reanudación escalonada: calentamiento de 5–10 min y reanudación del juego.

Evaluación de la continuidad: si la interrupción se prolonga, se decide si continuar, reprogramar o cancelar el encuentro.

Este procedimiento aplicado por la NFL, NCAA, MLS y otros torneos garantiza la máxima protección frente al peligro inminente que representan las tormentas eléctricas para los asistentes y actores del espectáculo deportivo.