Raphinha celebra su gol ante el Benfica en la Champions League. REUTERS
Raphinha se pone la capa de héroe y lidera la victoria milagrosa del Barça con diez jugadores ante el Benfica
Los culés jugaron 70 minutos con un hombre menos por la expulsión de Pau Cubarsí en la primera mitad.
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El Barça tiene seguramente uno de los caminos más sencillos hacia la final en esta Champions League. La configuración del cuadro abrió de par en par las puertas de esta competición para los de Flick, pero también hay que reconocerles que cuando la senda se le puso pedregosa a las primeras de cambio supieron sortear los problemas a la perfección. [Así vivimos la victoria del Barcelona ante el Benfica]
El conjunto culé sobrevivió a la encerrona de Lisboa y supo sacar tajada del partido de ida ante el Benfica pese a jugar 70 minutos en inferioridad numérica. La expulsión temprana de Pau Cubarsí condicionó por completo el choque y amenazó con hacer lo propio también con la eliminatoria, pero Raphinha acudió al rescate.
El brasileño, convertido en héroe, volvió a demostrar que es el hombre más en forma del Barça. Aprovechó un regalo de los portugueses en la segunda mitad y, con un golazo, certificó un triunfo culé que deja a los hombres de Flick con pie y medio, salvo debacle, en los cuartos de final.
𝐷𝑜𝑛 𝑅𝑎𝑝ℎ𝑎𝑒𝑙 𝐷𝑖𝑎𝑠 𝐵𝑒𝑙𝑙𝑜𝑙𝑖:
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) March 5, 2025
💥 El latigazo de Raphinha.
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Un partido loco
Con el recuerdo de la oda al fútbol -o a la locura- que se vivió en el partido de la fase inicial, Benfica y Barça volvieron a subirse a la montaña rusa del fútbol sin control también en los octavos de final.
Que aquí nadie se iba a esconder quedó claro cuando antes de los veinte segundos de juego el Benfica estuvo a punto de golpear primero en la eliminatoria. En una jugada rápida como un rayo, y cuando nadie esperaba una salida tan en tromba, Akturkoglu se plantó en el área y cruzó el disparo para que Szczesny hiciera la primera gran intervención de la noche.
Iba a ser capital el polaco, que cada vez está más asentado en el puesto. Pero esto iba a ser un toma y daca, porque el Barça enseguida puso la réplica. A los dos minutos de juego, De Jong estuvo a punto de poner por delante a los culés con un disparo desde la frontal del área.
Poco a poco el Barça trató de hacerse con el dominio del partido, pero el Benfica se negaba a someterse a las riendas de los de Flick. Para ello, Trubin, el guardameta de los locales, tuvo que obrar un triple milagro cuando todo el mundo estaba visualizando ya el gol del Barcelona.
Un centro de Raphinha encontró primero el remate de Olmo, después el de Lewandowski y por último el de Lamine Yamal. A todos estos intentos intervino Trubin, cada vez mejor si cabe, para salvaguardar el cero en su portería.
El Benfica tenía bien aprendida la lección. Sabía que Flick sigue apostando por adelantar la defensa hasta el límite, y ahí encontró un filón. Primero Pavlidis le cogió la espalda a la zaga desde el costado derecho, recortó a Cubarsí, entró en el área, y lanzó por encima del larguero.
El momento de la expulsión de Pau Cubarsí. REUTERS
El partido estaba abierto y se presentía que podía pasar de todo. Y ese abanico incluía las expulsiones. Si no, que se lo pregunten a Pau Cubarsí.
El Barça volvió a ser víctima de su defensa excesivamente adelantada. Cuando todo el mundo esperaba que Pavlidis le diera un pase a un compañero en fuera de juego, el jugador del Benfica optó por la conducción y se coló entre los centrales.
Eso sorprendió a la zaga culé, y Pau Cubarsí tuvo que correr hacia atrás. En su intento por rebañar el balón, se lanzó al suelo y se llevó por delante a Pavlidis siendo el último jugador. Acción indiscutible. Roja directa y el Barça con uno menos desde el minuto 22.
Las bengalas inundaron uno de los fondos. REUTERS
Flick optó por protegerse. Quitó a Olmo y dio entrada a Araujo para recomponer la defensa. Después de un pequeño parón por el lanzamiento de bengalas desde uno de los fondos, Szczesny se erigió en héroe con un paradón al remate de Akturkoglu en el área pequeña.
Todavía el Barça se animó a estirarse con un par de acciones de Raphinha, el mejor jugador de largo de los culés y el que mejor estado de forma atraviesa. Calentando para lo que iba a venir después.
Raphinha, el héroe
El Benfica confiaba en que el paso de los minutos le pasara factura al Barcelona. Pavlidis estuvo a punto de hacer el primero para los portugueses, pero el Benfica estaba completamente negado de cara a portería y se iba a dar con un muro una y otra vez.
Aursnes también rozó el 1-0, pero el Barça sacó fuerzas de flaqueza, o más bien aprovechó el lamentable regalo del Benfica. Un error imperdonable de Antonio Silva se convirtió en el gol de los culés.
Le entregó el balón directamente a Raphinha con todo su equipo saliendo, y el brasileño hizo el resto. El delantero se lanzó hacia la portería lusa, se plantó en la final y ajustó el disparo para que la estirada de Trubin fuera completamente inútil.
Joao Rego, en el suelo. REUTERS
Un milagro para los culés, pero si alguien tenía que hacerlo para el Barça ese tenía que ser Raphinha. Con Lewandowski totalmente desaparecido y Lamine siendo sustituido por otra mala actuación, el brasileño fue una vez más el líder.
Desde ahí hasta el final todo fue para el Benfica como darse cabezazos una y otra vez contra el mismo muro. Los portugueses gozaron de incontables acercamientos y remataron más de 25 veces, pero cada vez más tuvieron la sensación de que podrían estar jugando durante tres horas más y seguirían sin marcar.
Raphinha, felicitado por Iñigo Martínez. REUTERS
Tan sólo creyó por unos segundos el Benfica cuando el colegiado señaló un penalti por un derribo de Szczensy en el área. Sin embargo, la jugada quedó invalidada acto seguido por fuera de juego, una posición antirreglamentaria que confirmó el VAR.
Efectivamente, el Benfica tuvo que resignarse a cerrar el partido de ida sin marcar ni un solo gol en su propio campo. El Barça sale con ventaja y tremendamente reforzado de este encuentro. Salvo milagro y debacle culé, los de Flick ya casi están en cuartos de final.