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Un gol de cabeza del serbio Matija Nastasic a la salida de un córner en el arranque de la segunda parte (1-0) fue la pedrada que acabó en Leganés con un Atlético de apariencia invencible, víctima de los palos y de un penalti errado por Antoine Griezmann en los instantes finales.

Aupado a lo más alto de la tabla y en cuartos de la Copa del Rey como consecuencia de una racha nunca antes vista en el club de 15 victorias seguidas, visitaba el cuadro rojiblanco a un rival inferior en la teoría aunque indescifrable en la práctica, que en sus últimos tres partidos como local recibió once goles del Real Madrid, la Real Sociedad y el Villarreal; pero que al mismo tiempo había sido capaz de ganar por 0-1 al Barcelona a domicilio.

Un susto inicial a los cuarenta y cinco segundos, con un remate de Juan Cruz que se marchó fuera por poco, alteró ligeramente al líder. Pero a partir de ese momento dominó a su antojo y no obtuvo mayor premio por culpa de los palos, pues hasta tres veces se cruzaron en su camino durante la primera mitad.

De los vestuarios salió el Leganés con Darko Brasanac por Javi Hernández y, sobre todo, con otra actitud. Al mismo empuje del primer minuto del enfrentamiento logró darle continuidad un poco más de tiempo el conjunto de casa. Y con ello, de forma inesperada, logró ponerse por delante.

Lo hizo dándole al Atleti una dosis de acción de estrategia, el mismo veneno que sirvió para tumbar al Barcelona semanas atrás. Si en la Ciudad Condal el que cabeceó a las mallas fue Sergio González, esta vez ese honor recayó en el también zaguero Matija Nastasic, quien lo hizo con poderío después de ganarle la posición a Pablo Barrios.