Antoine Walker, campeón de la NBA con los Miami Heat en 2006.

Antoine Walker, campeón de la NBA con los Miami Heat en 2006.

Baloncesto

Antoine Walker (49), campeón de la NBA, explica cómo gastó su fortuna de 110 millones de dólares: "El dinero llegó rápido"

El estadounidense llegó a dilapidar grandes cantidades de dinero por mantener a familiares, por sus problemas con el juego y por malas inversiones.

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Antoine Walker fue campeón de la NBA en 2006 con los Miami Heat. Se estima que hizo una fortuna de más de 110 millones de dólares jugando al baloncesto, pero para su desgracia se convirtió en un mal ejemplo de cómo gestionar grandes cantidades de dinero.

La cifra, demoledora por sí sola, tiene fácil explicación en el contexto NBA. Entre salarios y contratos publicitarios, Walker amasó cerca de 110 millones de dólares a lo largo de sus trece temporadas como profesional. Militó en equipos como Boston Celtics, Dallas Mavericks, Atlanta Hawks, Miami Heat o Minnesota Timberwolves.

Tuvo contratos millonarios –destacó el vínculo de 71 millones con Boston en 1998, uno de los mayores de la época para un jugador joven–, bonificaciones por su rendimiento y acuerdos de patrocinio con marcas deportivas hicieron posible que 'Toine' disfrutara del privilegio reservado para muy pocos.​

Una fortuna que se esfuma

Sin embargo, la carrera de Walker fuera de las canchas resultó mucho menos virtuosa que sus movimientos bajo el aro. El exjugador cometió todos los errores posibles, y su cuenta bancaria fue menguando a pasos agigantados.

Una de las principales 'fugas' de dinero se dio por mantener monetariamente a cerca de 70 personas entre amigos y familiares. Además, compró más de 140 propiedades entre coches de lujo, joyas exclusivas y relojes de alto standing.

Las fiestas, los viajes y el gasto sin control formaron parte de su rutina, y todo ello se vio agravado por un problema de adicción al juego. Solo en Las Vegas y Atlantic City perdió millones de dólares en las mesas de apuestas.

Sus propias palabras lo resumen de manera contundente: "El dinero llegó rápido y sin educación financiera", dijo sobre la falta de asesoría a la hora de gestionar una cantidad de dinero tan alta. 

Las consecuencias no se hicieron esperar. Repleto de deudas, Walker no solo vio cómo sus casas y coches eran embargados, sino que tuvo que entregar su anillo de campeón de la NBA para solventar parte de las obligaciones pendientes.

En 2010, apenas dos años después de jugar su último partido profesional, Antoine Walker se declaraba oficialmente en bancarrota. El hombre que había manejado 110 millones de dólares debía más de 12 millones y tenía activos valorados en apenas cuatro millones.​

A saldar sus deudas

Lejos de resignarse, y obligado por la necesidad, Walker volvió a las pistas. Lo hizo en la NBA D-League –la liga de desarrollo, una especie de segunda división americana– con los Idaho Stampede.

También jugó en Puerto Rico, donde jugó por unas cantidades de dinero infinitamente inferiores a las que percibía en la NBA. La imagen de aquel jugador campeón peleando por subsistir en equipos menores y viviendo en un simple apartamento de Idaho contrasta dramáticamente con la fastuosidad de sus años dorados.​

Los Miami Heat, campeones en 2006.

Los Miami Heat, campeones en 2006. REUTERS

Hoy, Antoine Walker ha reconstruido su imagen y su relato personal. Tras pagar sus deudas, se ha especializado en dar charlas a jóvenes atletas y futuros profesionales del deporte sobre los peligros de la mala gestión financiera.

Una gran irrupción en la NBA

Antoine Walker irrumpió en la NBA con el aura de los elegidos. Elegido en el draft de 1996 en sexta posición, rápidamente dejó su huella en la liga más exigente del mundo. Su calidad como ala-pívot, sus más de 17 puntos y 7 rebotes de media por partido y su triple presencia como All Star lo elevaron casi de inmediato a la categoría de estrella.

Durante más de una década, Walker se mantuvo como uno de los jugadores más reconocidos del panorama. Debutó en la NBA con los Boston Celtics, y allí formó una sociedad memorable junto a Paul Pierce.

Tras siete años en Boston, Walker emprendió nuevas aventuras en la NBA. Firmó por los Dallas Mavericks y posteriormente por los Atlanta Hawks, antes de regresar a Boston en 2005. Sin embargo, ese mismo año se fue a los Miami Heat para convertirse en campeón.

Allí compartió vestuario con leyendas como Dwyane Wade y Shaquille O’Neal.​ En 2008, en las filas de los Minessota Timberwolves, puso punto final a doce años jugando en la mejor liga del mundo.