Sedona Prince y su batalla por cambiar el baloncesto: su TikTok viral impulsa la igualdad de género

La jugadora de baloncesto Sedona Prince ha revolucionado Estados Unidos y en particular la NCAA. Y lo ha hecho prácticamente sin querer. Todo nació con un vídeo que publicó en sus redes sociales denunciando, en tono amable y comedido, la desigualdad que sufren las mujeres también en el deporte de la canasta en el ámbito universitario en norteamérica. 

Sedona mostró a través de su publicación realizada en el mes de marzo del año pasado las diferencias que había entre los medios de los que diponen los equipos femeninos respeto a los masculinos. Unas imágenes que retrataban totalmente la precariedad y la falta de atención que recibían las deportistas de clubes formados por féminas, a pesar de que se trataban del máximo nivel. 

Esta jugadora de la Universidad de Oregón seguramente no esperaba que su vídeo pudiera dar la vuelta al mundo. Tampoco que consiguiera los grandes avances que ahora mismo está provocando. Y ni mucho menos que todo esto se hiciera efectivo y siguiera vivo un año después de que lanzase esas imágenes a la red. 

Ahora, su particular denuncia ha recibido un empujón que ha resultado definitivo para que la proclama surta efecto. Sedona ha conseguido lo que parecía impensable y es que un país como Estados Unidos impulse cambios tan importantes en la NCAA femenina que podrían extenderse al resto de disciplinas. E incluso por todo el mundo. Una victoria para la igualdad en el deporte y un pequeño paso que ayuda a transitar un camino muy necesario. 

Sedona Prince ejecutando un lanzamiento Reuters

El vídeo que arrancó todo

Sedona Prince publicó el 19 de marzo de 2021 un vídeo que en su opinión necesitaba toda la atención del mundo. Era la presentación que hacía para justificar que las imágenes estuvieran en todas sus plataformas, no solo en TikTok. La jugadora de la Universidad de Oregón denunciaba que el March Madness femenino, el evento más importante del baloncesto universitario, se produjera entre condiciones de una desigualdad tan importantes. 

Por eso grabó las diferencias que había entre la sala de musculación y entrenamiento físico que había para los chicos, repleta de espacios, comodidades, máquinas y lujo, con lo que tenían para ellas. Solo un pie con varias mancuernas y poco más. Esta queja, que ya se hizo viral en su momento, fue respondida por la NCAA con un comunicado que dejó muchas dudas y que agravó todavía más el problema. 

La respuesta del organismo rector del campeonato hacía ver que el problema de esta diferencia tan importante no era económico. Querían decir que no tenía nada que ver con una mayor inversión financiera para el March Madness masculino, que se celebró en Indianápolis, respecto al femenino, que tuvo lugar en San Antonio. La excusa aportada era una supuesta falta de espacio.

Sin embargo, con su vídeo, Sedona demostró que no era así. En las instalaciones de San Antonio, junto a la pista de entrenamiento y a ese pie que contenía las mancuernas que podían usar, había una inmensa sala que estaba vacía y que no estaba siendo aprovechada. La excusa, por tanto, quedaba desmontada y al descubierto. La jugadora de Oregón concluía su vídeo con un potente mensaje. Todo aquel que no se sintiera molesto con lo que se podía ver en el vídeo también era parte del problema y alejaba el hallazgo de una solución para frenar el trato diferencial. 

El empujón definitivo

Este vídeo y esta situación tuvieron una gran repercusión en su momento, lo que provocó que las críticas se cebaran con la dirección de la NCAA. Todo se disparó cuando la estrella de la NBA Stephen Curry decidió secundar la crítica de Sedona y compartió la publicación a través de sus redes sociales para que sus millones de seguidores pudieran verlo. 

Tanto es así que el presidente de la NCAA, Mark Emmert, encargó a una comisión externa estudiar la situación del campeonato y de la institución para que pudieran detectar más irregularidades de este tipo. Y comprobaron que también sucedía con los servicios de catering y alimentación que ofrecían a las jugadores y hasta con los test Covid. Pero el espaldarazo definitivo llegó cinco meses después cuando un informe elaborado por el bufete de abogados especializado en derechos civiles y liderado por Roberta A. Kaplan detallaba más comportamientos discriminatorios.

Desde los contratos corporativos y de difusión de la NCAA hasta el modelo de distribución de ingresos pasando por una estructura organizativa que fomentaba un programa casi cultural para normalizar y perpetuar las desigualdades de sexo entre ambos torneos. Este informe de 114 páginas proponía una larga lista de soluciones y comenzaba reconociendo que el vídeo de Prince había sido un detonante escuchado y seguido en todo el mundo.

La NCAA abraza el cambio

Hace pocas semanas, el presidente Mark Emmert reconocía en una entrevista que ese vídeo había sido muy importante para impulsar todos los cambios que han llegado después. Aunque matizaba que algunas cosas de las que se habían dicho no eran exactas, no escondió que fue el click que les hizo darse cuenta de muchos errores. 

Ahora, la NCAA, que representa a un total de 1200 escuelas universitarias, ha llevado a cabo unos cambios importantes en los últimos meses. El torneo femenino pasó a llamarse de manera de oficial March Madness, algo a lo que siempre se habían negado, y pasó a ser de 64 a 68 equipos, al igual que el masculino, quien aumentó su número de participantes en el año 2011. 

Estadio del March Madness- Tom Pennington Getty Images

Se han igualado los premios y los bienes que se entregan a los jugadores masculinos que participan en la competición y la repercusión a la hora de promocionar el torneo femenino será comparable a la del masculino. Además, se fomentarán las sinergias entre los dos sectores e incluso se realizarán reuniones conjuntas de manera trimestral para evaluar el crecimiento de ambos. Se ha igualado también el número de miembros de los equipos que era de 11 para los hombres y 7 para las mujeres. Ambos cuentan ya con 10 integrantes. 

Por si fuera poco, Dan Gavitt, vicepresidente senior de la NCAA, ha asegurado que la brecha de gasto, que según el informe de los abogados era de 35 millones, ahora será reducida drásticamente con el fin de que la inversión llegue a ser igualitaria. Las jugadoras y los entrenadores de baloncesto femenino consideran que estas medidas deberían haberse tomado hace tiempo y que son soluciones obvias. Además, demuestran que debería haber una mayor inversión en los deportes femeninos. 

El documento elaborado por el bufete de abogados concluye que el torneo femenino, cuyos derechos de retransmisión no se han sometido a una oferta competitiva desde 2001, está sustancialmente infravalorado. El pago realizado por los mismos no ha llegado a los 42 millones de dólares cuando podría oscilar entre los 81 y los 112 millones anuales. Ese es el reto que se han fijado para cuando expire el actual contrato, en 2024. 

Los cambios han empezado a ser efectivos en los últimos meses. Sin embargo, algunos agentes influyentes en el conflicto aseguran que no serán completos hasta que la NCAA cambie su modelo de distribución de ingresos para el torneo masculino, que incentiva la inversión en su baloncesto a expensas del femenino. La NCAA distribuyó el año pasado 168 millones de dólares basándose en una fórmula que mide el éxito del torneo masculino en los seis cursos anteriores. El informe Kaplan sugiere que esos fondos se distribuyeran al 50% en función del rendimiento de los equipos de baloncesto masculino y femenino de cada conferencia.

Sin embargo, gracias al vídeo subido por Prince a sus redes sociales y por la enorme repercusión que tuvo, todos estos cambios han ido tomando forma como ya lo hicieron en ese famoso March Madness de San Antonio. En 48 horas, el sector femenino tenía nuevas instalaciones de entrenamiento. Un cambio casi de la noche a la mañana después de que Sedona diera la vuelta al mundo e incluso participara en entrevistas en medios de tirada universal. 

En todo este tiempo, Sedona ha recibido la felicitación y el agradecimiento jugadoras, clubes, entrenadores y entrenadoras, árbitros que han sido contratados al haber más partidos e incluso por los miembros que de la NCAA que han llegado nuevos al necesitarse una infraestructura mayor tras el cambio. Pero ella solo espera que en el torneo que se dispute en este 2022, esté un poquito más cerca esa ansiada igualdad. 

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