Robert Lewandowski y su mujer, en un fotomontaje frente a la Playa del Mago (Mallorca)

Robert Lewandowski y su mujer, en un fotomontaje frente a la Playa del Mago (Mallorca) Diseño: Deportes EE

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La playa favorita de Robert Lewandowski y su mujer no está en Ibiza, ni Mykonos: una cala paradisíaca, de cine y única

El delantero polaco junto a su familia consideran Mallorca como un rincón discreto que conjuga descanso, rutina deportiva, recuerdos fílmicos, pinos y aguas turquesa.

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La primera vez que Robert Lewandowski pisó Mallorca quedó hechizado. Corría el verano de 2014 y el polaco, recién aterrizado en el Bayern Munich, buscaba un refugio íntimo para desconectar del bullicio bávaro.

Apenas necesitó una semana para descubrir que aquel rincón del Mediterráneo le ofrecía algo que ningún otro destino podía igualar: la posibilidad de mezclar entrenamiento, silencio, mar y lugares en los que no ser fotografiado.

Desde entonces repite cada año. Siempre regresa con Anna Lewandowska, experta en nutrición y artes marciales, y con sus hijas, Laura y Klara.

Su patrón vacacional no ha sufrido grandes variaciones con los años e incluso ha comprado varias propiedades en diferentes zonas de la isla: una villa en Santa Ponça y otra residencia, más amplia y blindada, en Camp de Mar.

Ese hábito, reiterado durante más de diez veranos, aseguran el idilio entre la familia y la isla con una reveladora afirmación: "Hace ya años que siente la isla como un hogar".

Robert Lewandowski y Anna Lewandowska, en una imagen de sus redes sociales

Robert Lewandowski y Anna Lewandowska, en una imagen de sus redes sociales

Su lugar favorito

Durante las últimas vacaciones, el goleador y su familia concentraron buena parte de sus jornadas en Puerto de Andratx. En ese enclave de aguas cristalinas, Robert combina sesiones de fuerza con gomas elásticas y dominadas con la práctica de pádel surf.

La cubierta de su yate se transforma en un improvisado gimnasio; el horario es estricto, tal y como exige su método. Por la tarde, cuando el sol empieza a caer, las hijas toman el relevo y convierten la popa en trampolín hacia el mar.

La jornada, sin embargo, no termina en el puerto. A escasas millas este verano navegaron hasta Cala del Mago, una franja de arena de apenas veinte metros escondida en Portals Vells. Allí encuentran lo que más valoran: intimidad y paisaje virgen.

No hay hamacas, ni chiringuitos ruidosos -solo un pequeño chiringuito atendido por unos jóvenes italianos- y, sobre todo, no hay muros de hoteles interrumpiendo la línea del pinar. La familia fondea, y pasa horas disfrutando el idílico emplazamiento.

Anna Lewandowska compartió en su perfil de Instagram la localización exacta de la cala, acompañada de una serie de instantáneas al atardecer.

En una de esas fotos posaba con la presentadora polaca Paulina Krupińska-Karpiel y añadía unas palabras que definen su complicidad.

"Quizás no nos veremos mucho rato, pero cuando lo hacemos, es como si no pasara nada. Es como una hermana, y el buen ambiente entre nosotros es muy parecido al mío. Hoy ha sido un gran día, o mejor dicho, toda la semana", escribió.

Ese texto, espontáneo y emotivo, obtuvo más de medio millón de reacciones y situó a Cala del Mago en el radar de sus fans.

Anna Lewandowska, en una publicación en sus redes sociales

Anna Lewandowska, en una publicación en sus redes sociales

Playa de película

El arenal debe su nombre al filme 'El Mago', rodado en 1968. La cinta, con Anthony Quinn y Michael Caine, debía recrear una isla griega, pero el golpe de estado de los coroneles obligó a trasladar el rodaje a Calvià.

El proyecto condensó en noventa minutos las seiscientas páginas de la novela homónima de John Fowles y el resultado fue tan confuso que la crítica la calificó de desastre.

Sin embargo, el paso del tiempo ha convertido la película en obra de culto y ha regalado a la cala su apodo definitivo.

Quien sube al promontorio que protege la playa entiende por qué aquel lugar deslumbró a los productores británicos. El agua parece una piscina natural y la pendiente rocosa crea un anfiteatro perfecto para el sol poniente.

Durante años, la cala vivió lejos de los focos; hoy, gracias a un aparcamiento cercano, recibe más visitantes, aunque sigue ofreciendo la sensación de mundo aparte que cautivó al nueve blaugrana.

Cuando permanece en Barcelona, la familia alterna escapadas a la Playa de Garraf, en Sitges. Una clara apuesta por la tranquilidad, algo que encaja en su filosofía vacacional: evitar aglomeraciones y priorizar entornos favorables para su familia.

Ejercicio y placer

La rutina de descanso no significa desconexión total del deporte. Robert combina sesiones de fuerza con trotes suaves por los senderos de Peguera al amanecer. Anna diseña circuitos de alta intensidad que incluyen gomas, mancuernas de viaje y TRX anclado al mástil.

Esa disciplina se percibe en cada imagen que comparten: torsos definidos, sonrisa cómplice y la certeza de que regresar a la pretemporada con Hansi Flick supondrá un listón físico elevado.

Antes de irse de vacaciones, al ser preguntado en una entrevista en Mundo Deportivo por su futuro tras colgar las botas, el delantero respondió: "Sí, una idea es que estamos viviendo en Barcelona. Mi familia y yo tenemos una buena sensación viviendo aquí. Tenemos muchos amigos también".

Sus palabras evidencian una voluntad clara: seguir vinculado al Mediterráneo, ya sea desde la capital catalana o cruzando el mar hacia la isla balear.

Aunque otros destinos se asoman a su pasaporte familiar -Antalya o la Riviera Francesa-, ninguno compite con Mallorca. El atractivo radica en la estabilidad: volver cada año al mismo punto ancla una sensación de hogar.