Robert Lewandowski y su esposa Anna Lewandowska en una imagen de sus redes sociales

Robert Lewandowski y su esposa Anna Lewandowska en una imagen de sus redes sociales

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Robert Lewandowski (36) y su método, apoyado por su mujer nutricionista, para poder comer un brownie en cada comida

El delantero del Barcelona ha convertido su singular forma de alimentarse en una rutina avalada por su pareja, experta en nutrición, que prioriza la calidad del alimento más que el orden en que se consume.

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A sus 36 años, Robert Lewandowski no solo sigue siendo una pieza fundamental en el FC Barcelona, sino también un referente de longevidad deportiva. Parte de ese rendimiento se atribuye a su férrea disciplina con el entrenamiento y la alimentación.

Sin embargo, lo que más ha llamado la atención del público y los expertos es su peculiar forma de estructurar las comidas: empieza cada comida con un brownie de cacao puro. Sí, un postre antes de todo.

Este hábito, al que el propio Lewandowski ha llamado "dieta invertida", rompe con el orden tradicional de los platos que acostumbra a finalizar las comidas con los dulces.

Según explicó en una entrevista al medio alemán Welt, su rutina alimentaria consiste en empezar por el postre, seguir con un plato fuerte de proteínas y carbohidratos como arroz con carne o pescado, y terminar con una ensalada o sopa.

"Como el pastel primero. Luego fideos y carne y, al final, ensalada o sopa", confesó el delantero del FC Barcelona.

Supervisión personalizada

Detrás de esta llamativa dieta está también la mano de Anna Lewandowska, su esposa, exkarateka y nutricionista.

Lejos de cuestionar esta práctica, Anna la respalda y participa activamente en su implementación, ya que ambos siguen un enfoque holístico de la alimentación, centrado en evitar ultraprocesados, eliminar lácteos y harinas refinadas, y priorizar alimentos frescos y naturales.

Anna explicaba en The Times que su alimentación diaria incluye opciones como "tortitas, brownies, espaguetis de verduras, cremas, ensaladas y pescado de alta calidad".

También reveló que después de los entrenamientos suelen consumir zumo de remolacha con canela o cayena, y que separan los carbohidratos de las proteínas, una práctica conocida como dieta disociada, que también carece de consenso científico.

¿Por qué este orden?

La lógica detrás de esta dieta reside en dos pilares: mejorar la digestión y facilitar la quema de grasa.

El brownie de cacao puro, al no estar cargado de azúcares procesados, representa una versión saludable del postre tradicional y permite al cuerpo procesar mejor el resto de los alimentos. Al menos, así lo defiende Lewandowski.

Desde un punto de vista científico, la evidencia que respalda esta práctica es limitada. Sin embargo, algunos estudios dan pistas sobre posibles beneficios.

Por ejemplo, un ensayo clínico de 2018 sugirió que comenzar una comida con alimentos ricos en fibra puede reducir el pico de glucosa en sangre.

Otro estudio, publicado en 2019 por la American Psychological Association, indicó que empezar la comida con un postre dulce puede llevar a elegir platos más saludables después, posiblemente como mecanismo psicológico de compensación.

En este sentido, comer primero un brownie saludable podría tener un efecto saciante y de control del apetito, haciendo que se reduzca la cantidad total de comida ingerida en la misma comida.

Además, esta forma de comer permitiría disfrutar del placer de un alimento dulce sin generar culpa, lo que, según algunos expertos, podría mejorar la relación emocional con la comida.

Críticas y matices

No obstante, muchos nutricionistas se muestran escépticos con esta práctica. Saúl Sánchez, experto consultado por ElDesmarque, afirmó que la dieta inversa "no tiene base científica sólida" y que muchas de sus supuestas ventajas se deben más a cuestiones culturales o psicológicas.

También María José Cachafeiro, farmacéutica y divulgadora consultada por CuídatePlus, aportó su visión. Aunque reconoció que este método puede tener efectos como aumentar la saciedad y estabilizar la glucemia, advirtió que no hay suficiente respaldo científico.

"Es importante consultar a un profesional antes de aplicar cambios significativos en la dieta", remarcó. Otro factor importante a tener en cuenta es que Lewandowski no es un ciudadano promedio.

Su rutina diaria incluye entrenamientos específicos de alto rendimiento, descanso controlado y un entorno profesional diseñado para optimizar su salud. En otras palabras, lo que funciona para él no necesariamente funcionará para todos.

Más allá del orden de los platos, lo realmente relevante de la dieta de Lewandowski es la calidad de los ingredientes y su compromiso con una alimentación limpia.

No consume alimentos fritos ni ultraprocesados, evita el gluten, la lactosa y la comida rápida, y prioriza el consumo de pescado azul, verduras frescas y chocolate negro 100%. Incluso su desayuno puede incluir atún o batidos naturales, lejos de los patrones convencionales.

Esta atención minuciosa a los alimentos que consume es lo que ha llevado a que muchos expertos consideren que el verdadero beneficio no reside en empezar por el brownie, sino en la estructura global de su alimentación.

Brownies de aguacate sin horno

Brownies de aguacate sin horno

Al final del día, más que una moda, es un estilo de vida adaptado a sus necesidades como atleta de élite.

El método de Robert Lewandowski puede parecer extravagante a simple vista, pero está lejos de ser un simple capricho.

Apoyado por su esposa nutricionista y sostenido por una disciplina férrea, el delantero polaco ha incorporado un brownie de cacao puro en cada comida como símbolo de un enfoque integral y personalizado de la nutrición.

¿Funciona para todo el mundo? Probablemente no. ¿Le funciona a él? Sin duda. La clave está en entender que una buena dieta no es cuestión de modas ni de trucos virales, sino de constancia, calidad en los alimentos y, cuando es posible, el asesoramiento de profesionales.

Lewandowski ha hecho de su brownie diario una declaración de principios: se puede comer bien, rendir al máximo y, al mismo tiempo, disfrutar de un pequeño placer sin culpa.