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El Inter de Milán sentenció este martes en San Siro el pase a los cuartos de final de la Liga de Campeones con un triunfo por 2-1 (4-1 global) ante el Feyenoord, al que superó sin complicaciones y dosificando efectivos pensando, además de en el duelo de la próxima fase ante el Bayern Múnich, también en la Serie A, en la que pelea por el título.

Necesitaba el equipo de Robin Van Persie un milagro en el mítico San Siro. Y el Inter, pese a jugar sin Dimarco, lesionado, y sin Barella, sin Bastoni o sin Lautaro Martínez, estos tres últimos descansando para el duelo ante el Atalanta, no dejó en ningún momento lugar a la duda. Los octavos de final se convirtieron en un trámite resuelto en apenas 8 minutos, cuando tras un inicio arrollador Marcus Thuram se inventó un golazo para encarrilar la victoria.

El galo, uno de los más en forma de este Inter, recibió el balón pegado a una banda y fue directo a la portería con una diagonal propia de un extremo. Pisó área, fintó dos veces y sacó un zapatazo directo a una escuadra que apagó cualquier esperanza de los de Róterdam.