Imagen del monasterio budista de Erdene Zuu, erigido sobre las ruinas de la capital mongola de Karakorum.

Imagen del monasterio budista de Erdene Zuu, erigido sobre las ruinas de la capital mongola de Karakorum. Wikimedia Commons

Historia Arqueología

Sale a la luz la gran capital del Imperio mongol de Gengis Kan: una 'ciudad nómada' de prisioneros

Una investigación arqueológica cartografía con enorme precisión la ciudad de Karakorum, con murallas y distintos barrios, fundada en torno a 1220.

9 noviembre, 2021 02:53

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Alrededor de 1220, Gengis Kan, el legendario conquistador mongol, estableció su campamento de yurtas, las viviendas características de los nómadas de las estepas, en el valle del Orjón, en una zona donde el paisaje se nivela en forma de extensos pastos. En ese mismo sitio, su hijo y sucesor Ogodei fundó pocos años después la capital imperial, llamándola Karakorum. Habitada durante más de doscientos años, la ciudad fue abandonada a principios del siglo XV, tras la fragmentación del Imperio mongol. Sobre las ruinas de su magnífico palacio se construyó en 1586 el monasterio budista de Erdene Zuu, el más antiguo de Mongolia.

El fraile franciscano William de Rubruck, un enviado diplomático del rey Luis IX de Francia, describió en 1254 que en el asentamiento, rodeado por una muralla con cuatro puertas, vivían artesanos chinos, comerciantes musulmanes y prisioneros de enviados desde todo el Imperio mongol. A pesar de este y otros relatos recogidos en las fuentes escritas europeas, persas y asiáticas, los investigadores habían prestado poca atención a los vestigios de la ciudad, cuya localización exacta se perdió hasta 1889, cuando fue redescubierta por el explorador siberiano Nikolaĭ Yadrintsev.

Ahora, un equipo internacional de investigadores, liderados por Jan Bemmann, de la Universidad de Bonn (Alemania), ha conseguido cartografiar Karakorum en un nivel de detalle sin precedentes y sin tener que excavar el suelo. El estudio geofísico de un total de 456 hectáreas, combinado con imágenes aéreas y registros históricos, ha desvelado una ciudad más grande de lo imaginado, con distintos barrios y calles, que se extendía hasta tres kilómetros más allá de las murallas con caminos, talleres o casas. Los resultados se han publicado en la revista Antiquity.

La toma de imágenes geofísicas se ha hecho gracias al sistema de medición SQUID.

La toma de imágenes geofísicas se ha hecho gracias al sistema de medición SQUID. J. Bemmann

La antigua capital mongola, que se terminó de construir durante el reinado de Möngke, nieto de Gengis Kan, se extendía intramuros 1,33 kilómetros cuadrados. Se han documentado barrios diferenciados por la estructura de los edificios. Según los investigadores, esta heterogeneidad arquitectónica sería una muestra de que en cada zona de Karakorum se desarrollarían distintas funciones comerciales/sociales y vivirían diferentes grupos de habitantes.

Uno de los aspectos más llamativos de la investigación es que el 40% del asentamiento ha aparecido vacío, sin evidencias de ocupación. La principal hipótesis es que esto podría ser reflejo de que la mayoría del Imperio mongol seguía siendo nómada y estaba en constante movimiento. De esta forma, como visitarían poco o nada la ciudad, no necesitaban residencias permanentes. De hecho, se sabe que el kan Ogodei no estaba todo el año en su palacio, sino que solo pasaba un par de estancias prolongadas en la ciudad.

Mapa de la ciudad de Karakorum en función de las nuevas investigaciones geofísicas.

Mapa de la ciudad de Karakorum en función de las nuevas investigaciones geofísicas. S. Linzen

Karakorum, además de residencia real, fue un importante centro comercial que recibía numerosas legaciones extranjeras y mercaderes procedentes de rincones muy lejanos. Los investigadores apuntan en su estudio que los únicos ocupantes permanentes de la ciudad pudieron haber sido los trabajadores y artesanos fundamentales para mantener su funcionamiento. Un número importante de ellos —los mejores guerreros capturados en Asia Central— habrían sido reubicados por la fuerza para trabajar en beneficio de la corte y ejército mongol.

"La peculiaridad de este tipo de ciudades reside en el hecho de que fueron 'implantadas' por el gobernante en un paisaje sin arquitectura fija y que sus habitantes permanentes eran extranjeros. Por lo tanto, estos asentamientos se mantuvieron como entidades foráneas, cuya existencia continua carecía de importancia para los pastores nómadas al no ser dependientes de ellos", aseguran Bemmann y el resto de su equipo. En este sentido, Karakorum no fue una capital imperial al uso, sino más bien un epicentro creado por la élite mongola que en última instancia sería ajena tanto a ella como al resto de la sociedad.

Gengis Kan y sus guerreros durante un combate contra un ejército chino.

Gengis Kan y sus guerreros durante un combate contra un ejército chino. BNF

"Nuestro conocimiento actual sugiere que Karakorum y sus habitantes llegaron completamente formados. Por lo tanto, presentamos el término 'ciudad implantada' para este caso especial. Si bien tanto 'ciudad implantada' como 'capital desagregada' describen sitios fundados de novo, la segunda está especialmente diseñada para suplantar las patrones existentes de autoridad y administración', explican los investigadores. "Por el contrario, el ejemplo de Mongolia se caracteriza por el hecho de que no había ciudades preexistentes a las que los gobernantes pudieran recurrir; las 'ciudades implantadas' se separaron de la sociedad y economía pastoriles locales".

El estudio pretende derribar la visión de que este tipo de ciudades de las estepas, donde no existió una tradición continua de urbanismo hasta el siglo XVI, se diferenciaron de las sociedades sedentarias. "Debemos romper con la idea del paisaje urbano europeo y considerar la idoneidad de los modelos de urbanismo de baja densidad y 'capitales desagregadas' para ayudar a explicar la formación y la función de las 'ciudades implantadas' de la estepa como Karakorum", concluyen los autores de la investigación.