Los cuatro proyectiles que fueron disparados contra la fortaleza de Alcalá la Vieja.

Los cuatro proyectiles que fueron disparados contra la fortaleza de Alcalá la Vieja. Mario Ramírez / Rafael Montalvo

Historia Arqueología

Los proyectiles que cambian la historia del asedio cristiano al castillo de Alcalá la Vieja

La fortaleza fue arrebatada a los muslmanes en 1118, pero las crónicas medievales brindan poca información sobre este importante episodio. Un estudio interdisciplinar arroja nueva información.

26 febrero, 2021 02:01

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La fortaleza de Alcalá la Vieja fue tomada definitivamente por las tropas cristianas en 1118, treinta y dos años después de que el rey Alfonso VI conquistase la villa homónima. La plaza, un punto estratégico muy importante por su ubicación en el centro peninsular y como cruce de las principales vías de comunicación, había resistido varios ataques por la fiereza de sus defensores y porque desde las torres del castillo se podía controlar la práctica totalidad del territorio. Pero los musulmanes sucumbieron ante un milagro. El 3 de mayo, tras el discurso de don Bernardo de Sedirac, arzobispo de Toledo, para motivar a sus caballeros, apareció una cruz brillante en la cima más elevada del paisaje, el cerro Veracruz. Ante esta revelación, los defensores entraron en pánico y abandonaron sus posiciones, saltando en algunos casos al vacío desde los muros.

Sin embargo, el éxito del asedio de Alcalá la Vieja no se explica por este acontecimiento divino, sino por la maquinaria bélica de la que disponían los atacantes: trabucos híbridos y/o de tracción, como los utilizados por el Cid Campeador unos años antes en la captura de Valencia o por los cruzados en Arsuf (Israel), que disparaban grandes piedras para derribar el sistema defensivo. Las crónicas medievales y las narraciones de los historiadores más modernos señalan que fue en el cerro Malvecino donde los cristianos construyeron un castillo temporal desde el que preparar el ataque, y que en esa misma zona habrían emplazado las catapultas. Pero no fue así.

Una reciente investigación interdisciplinar, con el título de Alcalá la Vieja: reinterpretando el asedio desde la arqueología actual, ha desvelado una historia diferente para este "importante y olvidado" episodio de la llamada Reconquista. Los autores del estudio son Mario Ramírez Galán, doctor en Arqueología por la Universidad de Alcalá y profesor en la Universidad de Portland (EEUU), y el también arqueólogo y profesor de secundaria Rafael Montalvo Laguna, licenciado en Historia y Máster en Arqueología por la Universidad de Alcalá.

Vista del castillo de Alcalá la Vieja.

Vista del castillo de Alcalá la Vieja. Mario Ramírez / Rafael Montalvo

El relato del cerco y posterior asalto ha sido modificado tras el hallazgo y análisis de cuatro proyectiles de piedra caliza que fueron lanzados a principios del siglo XII. Los bolaños, con una forma relativamente esférica, unos diámetros que oscilan entre 28 y 35 centímetros y una masa que varía desde los 32,8 kg del más liviano a los 58,6 kg del más pesado, fueron descubiertos de manera fortuita en el entorno de la fortaleza musulmana por agentes de la sección de Medio Ambiente de la Policía Local de Alcalá de Henares. Tras dar aviso al Servicio Municipal de Arqueología del Ayuntamiento, las piezas se depositaron en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, donde los expertos las han podido estudiar.

Demasiada distancia

Los arqueólogos han recurrido a cálculos físicos —realizados por María Benítez Galán, doctoranda en Física en la Universidad de Granada— con el objetivo de obtener los teóricos alcances máximo y mínimo de cada uno de los proyectiles y, en consecuencia, la distancia hipotética que podían alcanzar los trabucos del ejército de don Bernardo de Sedirac. Tras determinar este rango espacial —el alcance de cada bolaño—, los investigadores utilizaron un software de sistemas de información geográfica (SIG) para la obtención de lo que se denomina áreas de influencia, es decir, situar sobre un mapa la zona que entraría dentro del campo de tiro. ¿El principal resultado? Que el espacio entre el cerro Malvecino y la fortaleza de Alcalá la Vieja era "inabarcable para cualquier máquina [de guerra] en ese momento de la historia".

Ninguno de los trebuchets —un arma creada en China y que se expandió durante el siglo IX por el ámbito mediterráneo y Europa occidental— con los que contaron los cristianos habría sido capaz de alcanzar los muros del castillo desde la cima de la elevación, a 709 metros de distancia hasta la entrada principal, o desde el punto más bajo, a 472m. Además, Ramírez Galán y Montalvo Laguna, cuyo trabajo ha sido galardonado recientemente con el Premio Ciudad de Alcalá en la categoría de investigación histórica, apuntan que esa zona se caracteriza por su irregularidad y difícil acceso, sin una superficie óptima para desplegar maquinaria bélica.

Teniendo en cuenta los parámetros de alcance de los proyectiles y descartando los lugares que podían haber sido atacados con facilidad por los musulmanes, los arqueólogos han descubierto la elevación desde donde se arrojaron los proyectiles: la zona de Los Catalanes, prácticamente plana y situada a una altura superior que la fortaleza. "Se encuentra, aproximadamente, a unos 120 metros del emplazamiento del castillo, siendo un rango de disparo aceptable para la maquinaria bélica de la época", señalan los arqueólogos.

Prospecciones físicas

La conquista de Alcalá la Vieja permitió a los reinos cristianos, enfrentados en ese momento a un poder almorávide en su momento más álgido, conseguir una plaza fuerte que se había resistido desde inicios del siglo X y que era fundamental para controlar ese sector de la Marca Media. ¿Fue una batalla que movilizó a grandes ejércitos? La única referencia documental es una estimación que aporta una fuente del siglo XIX, el historiador Demetrio Calleja, en base al tamaño de la línea de muralla de la fortaleza, que dice que tendría que contar con unos mil hombres para su protección, incluyendo los que estarían en reserva.

En cuanto al ejército cristiano y siguiendo los cálculos que maneja el profesor Francisco García Fitz, catedrático de la Universidad de Extremadura, en sus estudios sobre la composición de los ejércitos medievales, las huestes cristianas del arzobispo de Toledo podrían rondar los 150 o 200 caballeros, más los escuderos y peones que los acompañasen. "En cualquier caso, no es una cifra real, es sólo una hipótesis que nos gustaría poder respaldar con datos arqueológicos o documentales, pero creemos que esta incógnita será muy difícil de despejar", matizan los arqueólogos.

Ramírez Galán y Montalvo Laguna explican que en próximas campañas van a realizar prospecciones en la zona de Los Catalanes. En función de los resultados, se plantearán posibles excavaciones. El objetivo final del proyecto es lograr un estudio en profundidad sobre el campo de batalla y el importante asedio que hasta la actualidad no había sido investigado en detalle. Sus avances, por ahora, ya le han brindado un giro a la historia bélica de la fortaleza de Alcalá la Vieja.