Justo frente a la parada del Metro de Burjassot, apenas a 20 minutos del centro de Valencia, tienes la posibilidad de sentirte como en plena huerta valenciana gracias, sobre todo, a Villa Indiano. Esta antigua villa de verano, ecléctica pero con influencias francesas y modernistas en su construcción, se erige como un lugar único para descansar del gris de la ciudad, de las prisas y del estrés.

Paella de la huerta en Villa Indiano. E. E.

Entre sol y sombra, las mesas se van distribuyendo por un jardín histórico, con más de 100 años de vida, perfecto para tomarse un respiro y, de paso, comerse un arroz de esos que huelen y saben a la cocina de toda la vida. Y es que en Villa Indiano se ha tratado de recuperar la forma de cocinar de una huerta llena de productos únicos y de olores y colores muy intensos.

Una de las cosas que más impresiona nada más llegar es su escalera monumental que da entrada a la villa, un edificio típico de la arquitectura de la zona, sereno, que en su interior guarda secretos artísticos y también gastronómicos.

De entre los primeros, no hay que perderse la azulejería original que conserva en algunas estancias, con motivos vegetales en los suelos, detalles ornamentales en sus techos y un sistema de ventilación de la época que permite disfrutar de las vidrieras esmeriladas en sus carpinterías.

El espacio ha sido recuperado por la arquitecta Sindy Charry y Clap Studio y en su trabajo han tenido presente qué se respiraba en esos salones hace algo más de un siglo cuando la villa vio la luz como casa de verano tradicional de una familia con posibles, como se decía en la época.

Imagen de la terraza de Villa Indiano. E. E.

De lo otro, de lo gastronómico, el restaurante se abre en cinco salas originales que crean cinco espacios diferentes que hasta se pueden privatizar, si se quiere, de forma natural. En verano, la mayoría de los clientes apuestan por el jardín y la terraza, sobre todo por la zona ubicada junto a la acequia de Tormos y bajo la gran jacaranda, uno de los lugares más frescos para disfrutar sin un ápice de calor del estío valenciano.

Lo mejor que se puede comer en Villa Indiano es el arroz, una buena paella, aunque no hay que dejar pasar la carne y el pescado, sobre todo a la brasa, ya que en los meses de verano montan incluso una barbacoa para hacerlo más auténtico. Las croquetas o la ensaladilla son un complemento perfecto.

Muchos de los productos que utiliza este restaurante en sus cocinas vienen de su huerta, su propia despensa particular, que garantiza que lo más fresco, lo más intenso en el sabor y lo más auténtico llegue cada día al plato en una auténtica apuesta por el kilómetro 0.

El restaurante cuenta con un menú de mediodía de 25 euros, que se puede tomar en la hora de la cena también los viernes y los sábados por 32 euros. Si lo preferimos, también podemos disfrutar del jardín a la hora de la merienda, obviamente, con una fresca horchata y los tradicionales fartons.

Pero los responsables de Villa Indiano no quieren que esta joya sea algo exclusivo y tienen abierto el jardín a todo el mundo, para paseo y disfrute y hasta para tomarse unas tapitas si se tercia. También cuenta con una programación cultural para todos los que quieran participar con actividades como encuentros gastronómicos o de alimentación, talleres de yoga, conciertos en directo o simplemente una tarde de juegos con el trivial.