Lo de regalar huevos de chocolate el domingo de Pascua a algunos os parecerá que es algo inventado por algunos grandes almacenes para que tengamos que gastarnos dinero, pero no, lo de regalar huevos por Pascua, y no solo de chocolate, es algo que viene de muy muy antiguo.

La tradición de los huevos de chocolate

De chocolate, y sin ser de chocolate, pues muchos dulces de Pascua que se preparan para regalar llevan huevos cocidos enteros en su interior. De hecho, los huevos de chocolate no hicieron su aparición hasta el siglo XVIII, aunque la tradición de los huevos de Pascua viene de muchos siglos atrás.

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Originalmente, existía un ritual pagano para celebrar la llegada de la primavera en el que se intercambiaban huevos decorados como símbolo de la fertilidad y el renacer de la primavera.

Cuando los cristianos adoptaron ese ritual, el huevo pasó a representar la resurrección de Jesús y se regalaban para celebrarla. En aquellos tiempos, la iglesia prohibía comer carne y huevos durante la Cuaresma, pero los creyentes idearon una forma de proteger sus huevos para que no se estropearan durante la cuaresma y poder consumirlos después. Para ello lo que hacían era cocerlos, dejarlos enfriar y cubrirlos con una capa de cera para protegerlos. Una vez finalizada la Cuaresma, estos huevos se regalaban a familiares, especialmente a los más pequeños. Costumbre que se siguió manteniendo incluso durante siglos después de que la Iglesia permitiese el consumo de huevos en Cuaresma.

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Fue allá por el siglo XVIII, cuando la industria chocolatera empezaba a despuntar, cuando se les ocurrió vaciar los huevos frescos y rellenarlos de chocolate, idea que no tardó en popularizarse entre los maestros chocolateros de Francia, Italia y Alemania para luego extenderse rápidamente al resto de Europa.

En España, son famosos los que se elaboran en Cataluña, que pasan de ser meros huevos para convertirse en auténticas esculturas de chocolate que los padrinos regalan a sus ahijados para celebrar la Pascua.