Larry Shy en el restaurante Bazaar Meat, del chef José Andrés, en Las Vegas.

Larry Shy en el restaurante Bazaar Meat, del chef José Andrés, en Las Vegas.

Actualidad gastronómica

Un turista de EEUU habla claro sobre el restaurante de José Andrés: “No es tan auténtica"

El estadounidense Larry Shy ha pasado por Bazaar Meat, el restaurante de José Andrés en Las Vegas y así es cómo describe su experiencia.

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En una era donde las redes sociales han elevado a viajeros y foodies al estatus de referentes culturales, Larry Shy se ha convertido en una de las voces más peculiares —y sinceras— sobre la gastronomía española vista desde el extranjero.

Este estadounidense, que ha transformado su amor por España en una suerte de estilo de vida, se ha tatuado palabras como “tapas” y logotipos tan cotidianos en la península como Mercadona o El Corte Inglés.

Pero su última experiencia gastronómica ha despertado un debate: ¿puede un restaurante de cocina española fuera de España ofrecer algo auténtico? La respuesta, al menos para Larry, es clara: no del todo.

Su crítica no fue lanzada al azar ni se basó en prejuicios. Fue el resultado de una cena en Bazaar Meat, el reputado restaurante que el chef José Andrés dirige en Las Vegas. Allí, Larry acudió dispuesto a reencontrarse con los sabores que tanto admira del otro lado del Atlántico.

Eligió cuidadosamente un menú que representa algunas de las esencias de la cocina española: jamón ibérico con pan con tomate, patatas bravas y un chuletón de wagyu que rozaba el kilo y medio. Aunque el wagyu no sea icono de nuestra gastronomía, fue la mejor opción que le pudieron ofrecer.

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Todo ello regado con una cerveza Estrella Galicia. Pero la emoción pronto dio paso a una evaluación crítica, sin pelos en la lengua.

“Probablemente sea el mejor jamón que haya probado en los Estados Unidos”, admitió sobre el plato inicial. Pero de inmediato matizó: “Comparado con el jamón que encuentras en España… es normal”.

El desengaño aumentó al descubrir que el aceite de oliva que acompañaba el plato era californiano. Para Larry, esto era imperdonable: “Un poco decepcionante que esté en el restaurante de José Andrés en Las Vegas y que el aceite no sea español. Debería ser de España”, sentenció.

El chuletón, centro neurálgico de la cena y también de la factura —casi 300 dólares del total de 462—, tampoco logró convencer del todo a este enamorado de la península. “Está bueno, pero es mejor en España”, dijo sin rodeos.

Y remató su crítica con una comparación directa y contundente: “En España puedes conseguir una comida española de muy buena calidad por mucho menos. Y para ser honesto, una comida mucho más auténtica y de mayor calidad. No intento ser grosero, solo estoy siendo sincero”.

Las palabras de Larry ponen sobre la mesa una reflexión incómoda pero necesaria: ¿qué precio tiene la autenticidad culinaria fuera de su contexto original? ¿Es posible replicar la experiencia gastronómica española en un entorno tan ajeno como Las Vegas, sin sacrificar sabor, esencia y —como en este caso— aceite de oliva?

José Andrés, uno de los embajadores más respetados de la cocina española en Estados Unidos, ha sido reconocido precisamente por acercar esa identidad a públicos nuevos.

Sin embargo, la vivencia de Larry sugiere que, en su afán por adaptarse a otro mercado, ciertos matices fundamentales pueden perderse por el camino.

En definitiva, este episodio no es tanto una crítica directa al chef o a su restaurante, como una reafirmación de una verdad que muchos viajeros ya conocen: hay sabores, gestos y atmósferas que solo pueden vivirse —y entenderse— en el lugar donde nacieron. Y para Larry Shy, ese lugar tiene nombre propio: España.