Puente medieval de San Alberte sobre el río Parga

Puente medieval de San Alberte sobre el río Parga iStock

Actualidad gastronómica

El bonito pueblo gallego con un balneario de época y piscinas naturales donde comer chuletones "tirados" de precio

Un pueblo rodeado de naturaleza y muy bien comunicado para disfrutar de la tranquilidad y del paisaje de la Galicia interior.

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A unos 40 km de la capital lucense y con una pequeña estación de tren centenaria que lo conecta con A Coruña y León, el pueblo de Guitiriz es un destino que en Galicia siempre se ha asociado al bienestar.

En este pequeño municipio, en pleno corazón de la Terra Chá, el agua es protagonista indiscutible. Sus aguas mineromedicinales son conocidas desde la época romana y, desde hace más de un siglo, su balneario ha estado entre los mejores de España.

En el año 1908, se estrenaron las primeras instalaciones en las que los visitantes podían disfrutar de las aguas termales. Cuatro años más tarde, se inauguró el hotel y lo situó a la altura de los grandes balnearios europeos de la época.

En 2003 se reformó el hotel, manteniendo la fachada original, para convertirse en un moderno complejo termal, completamente restaurado en una finca de más de 40 hectáreas, que conserva el encanto de los balnearios de época.

Junto al balneario brotan los manantiales de Valdovín, San Xoán y Pardiñas que pueden ser visitados dando un agradable paseo por la ribera del río Parga.

Un pueblo con paisajes de postal

La Ruta del Agua, de casi veinte kilómetros, enlaza elementos tan emblemáticos como el puente y la capilla góticos de San Alberte con las fuentes medicinales y el Camino Norte de Santiago.

También el área de Sete Muiños ofrece un marco idílico, siete molinos que se suceden a lo largo de un sendero junto a un río encajado entre robles y alisos, con piscinas naturales donde el baño en verano es un plan obligatorio.

Caminar por Guitiriz es adentrarse en un paisaje de montañas como la Serra da Cova da Serpe, con alturas que rozan casi los 800 m, y valles suaves por donde fluyen el Parga y sus afluentes, que crean un ecosistema muy atractivo para el ocio al aire libre.

Y, entre los bosques, encontramos castillos, capillas y vestigios megalíticos. La fortaleza de A Pobra de Parga, con su torre cilíndrica y muralla, recuerda tiempos medievales.

Igual que el castro de O Forno o el yacimiento epipaleolítico de Pena Xiboi, que data de hace más de 5.000 años y conserva un estatus de Bien de Interés Cultural.

Comer en Guitiriz

En la gastronomía de la zona, la riqueza local se impone con fuerza. La tradición gallega domina la oferta en los sitios más demandados.

En el Sete Muiños, el restaurante del balneario, se apuesta por la cocina gallega de Km. 0, con productos frescos como fabas de Lourenzá, carnes, pescados y la tradicional torta de millo, postre típico que mezcla historia y sabor.

En el casco urbano también abundan establecimientos donde se puede disfrutar de los platos más tradicionales de la cocina gallega, como el pulpo a la gallega, el lacón con grelos o los pimientos de Padrón.

Pero si hay un sitio que merece la pena visitar ese es el restaurante del Hostal La Casilla, en el número 19 de la Rúa Amizade, muy próximo al balneario.

En su carta, aparte de los platos que nunca faltan en un restaurante tradicional de la Terra Chá, como el pulpo o el caldo gallego, también se puede disfrutar de un bacalao a la gallega o de una amplia oferta de carnes.

Desde una jugosa ternera asada al estilo gallego (12,00 €) hasta una pechuga de pollo a la plancha (9,50 €). Pero, sin duda, las verdaderas joyas de la corona son los chuletones, que se venden al peso, el de ternera por 24,50 €/kg y el de vaca (por encargo) a 28 €/kg