Imagen de Ozzy Osbourne durante un concierto en 2015.

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Salud

El duro precio de la fama: un gran estudio revela que los cantantes famosos viven cuatro años menos que los anónimos

Los grandes astros viven una media de 75 años, mientras que aquellos con una carrera más discreta alcanzan los 79.

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Las claves

Un gran estudio epidemiológico revela que los cantantes famosos viven, de media, cuatro años menos que sus pares anónimos.

La investigación comparó la esperanza de vida de 324 celebridades musicales con otros 324 cantantes menos conocidos, emparejados por edad, género y género musical.

Ser famoso incrementa el riesgo de mortalidad hasta un 33% respecto a los anónimos, un efecto comparable al de fumar de forma ocasional.

El estrés psicosocial, la presión pública y la pérdida de privacidad asociados a la fama podrían explicar este mayor riesgo de muerte prematura.

El 22 de julio de 2025, el mundo se despedía de un titán del heavy metal: Ozzy Osbourne nos decía adiós a los 76 años tras un historial médico convulso. Ahora, un gran estudio epidemiológico aporta el foco científico: la fama de los artistas acortaría su vida hasta cuatro años de media.

Esa es la conclusión de un nuevo trabajo publicado en el Journal of Epidemiology & Community Health tras estudiar la vida de cantantes de Reino Unido, Europa y América del Norte. Más allá de las circunstancias, la fama en sí misma sería un factor de acortamiento de la vida.

Investigaciones previas han sugerido que los cantantes famosos tienden a morir antes que el público general. Sin embargo, no estaba claro si la fama en sí misma sería una causa, o bien las exigencias de la industria musical y el estilo de vida asociado a esta contribuirían a un mayor riesgo.

Con este dilema en mente, los investigadores responsables del actual estudio compararon retrospectivamente la esperanza de vida de 648 cantantes. La mitad habían alcanzado la fama, pero la otra mitad no.

El objetivo era comparar cantantes famosos con otros anónimos. Para ello, cada una de las 324 celebridades estudiadas fue emparejada por año de nacimiento, género, nacionalidad, etnia, género musical y estado de solista o cantante principal en una banda con sus pares menos conocidos.

Cerca del 59% de los cantantes formaban parte de una banda, el 29% eran solistas, y el 12% actuaba tanto de solista como formando parte de un grupo. Solo se incluyeron cantantes activos después de 1950 y antes de 1990 con el objetivo de recopilar suficiente información de seguimiento y riesgo de mortalidad antes de finalizar el año 2023.

Según este análisis, de promedio, los famosos sobrevivieron hasta los 75 años, y los menos célebres hasta los 79 años de media. Ser miembro de una banda se asoció con un riesgo de muerte un 26% menor en comparación a ser solista, pero esta variable no influyó en el efecto general de la fama. Las estrellas seguían teniendo hasta un 33% más de probabilidades de morir antes que los anónimos.

Solo dos (0,6%) de los cantantes famosos alcanzó la fama póstuma. Por su parte, el resto sufrió un mayor riesgo de mortalidad una vez alcanzada la fama, lo que sugiere que el agravamiento del riesgo no depende de diferencias iniciales ni a una causalidad inversa. La mortalidad prematura surge específicamente al alcanzar la fama, según los investigadores.

Los autores explican que el incremento en el riesgo de mortalidad asociado a la fama sería comparable a otros factores dañinos para la salud, como fumar ocasionalmente, lo cual aumenta el riesgo de muerte hasta un 34%.

Sin embargo, este estudio es observacional y no un ensayo clínico, por lo que no se puede establecer una causalidad. Además, los investigadores reconocen otras limitaciones, como el hecho de que su estudio no se realizó a nivel global y solo se limitó a cantantes y no a otros grupos de celebridades, como deportistas por ejemplo.

Como posibles explicaciones, los investigadores explican que "el estrés psicosocial único que acompaña a la fama, como el intenso escrutinio público, la presión del desempeño y la pérdida de privacidad" serían hipótesis a valorar.

"Estos factores estresantes pueden alimentar la angustia psicológica y conductas de afrontamiento perjudiciales, convirtiendo la fama en una carga crónica que amplifica el riesgo ocupacional existente", matizan. Esto anularía los beneficios de la seguridad económica que aporta la fama.

"Ser famoso parece ser tan perjudicial que anula cualquier beneficio potencial asociado con un alto nivel socioeconómico. Una vez más, esto pone de relieve la mayor vulnerabilidad de las personas famosas, lo que sugiere la necesidad de protección y apoyo específicos para esta población", concluyen.