Kathryn Mannix es considerada una pionera en medicina paliativa, con más de tres décadas de experiencia.

Kathryn Mannix es considerada una pionera en medicina paliativa, con más de tres décadas de experiencia. Miguel Rubio

Salud

Dra. Mannix, la pionera de los paliativos que ha presenciado 10.000 muertes: "Lo único que tenemos es el ahora"

"Algunos se preguntan si fueron buenos miembros de su partido" / "La eutanasia se utiliza como una distracción en todo el mundo" / "Deberíamos hablar con los niños sobre la muerte para que no les pille por sorpresa" / "La fe puede servir de consuelo, pero hay otras formas de conseguirlo"

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Las claves

Kathryn Mannix, pionera en cuidados paliativos, ha presenciado 10,000 muertes y enfatiza la importancia de vivir en el presente.

Mannix destaca que tanto creyentes como ateos pueden enfrentar la muerte con serenidad si se sienten seguros respecto al final de la vida.

La doctora subraya la importancia de los cuidados paliativos para paliar el sufrimiento, especialmente en países como España donde muchas personas mueren sin ellos.

Hablar sobre la muerte y compartir lo que realmente importa puede ayudar a enfrentar el final de la vida con paz y tranquilidad.

La carrera de Kathryn Mannix (Cheshire, Reino Unido, 1959) comenzó entre pacientes con cáncer. Ahí descubrió que su verdadero interés era que siguieran viviendo lo mejor que se puede cuando la muerte se acerca.

Así fue como se especializó en cuidados paliativos, un campo en el que es considerada una pionera. Sus más de 30 años de experiencia le han llevado a darse cuenta de que lo verdaderamente importante es el presente.

En este tiempo ha presenciado la muerte de unas 10.000 personas. Y aunque no todas afrontan el final de la vida del mismo modo, tanto los ateos como los que tienen una fe muy fuerte se sienten seguros ante lo que va a ocurrir.

Mannix atiende a EL ESPAÑOL con motivo del primer aniversario de 'Para ti, paliativos'. Valora que con iniciativas como esta se consiga paliar el sufrimiento de la muerte. En España, se estima que fallecen unas 80.000 personas al año sin recibir cuidados paliativos de calidad.

¿Sabría decir cuál fue su primer recuerdo con la muerte?

Fue cuando yo era muy pequeña. La señora que vivía en la casa de enfrente murió. Era una persona mayor a la que solía visitar porque recogía margaritas del césped y se las llevaba.

Creo que ella no tenía familia, así que le gustaba que la visitase. Recuerdo que mi madre me explicó que había muerto, pero yo no sabía lo que significaba eso.

La primera muerte que presencié, como estudiante de medicina, fue la de un hombre que había sufrido un infarto y falleció en la parte trasera de una ambulancia.

El médico al que estaba acompañando tuvo que ir a certificar su muerte. No podía creer que estuviera muerto porque no parecía que lo estaba. Fue muy extraño escuchar con mi estetoscopio el pecho de este hombre. Era un silencio casi ensordecedor.

Luego salimos de la ambulancia para seguir trabajando y el siguiente paciente era un niño que tenía un caramelo atascado en la nariz. Fue sorprendente por lo mundano de la situación: la muerte en medio de la vida.

¿Desde aquel primer recuerdo ha cambiado su opinión sobre la muerte? ¿Este cambio también le ha hecho ver de otra forma la vida?

Creo que sí. Me gustaría decirte que ahora soy una persona muy tranquila, que practica la meditación y que soy una anciana sabia, pero nada de eso sería cierto.

Me ha hecho darme cuenta de que lo único que tenemos es el presente, que es muy valioso. Tenemos que hacer lo que realmente importa ahora.

Lo que nos importa son las personas que amamos y las experiencias que nos aportan alegría. Hacer las paces en lugar de pelear. Me gusta pensar que vivo así, aunque todavía puedo ser muy gruñona.

Cada vez se ven menos niños o adolescentes en los funerales en España. ¿El demorar nuestro primer encuentro con la muerte hace que sea más fácil que le temamos?

Con los niños tenemos que hablar constantemente sobre la muerte para que no les pille por sorpresa. Salgan a pasear con los más pequeños y enséñenles que las hojas caen de los árboles. Es el ciclo de la vida.

O si se encuentran con un escarabajo que está muerto, muéstrenselo para que sepa que su cuerpo permanecerá en la tierra y ayudará a que crezcan las flores y los árboles.

Lo tratarán con normalidad desde el principio, y cuando muera alguien famoso o que conocen, tendremos palabras que poder utilizar. Ya tendremos un lenguaje sobre la muerte.

Los profesores deben saber cómo hablar sobre la muerte. En Reino Unido, como en España, las clases son de unos 30 alumnos, por lo que al menos uno habrá sufrido una pérdida significativa. Por eso es importante que hablen con naturalidad sobre la muerte en las escuelas.

Y luego cuando somos adultos pasando por un duelo, nuestros hijos deben saber que una persona a la que quiero ha fallecido, que estoy triste y que está bien estarlo. De esta forma les damos un lenguaje para que se puedan expresar cuando se sientan tristes.

¿Qué rasgos comunes ha observado en las personas que han logrado morir en paz? ¿Las personas creyentes lo logran más fácilmente?

Lo que he observado es que lo difícil a la hora de morir es también lo difícil a la hora de vivir, es lidiar con la incertidumbre.

Las personas que tienen una fe muy fuerte están seguras de lo que va a pasar. Esto también incluye a los ateos porque saben que van a dejar de existir. Pero no estoy segura de que se trate de creer en que haya una vida después de la muerte. Eso es lo reconfortante.

Reino Unido, de hecho, no es muy religioso. Puede que haya en el hospital un formulario para que digan "sí, soy católico", pero no van a la iglesia ni piensan realmente en ello. Sospecho que en España está sucediendo algo parecido, que la sociedad es más secular.

Kathryn Mannix ha presenciado la muerte de unas 10.000 personas.

Kathryn Mannix ha presenciado la muerte de unas 10.000 personas. Miguel Rubio

Luego cuando reciben un diagnóstico grave hay personas que empiezan a preguntarse si ha sido un buen cristiano o duda acerca de qué habrá después, si existirá Dios. Aunque ya es tarde para ir a misa todos los domingos.

La fe puede servir de consuelo. Pero hay muchas otras formas que también lo pueden ser. Hacia el final de la vida, están los que hacen una especie de inventario, repasan cómo han sido de acuerdo a sus valores.

No sólo tiene que ver con su religión, también se pueden preguntar si defendieron bien el medioambiente o si fueron buenos miembros de su partido político.

Hay otro tipo de creencias fuera de la religión por las que también se rigen las personas. "¿He sido una madre lo suficientemente buena?", por ejemplo.

Pensar en que han estado a la altura de sus valores les proporciona un enorme consuelo. Aunque también les puede generar una gran angustia el no haberlo estado.

No se puede pensar en si hemos estado a la altura o no cuando el cuerpo está sufriendo. Por eso es importante que haya un buen acceso a los cuidados paliativos en toda España.

Las personas están demasiado preocupadas por sus síntomas físicos como para hacer el trabajo emocional que les permita afrontar la muerte con más calma y serenidad.

En España se aprobó la ley de la eutanasia en 2021 pero miles de personas mueren cada año sin recibir cuidados paliativos. ¿Qué opinión le merece?

La eutanasia es una distracción para no hablar de la muerte natural. Se utiliza en todo el mundo, independientemente de si es legal o no. En Reino Unido no lo es aunque hay una ley con la que se pretende aprobarla.

Para ser capaces de tomar esta decisión, primero hay que tener acceso a unos cuidados que permitan reducir el sufrimiento. No es una opción que se pueda elegir si se está sufriendo constantemente.

Teniendo acceso a estos cuidados podré tomar la decisión de pasar por el proceso de eutanasia porque mi familia está muy repartida por el mundo y no puede reunirse todo el rato o porque simplemente quiero morir ya.

Pero no está bien que la muerte sea el tratamiento para el malestar, en lugar de los cuidados paliativos. Me parece que no es esa la solución.

Actualmente hay empresas que ofrecen, mediante inteligencia artificial (IA), poder 'hablar' con personas que han fallecido. ¿Diría que estamos ante la 'muerte' de la muerte?

Creo que es muy interesante el potencial de la IA en este sentido.

Debemos preguntarnos si los avatares que representan a nuestros seres queridos fallecidos son un consuelo o, por el contrario, un obstáculo para pasar el duelo, porque al final hay que acostumbrarse a la nueva normalidad sin el ser querido.

¿Qué consejo le daría a una persona que quiere ayudar a un ser querido a que muera en paz?

Se lo diría a cualquier familia, independientemente de si tiene un familiar que se está muriendo o no.

Les diría que hablasen entre ellos sobre lo que más les importa, lo que hace que la vida merezca la pena para ellos. Qué personas, recuerdos o planes les hacen felices.

Esto nos sirve para tener temas de conversación hacia el final de la vida de alguien. También ayuda a que si una persona tiene una emergencia que le obliga a ir al hospital, ya sabemos qué responder cuando el médico nos pregunte qué es lo más importante para ella.

Por ejemplo, alguien podría aceptar los cuidados paliativos si lo que le hace feliz es escalar una montaña. Pero si lo es estando en su cama, con sus nietos, escuchando música, pues probablemente podamos seguir otro tratamiento.

Normalmente no solemos tener este tipo de conversaciones.

Pues deberíamos tenerlas todos el tiempo. Ahora que se acerca la Navidad y las familias se reúnen, podrían tener una conversación sobre qué es lo que verdaderamente les importa para ser felices.