Imagen de archivo de una intervención de un cáncer de páncreas.

Imagen de archivo de una intervención de un cáncer de páncreas. Vall D'Hebron

Salud

Un nuevo fármaco logra duplicar la supervivencia al cáncer de páncreas por primera vez: "Nos ha llevado 40 años"

La mayoría de estos pacientes presentan mutaciones en el gen KRAS, pero desde que se aislara en 1982 no se había conseguido inhibirlo.

Más información: Golpe al cáncer de páncreas: científicos españoles identifican una de las claves de su alta agresividad

Publicada
Actualizada

La paradoja del cáncer de páncreas es que pese a ser uno de los tumores mejor conocidos a nivel molecular, su índice de supervivencia sigue siendo extremadamente bajo.

En España, de hecho, no es uno de los más frecuentes (se estima que para 2025 se diagnosticarán unos 10.000 casos). Pero sí que aparece entre los más letales de nuestro país, con 8.140 fallecimientos en 2023.

A diferencia de los que está sucediendo con otros tipos de cáncer, en el de páncreas aún no se ha avanzado con éxito en el uso de terapias personalizadas o de inmunoterapia debido, en parte, a la barrera que crea el propio tejido tumoral.

A ello se le suman las pocas señales de alerta que aparecen al principio de la enfermedad. Por tanto, la mayoría de los casos se diagnostican cuando el tumor ya está extendido.

En algunos se detectan ya con metástasis, lo que complica aún más la mejoría de los pacientes. En el tipo más común de este cáncer, el adenocarcinoma ducal pancreático, la supervivencia a cinco años es menor del 10% si el diagnóstico no es precoz.

Puede que en un futuro cercano la supervivencia de estos pacientes aumente como nunca antes se había visto.

Y es que, como ha anunciado el jefe del grupo de Oncología Experimental del CNIO, Mariano Barbacid, en el programa Julia en la Onda, "en breves se aprobará un inhibidor del oncogén KRAS que doblará la supervivencia de los pacientes de cáncer de páncreas".

Aunque en la entrevista no ha dado más detalles, por sus palabras todo apunta a que se refería a daraxonrasib, un inhibidor de RAS que bloquea la acción de las proteínas KRAS mutadas.

De 1982 a 2026

Las mutaciones en KRAS están presentes en casi un tercio de los pacientes con tumores sólidos. En el de páncreas su presencia asciende hasta cerca del 95%.

La proteína KRAS se aisló por primera vez en 1982 por un equipo de investigadores que lideró precisamente Barbacid, quien explicó anteriormente a este periódico que no fue un hallazgo repentino: "Nos llevó siete años".

Desde entonces no se había logrado dar con un fármaco que consiguiera inhibir la mutación causada por esta proteína.

"Nos ha llevado 40 años", señala a EL ESPAÑOL Marcos Malumbres, investigador ICREA y jefe del Grupo de Ciclo Celular del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO), sobre la tan ansiada llegada de este inhibidor.

Los ensayos con daraxonrasib se encuentran actualmente en fase III; es decir, en la etapa previa a la aprobación del fármaco.

Los resultados de las fases anteriores ya han demostrado que la mediana de supervivencia global pasa de los siete meses con la quimioterapia a los 14,5 meses con daraxonrasib.

Además de lo importante que es para los pacientes, Malumbres incide en el "enorme paso" que se ha dado al encontrar una forma de controlar este oncogén tras más de cuatro décadas desde su descubrimiento.

El motivo por el que se ha tardado tanto tiempo no es precisamente por la falta de pacientes. Hay varias razones por las que han pasado más de 40 años sin que se consiguiera inhibir la proteína resultante de esta mutación.

La primera de ellas, como explica el oncólogo Ignacio Garrido-Laguna, del Huntsman Cancer Institute – Cancer Hospital de la Universidad de Utah, es la falta de 'bolsillos' en la superficie de la proteína que permitieran la unión de fármacos inhibidores.

Las terapias que se habían desarrollado hasta la fecha actuaban como inhibidores de la función bioquímica de casi todos los oncogenes; entre ellos, no se encontraba KRAS.

De hecho, como recuerda Garrido-Laguna, hace unos años se aprobaron dos fármacos que actuaban contra el carcinoma no microcítico de pulmón (CNMP) con mutaciones en KRAS G12C.

Esta mutación tiene una prevalencia del 15%. En el de páncreas, en cambio, resulta muy infrecuente.

En el caso de daraxonrasib, añade Malumbres, se trata de una molécula con la que sí que se ha logrado bloquear la función oncogénica de esta proteína.

Los datos de daraxonrasib han demostrado que con este fármaco se logra una tasa de respuesta de alrededor del 30% en los pacientes con un intervalo libre de progresión cercano a los nueve meses, frente a los tres de los tratamientos ya aprobados, que tienen tasas de respuesta inferior al 15%.

"Este tipo de fármacos suponen un primer paso para poder ofrecer a nuestros pacientes con mutaciones en KRAS tratamientos diferentes a la quimioterapia que prolonguen su expectativa de vida", valora Garrido-Laguna.

Cuándo llegaría a España

Barbacid augura que el fármaco se aprobará en Estados Unidos para el próximo año.

La Administración de Alimentos y Medicamentos del país (FDA, por sus siglas en inglés) ya le ha otorgado la designación de terapia innovadora, lo que supone una vía de revisión más acelerada que en otros casos.

De conseguir la aprobación final de la FDA, Malumbres calcula que a España llegaría, como mínimo, dos años después de que lo hiciera en EEUU.

"Ningún paciente que lea esto se va a beneficiar de él", lamenta, ya que la tasa de supervivencia a cinco años es aproximadamente del 10% en la mayoría de países.

La pregunta ahora no es si el nuevo fármaco va a lograr desbancar a la quimioterapia como tratamiento habitual, sino qué orden va a ser el más eficiente. Sobre todo porque no es la única terapia con la que se han conseguido avances en los últimos años.

Un estudio con participación española también ha demostrado que empleando campos eléctricos al tratamiento estándar de quimioterapia mejora la supervivencia en pacientes con adenocarcinoma pancreático localmente avanzado que no se pueden operar.

En el caso de daraxonrasib se trata de un tratamiento de segunda línea; esto es, para aquellos pacientes a los que la quimioterapia no les ha funcionado. "Para comprobar si puede sustituirla habría que realizar nuevos ensayos", apunta Malumbres.

Barbacid, por su parte, es optimista ante el futuro de esta enfermedad.

Le gustaría que su próximo hallazgo fuera poder aplicar en pacientes las estrategias terapéuticas que han descubierto en modelos genéticamente modificados de ratón y que son capaces de inducir su regresión completa. "Es decir, su curación".