Pilar Astier forma parte de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc).

Pilar Astier forma parte de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc). Cedida

Salud

Pilar Astier, la española que presidirá a los médicos de familia del mundo: "La polarización daña la salud"

"Los médicos de familia mejoramos la supervivencia de las personas hasta un 30%" / "El trabajo se ha hecho más complicado, tenemos menos tiempo por paciente y nos sentimos desbordados" / "La salud es demasiado importante como para convertirse en arma política" / "Estamos viendo pequeños brotes de mejora en la primaria"

Más información: El desamparo de los médicos de familia en España: el 75% de ellos se siente desprotegido por la administración

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Representar a medio millón de médicos de familia no es tarea fácil, pero eso no le asusta a Pilar Astier, galena zaragozana que acaba de ser elegida presidenta de la Organización Mundial de Médicos de Familia (Wonca, por sus siglas en inglés).

Con más de 20 años de experiencia en entornos rurales y rubanos, su trabajo en el centro de salud Universitas, de Zaragoza, su posición como profesora en la Universidad de esta ciudad y habiendo trabajado de enlace entre Wonca y la OMS durante años, está más que sobrada liderarlos.

Astier se convertirá en el primer profesional español (hombre o mujer) que llega a lo más alto de esta organización, que agrupa a 118 sociedades científicas de 131 países.

Ante un panorama poco propicio como el actual, donde lo países se retraen de la cooperación internacional, donde los médicos de primaria tienen cada vez más presión para llevar a cabo su trabajo, Astier tiene la maleta llena de ideas para mejorar el trabajo de esos profesionales.

Y mejorar su trabajo implicará, sí, mejorar la salud de los millones de personas en todo el mundo que acuden a diario a las consultas de los sanitarios más cercanos.

¿Qué significa para usted representar a los médicos de familia del mundo?

Ser la primera médica española es un gran honor y una gran responsabilidad.

Nuestro modelo de atención primaria resuelve el 85% de los problemas y, además, los últimos estudios hechos en Noruega y Dinamarca evidencian que mejoramos la supervivencia en un 30% y reducimos la hospitalización y atención urgentes si la atención es continuada.

A nivel europeo, he colaborado en varios proyectos que buscaban evidencias de cómo la atención primaria que mejoran la salud de las personas y la trasladaban a la toma de decisiones políticas.

Mi rol en Wonca también ha sido importante. En los últimos cuatro años he estado asumiendo puestos de responsabilidad en la ejecutiva y, en los dos últimos años, el enlace de Wonca con la OMS.

También he podido hacer declaraciones a favor de la medicina de familia, de la salud planetaria, de la participación de la medicina de familia y la atención primaria para hacer frente a las crisis sanitarias, etc. Todo esto ha contribuido al éxito de mi campaña para la presidencia.

¿Cómo se ve la medicina de familia española desde fuera?

Se ve con la ilusión de un modelo sanitario que garantiza que se desarrollan los valores de la medicina de familia.

La distribución de la atención primaria en todos los rincones de nuestro país, garantizando la accesibilidad, la universalidad y el trato cercano, y a lo largo del tiempo con nuestra lista de pacientes, se ven como un modelo a implantar en el resto del mundo.

¿Están los médicos de familia de todo el mundo igual de quemados que los españoles?

Depende mucho de las condiciones de trabajo. Nuestro modelo, que se consolidó con la Ley General de Sanidad de 1986, y que ha tenido unas bases muy sólidas para su despliegue, ha tenido una temporada de falta de desarrollo y de inversión, y esto ha hecho que llegue a la situación actual.

Tenemos problemas de retención de profesionales y poco tiempo por paciente: es muy difícil ver a un paciente 7-8 minutos cuando la complejidad de los cuidados ha aumentado, pues tenemos una población más envejecida, con más problemas de salud y con mayor número de medicaciones.

Es verdad que se han puesto en marcha diferentes estrategias, no solo en España sino en toda Europa, para mejorar el modelo de atención y evitar que los profesionales se quemen.

Por ejemplo, promocionando que se pueda compatibilizar la clínica, la docencia y la investigación como incentivos no económicos; promover incentivos económicos a la retención de profesionales en zonas remotas y de difícil cobertura.

Sobre esto, en Dinamarca han desplegado iniciativas como los centros de salud móviles, para hacer accesible la atención sanitaria en zonas remotas; también, estrategias de telemedicina apoyadas desde hospitales, con interconsultas y videollamadas para la toma de decisiones compartida...

El estar quemado como una respuesta emocional a un desbordamiento laboral, lo estamos empezando a encauzar por medio de estas medidas. Pero el trabajo se ha hecho más complicado, se tiene menos tiempo por paciente, y eso condiciona que nos sintamos desbordados.

La OMS vive uno de sus momentos de mayor incertidumbre tras la retirada de fondos de EEUU y los ataques de Donald Trump. ¿Puede sobrevivir tras estos ataques?

La salud es demasiado importante como para que se convierta en un arma política. La OMS es una agencia que tiene un alto prestigio y ha demostrado con la pandemia un refuerzo de su capacidad de respuesta y coordinación para un tema, la salud, que supera fronteras.

El hecho de una retirada de aproximadamente el 20% del presupuesto, que venía de EEUU y que ha supuesto dejar de financiar programas muy específicos de vacunación y suministro de medicamentos a países con menos recursos, es un reto muy importante.

La propia OMS se está reorganizando, reduciendo la plantilla de técnicos que están trabajando en la agencia, y eso está teniendo un impacto pero, a la vez, tener claro que su papel es importante debe hacer tomar conciencia al resto de países que se están planteando desfinanciar.

De todas maneras, son épocas en las que los consensos son difíciles. Ahora, en la asamblea de la ONU se está viendo. Tenemos que batallar para que la declaraciones sin evidencia no puedan dañar la salud pública.

Los médicos de familia tenemos un papel importante, como fuente de información fiable para millones de personas, somos una vacuna contra la infodemia y, también, frente a decisiones que buscan el beneficio de un único país.

¿Se ve la polarización política en la consulta?

En el día a día, nosotros tratamos a personas con todo su contexto: su situación personal, física, de salud mental y su condición laboral. Cada uno expresa sus preferencias pero nosotros siempre tratamos de encauzar la toma de decisiones de cada individuo.

Por muy rico que seas, eso no va a transformar tu salud. Desde la Wonca trabajamos en un minuto para la salud del planeta para hacer ver que, si todos tienen salud, nosotros vamos a mejorar la nuestra.

De esa manera global, y no involucrándonos en un compromiso político determinado, sin juzgar a las personas sino acogiéndolas, podremos ayudar individualmente y a la comunidad.

La polarización, ¿daña la salud?

La polarización, en conjunto, daña porque te hace ponerte en posiciones extremas, y estas siempre tienen damnificados.

Hacer madurar a la persona de cara a analizar que la vida es un proceso, que tiene momentos complejos y en los que la salud va a flaquear, que el contexto social o emocional va a estar más bajo, no nos deben hacer tomar posiciones extremas sino prudentes, respecto a lo que afecta a nuestra salud y nuestra comunidad. Tenemos que saber escuchar.

Los políticos siempre hablan de la importancia de la primaria pero no da la impresión de que haya una apuesta seria por mejorarla.

Hay que verlo con perspectiva. Este año ha sido el primero en que no ha quedado ninguna plaza sin cubrir de medicina de familia, lo cual ya es una buena noticia.

En los años anteriores quedaban plazas, pero cada vez iban quedando menos. Estamos viendo un cambio.

En las comunidades autónomas han empezado a implementar estrategias para garantizar la retención de profesionales, mejorar las condiciones laborales y la conciliación.

Todo eso no tiene un efecto instantáneo: el resultado se va a ir viendo a lo largo del tiempo. Igual que, cuando se estableció el Sistema Nacional de Salud en 1986, ha dado resultados al cabo de casi 40 años.

La inversión en primaria no se ve rápido pero tenemos pequeños brotes. Hasta el 2035, los profesionales de atención primaria vamos a vivir dificultades porque no vamos a tener recambio para las jubilaciones que estamos teniendo.

¿Por qué hay tan poca vocación entre los estudiantes de medicina para la especialidad de Familia?

Hay varios factores. En el tema de la elección de la especialidad, si se cubren todas las plazas, es un éxito, puesto que es la que más plazas oferta con creces.

Lo que pasa es que tenemos que tener más presencia en la universidad, en las facultades de medicina, que los estudiantes tengan un contacto con la manera de trabajar en los centros de salud.

Por otro lado, hay que consolidar departamentos de medicina de familia que sean fuertes, que permitan compatibilizar la docencia con la investigación, que nos permita generar evidencias, el papel importante de la primaria como factor de protección de la salud de la población.

Tener el mismo médico de familia durante años es bueno para la salud, pero cada vez vemos más movimiento y conocemos menos a quien nos atiende.

Si se mantiene la relación con el médico de familia por más de 15 años, mejoraba la supervivencia un 30%, efectivamente.

Los déficits que vemos en la primaria afectan entonces a la salud de los españoles.

Eso es. Un estudio en Dinamarca, que salió en agosto, dice que la discontinuidad con el médico de familia puede tener un efecto negativo para tu salud pero se recupera cuando reestableces esa relación longitudinal.

Ahora mismo, lo que se promueve es tratar de estabilizar los contratos, en lugar de que una o dos personas estén haciendo sustituciones.

Muchas veces depende de regulaciones de contratación pública complejas.

Dentro de los sistemas sanitarios públicos, la contratación es poco flexible, pero habría que avanzar para conseguir estabilizar los recursos humanos que tenemos y permitir que concilien su vida laboral y familiar y garantizar que la población es atendida por el mismo equipo a lo largo del tiempo.

¿Cómo ve la consulta del médico de familia dentro de diez años?

La veo con esperanza. Hemos mejorado aspectos importantes a la hora de trabajar. En todas las comunidades está desarrollada la historia clínica electrónica, que conecta la atención primaria con el hospital, que nos permite tener una visión completa del paciente a lo largo del sistema.

A través de la receta electrónica, podemos conocer aquellos medicamentos que el paciente tiene. Poco a poco vamos construyendo esa relación de confianza para coordinar esa cantidad de cuidados y propuestas de tratamiento.

Esa relación de confianza va a hacer que, en el futuro, con la mejora de nuestras condiciones laborales y la dedicación de más tiempo en consulta, podamos tener mejores resultados en salud.

También habrá otras herramientas que nos puedan ayudar. La inteligencia artificial, los apoyos de los sistemas de información que interactúen entre comunidades, etc. nos van a facilitar el trabajo del día a día.

Por otro lado, en muchos centros de salud disponemos de ecógrafos, dermatoscopios, técnicas de decisión rápida para garantizar el uso adecuado de antibióticos en enfermedades infecciosas...

Esta mejora del proceso diagnóstico en el primer nivel asistencial nos permitirá dar mayor calidad y seguridad a la población que atendemos, y mejorará también la relación paciente-profesional, ya que garantizaremos continuidad y conocimiento mutuo.