Un niño comiendo alimentos ultraprocesados.

Un niño comiendo alimentos ultraprocesados.

Salud

El imparable avance de la obesidad infantil: se duplica en 25 años y supera los 390 millones de niños

Por primera vez, este problema supera al bajo peso como la mayor forma de malnutrición en el mundo, según un informe publicado por UNICEF.

Más información: La cruel paradoja de la obesidad infantil en España: por qué los niños pobres tienen más exceso de peso que los 'ricos'

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Al oír o leer las palabras malnutrición y UNICEF en la misma frase, el primer pensamiento probablemente se dirija a niños de países de ingresos bajos con un peso muy bajo. De hecho, esa ha sido la forma más prevalente de desnutrición durante décadas. Hasta ahora.

Por primera vez en la historia, la obesidad ha desbancado al bajo peso y se sitúa como la forma de desnutrición más permanente, según un informe de UNICEF publicado esta semana.

Mientras que desde el año 2000 la prevalencia del bajo peso ha ido disminuyendo, pasando de un 13% ese año a un 9,2% en 2025, la obesidad ha pasado de un 3% a un 9,4%. Ha crecido más del triple en 25 años.

Los datos también muestran un aumento del sobrepeso. Actualmente, uno de cada cinco niños y adolescentes entre 5 y 19 años vive con este problema en todo el mundo. Esta cifra se ha duplicado desde el año 2000, pasando de 194 millones a 391 millones. Se ha duplicado en el último cuarto de siglo.

Para Cristóbal Morales, investigador y vocal de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), es un hallazgo "muy impactante". Este cambio de posición en el ranking debería ser un empujón hacia medidas que aborden el problema, defiende.

El experto pone el símil con el calentamiento global y el cambio climático, y lamenta que, en el caso de la obesidad y el sobrepeso, el mensaje de concienciación "no haya calado tanto en la sociedad".

Morales expone que el ser humano está hecho para ahorrar energía y, evolutivamente, "no hemos sabido adaptarnos a esta sociedad obesogénica". Se refiere con ese término a una forma de vida y alimentación que ha ido aumentando en las últimas décadas y en la que predominan los ultraprocesados ​​y el sedentarismo, entre otros.

El papel de la industria alimentaria

Los autores del informe ponen el foco del problema en la industria alimentaria y en la de bebidas energéticas. "Más del 50% de los niños pequeños han consumido alimentos o bebidas azucarados", dicen citando los datos que hay disponibles hasta ahora.

Según los últimos resultados del Global Diet Quality Project (el Proyecto Mundial de Calidad de la Alimentación), el 60% de los adolescentes de entre 15 y 19 años había consumido más de un alimento o bebida azucarada en el día anterior, un 32% un refresco y un 25% había comido más de un alimento procesado salado.

"Los alimentos y bebidas ultraprocesados ​​y baratos están inundando los comercios e infiltrándose en las escuelas", denuncia en el informe de UNICEF.

Estos productos representan, como mínimo, la mitad de la ingesta calórica total de los niños y adolescentes en Australia, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido e Irlanda. Otras potencias no se quedan atrás, como Argentina, Bélgica, Chile y México, donde suponen, al menos, un tercio.

Todo esto no sería posible sin la ayuda de la publicidad. La última encuesta U-Report de UNICEF muestra que el 75% de los jóvenes de 13 a 24 años había visto anuncios de bebidas azucaradas o energéticas, aperitivos o comida rápida durante la semana anterior a responder el cuestionario.

Una cuestión geográfica

El avance del sobrepeso y la obesidad también es una cuestión geográfica y su aumento ha sido más pronunciado en unos países que en otros. Por ejemplo, la zona de Asia Meridional era la región con menor índice de sobrepeso en el año 2000, pero en 2022 la prevalencia se había quintuplicado.

En otros territorios, como Asia Oriental y el Pacífico, América Latina y el Caribe, y Oriente Medio y Norte de África, la prevalencia aumentó, como mínimo, en 10 puntos porcentuales, alertan los autores en el texto.

Concienciar a los padres no es suficiente

Los hábitos que se aprenden en casa son importantes para prevenir la obesidad, pero no son suficientes, como muestra un metaanálisis publicado este miércoles en la revista The Lancet, que ha observado que los programas centrados en los padres son insuficientes para evitar la obesidad en los niños pequeños.

Este trabajo contó con 31 ensayos, de los cuales 17 incluyeron datos de participantes individuales que evaluaron el IMC a los dos años de edad de los pequeños, aproximadamente.

Con un alto nivel de certeza, dicen los autores, la investigación encontró que los programas de prevención de la obesidad infantil temprana no tuvieron efecto sobre el IMC de los niños a los dos años.

Estos programas se imparten a los padres en algunos territorios hasta los 12 meses de edad de su hijo. Pueden contar de clases comunitarias, visitas domiciliarias o intercambio de información por SMS, correo electrónico o aplicaciones.

El objetivo es ayudar a los progenitores a desarrollar sus habilidades y conocimientos sobre nutrición, actividad física y sueño, entre otros. Sin embargo, Kylie Hunter, autora principal del estudio, recuerda que la obesidad "se debe en gran medida a factores ambientales y socioeconómicos que las personas no pueden modificar".

Teniendo eso en cuenta, "no se puede esperar que [los padres] reduzcan los niveles de obesidad infantil por sí solos", hace hincapié la investigadora de la Universidad de Sídney (Australia) en declaraciones a los medios.

En línea con el informe de UNICEF, Hunter destaca que no basta solo con el apoyo de los padres, como muestra su estudio. También hacen falta políticas coordinadas que mejoren la asequibilidad de los alimentos saludables, aumenten el acceso a espacios verdes y regule la publicidad de productos ultraprocesados ​​o poco saludables.

Morales, de la SEEDO, se muestra totalmente de acuerdo con la investigadora y recuerda que, aunque el informe de UNICEF se centra en la alimentación, es importante no perder de vista otros hábitos como el sedentarismo y el uso de pantallas.

Asimismo, el experto hace hincapié en la gravedad del anuncio de UNICEF y en la necesidad de avanzar en legislaciones y medidas para atacar el problema. "No sé qué más señales queremos para cambiar el futuro de nuestros niños".