Hidratación y verano. (Peggy Marco / Pixabay)

Hidratación y verano. (Peggy Marco / Pixabay)

Salud

Ni mucha agua, ni muy fría: las tres claves del doctor Del Valle para hidratarnos correctamente este verano

Aunque las bebidas frías pueden darnos una sensación refrescante, los efectos a la hora de protegernos frente al calor no son los que creemos.

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P. Fava
Publicada

Los falsos mitos sobre el agua que tomamos en verano -entre ellos, que es preferible tomarla muy fría y en cantidad para refrigerarnos- pueden acabar perjudicando nuestras necesidades de hidratación. Esta es la advertencia del doctor Miguel del Valle Soto, presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte, especialmente para quien tiene previsto realizar actividad física bajo el calor.

Así, la creencia común de que el agua debe estar fría para hidratarnos mejor durante los meses cálidos no se corresponde con la realidad. Según explica el doctor Del Valle Soto, lo importante es la cantidad de agua, no la temperatura. No hay evidencia que indique que el agua fría hidrate mejor que la templada o a temperatura ambiente.

"La temperatura es una cuestión de preferencia y tolerancia personal", afirma en declaraciones a Europa Press. Por otro lado, también rechaza el consejo de "beber únicamente cuando se tiene sed". Cuando aparece la sed, explica, suele tratarse de una señal tardía de deshidratación, especialmente en personas mayores. Por tanto, recomienda beber líquidos de forma regular y no esperar a tener sed para hacerlo.

¿Cuál es entonces la cantidad correcta de agua que hay que consumir al día? El especialista avisa sobre los tres riesgos que implica beber en exceso, y por qué pueden terminar dejándonos más vulnerables al calor de lo que podría parecer:

- Riesgo de hiponatremia: se trata de una condición en la que los niveles de sodio en la sangre bajan peligrosamente. Puede ser asintomática o manifestarse con náuseas, vómitos, mareos, cefaleas y, en casos graves, edema pulmonar, encefalopatía hiponatrémica, confusión o convulsiones.

- Falsa sensación de seguridad: Beber grandes cantidades de agua no evita el golpe de calor, advierte el experto, por lo que la obsesión por consumir todo el líquido posible no supone una protección adicional contra este peligro para la salud.

- La importancia de reponer electrolitos: La sudoración durante el ejercicio o por el calor extremo lleva a la pérdida de electrolitos, lo que se relaciona con la hiponatremia. Es importante no centrarse solo en el agua, sino en la reposición de electrolitos para mantener la función corporal adecuada.

Cómo beber correctamente en verano

En los días más calurosos es conveniente hidratarnos más de lo habitual para preservar nuestra salud, advierte Magda Carlas, experta en Medicina y Nutrición de la Universidad de Barcelona (España). El agua mineral natural de mineralización débil es la mejor para todas las familias, afirma.

Así, durante todo el año, las mujeres adultas deberían tomar "dos litros de agua" diarios, mientras que los hombres deberían aumentar el consumo a "2,5 litros de agua". El 20% del agua que ingerimos puede proceder de alimentos sólidos, "como la lechuga que es 90% agua, melón o sandía".

"En verano estas recomendaciones pueden aumentar hasta los tres litros diarios, dependiendo de los esfuerzos físicos y de las altas temperaturas", manifiesta la especialista, que corrobora que "no hay que esperar a tener sed para beber".

¿Cuándo es mejor beber?

La uróloga Cristina Barrera, por su parte, recomienda que la ingesta de agua se distribuya a lo largo de las 24 horas del día, y se realice cada 3 o 2 horas: "Como regla general deberíamos beber un vaso de agua de unos 200 ml cada 3 horas, o cada 2 horas si tienes tendencia a formar cálculos renales", precisa.

En estos últimos casos en los que la persona puede tener predisposición a sufrir piedras o cálculos renales, se recomienda tomar de al menos un vaso de agua antes de dormir. "La noche es el momento de mayor actividad para la formación de piedras al estar la orina más concentrada", termina.