Nueve de cada diez personas que realizaron labores de limpieza tras la erupción en La Palma tienen metales pesados en su sangre.

Nueve de cada diez personas que realizaron labores de limpieza tras la erupción en La Palma tienen metales pesados en su sangre. EuropaPress

Salud

Plomo, cobre y titanio: hallan altos niveles de metales pesados en las personas que limpiaron la ceniza del volcán de La Palma

Un grupo de científicos sigue a más de mil personas expuestas a la erupción del Tajogaite para estudiar sus consecuencias en la salud.

Más información: "Tenemos miles de hectáreas listas para arder": la alerta de los expertos sobre los incendios de sexta generación en España

I. Sánchez
Publicada

La erupción del volcán Tajogaite, en la isla de La Palma, tuvo a toda España pegada al televisor y las noticias durante días, 85 concretamente, entre el 19 septiembre y el 13 de diciembre de 2021.

En el segundo año de la pandemia de Covid-19, estas imágenes nos hacían sentir parte de una película postapocalíptica. Ahora, un equipo de científicos estudia las consecuencias que ha podido dejar en la salud la erupción.

Una de las cosas que han observado es la acumulación de metales pesados en la sangre, como níquel, cobre y plomo, cuenta Cristo Rodríguez, médico e investigadora principal del estudio y jefa de la unidad de investigación del Hospital Nuestra Señora de La Candelaria (HUNSC), en Tenerife.

Otros elementos de los que habla el estudio son el hierro, el aluminio o el titanio. La ciencia ya ha demostrado que algunos de estos metales, como el plomo o el cobre, están relacionados con mayor riesgo de sufrir cáncer, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, infartos, diabetes y otros problemas como infertilidad.

También se han relacionado con afecciones neurológicas como la demencia, recuerda Rodríguez. No obstante, la experta también apunta que este tipo de patologías no tienen una única causa, por lo que los niveles elevados de estos elementos podrían considerarse más como un factor de riesgo.

¿Cómo han llegado los metales a la sangre?

Estos elementos pueden haber llegado al torrente sanguíneo de los ciudadanos de formas muy diversas. Por ejemplo, nueve de cada diez participaron en las tareas de limpieza de ceniza tras la erupción.

Según el informe, la mayoría aseguraron haber usado mascarilla, pero aun así, han acabado con una alta concentración de metales pesados en su organismo. Muchos emplearon herramientas como escobas y sopladoras, que levantan la ceniza y puede que algunas partículas consiguieran así penetrar en su organismo.

Además, un gran número afirmó a los investigadores que habían realizado estas labores de manera muy frecuente, "incluso más de una vez al día", cuenta Rodríguez. Por lo tanto, su riesgo de exposición se elevó considerablemente.

El clima es otro factor a tener en cuenta. El viento puede hacer que las partículas se queden flotando en el aire. De hecho, quienes pasaron 5 horas o más al aire libre durante los meses de la erupción tuvieron tasas más elevadas de plomo en sangre, indica la médica del HUNSC.

Por otra parte, las lluvias pueden hacer que se filtren a los acuíferos y lleguen a los alimentos a través del agua de regadío, explica Rodríguez. De esta manera, llegarían al organismo a través de la fruta y la verdura que come la población, por ejemplo.

En el propio informe habla de "niveles elevados de hierro, aluminio, titanio, vanadio, bario, plomo, molibdeno y cobalto" detectados en los cultivos de banano de la isla en los meses de la erupción.

A pesar de estos datos, la médica lanza un mensaje de tranquilidad y advierte que, aunque la erupción pueda suponer un riesgo para los niveles de metales pesados en sangre, la exposición cero es prácticamente imposible para cualquier persona, aunque no haya estado cerca de un fenómeno así.

La experta también destaca que es difícil prevenir los efectos negativos que tendrán las concentraciones de metales en sangre. A diferencia de otros indicadores, como el colesterol o la glucosa, no está claro cuál es la medida para determinar la toxicidad de elementos como el plomo o el aluminio en sangre.

Asimismo, Rodríguez hace hincapié en que estos elementos no tienen por qué quedarse de manera crónica en el cuerpo y suelen eliminarse a través de la orina. Eso sí, el tiempo que permanezcan en la sangre depende de lo que tarde cada organismo en metabolizarlos.

Otros problemas de salud

La investigación ha contado con 1002 participantes de varias poblaciones pertenecientes a la isla. Estas personas tuvieron que rellenar una serie de cuestionarios en la que, entre otros datos, dieron información sobre los problemas de salud que les había provocado la erupción.

La gran mayoría comunicó haber sufrido síntomas en el tracto respiratorio inferior e irritación en los ojos, en un 36,4% y un 45,9% respectivamente. No solo les afectó de forma física. El 44,9% experimentó insomnio y el 44,7% hablaba en sus respuestas de síntomas de ansiedad y depresión.

La investigación liderada por Rodríguez tiene una duración prevista de 10 años y ha sido financiada por el Instituto de Salud Carlos III y la Fundación Canaria para la Investigación Sanitaria. Estos datos son solo los primeros resultados, publicados en la revista Environmental Health.

El año próximo tienen previsto volver a extraer sangre a los voluntarios y pasarles los cuestionarios sobre sintomatología para comprobar si los problemas de salud de los que hablaban han persistido o fueron desapareciendo con el paso del tiempo.

Rodríguez destaca la importancia de este estudio. La población se encontraba inusualmente cerca del volcán en erupción, por lo que puede suponer un gran aporte sobre las consecuencias a medio y largo plazo de la exposición. "Todo lo que el volcán emitió permanece en la isla y lo hará durante décadas".