La superposición de las texturas generadas con modelos 3D muestra cuál se ajusta mejor a sus enigmática imagen.

La superposición de las texturas generadas con modelos 3D muestra cuál se ajusta mejor a sus enigmática imagen. Cícero Moraes

Investigación

Un nuevo análisis de la Sábana Santa desata la polémica: "Lo que la imagen muestra no es un ser humano"

El diseñador Cícero Moraes ha demostrado, con una reconstrucción en 3D, que la imagen del lienzo no concuerda con la huella de un cuerpo humano.

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En las penumbras de la historia religiosa y científica, se alza un nuevo interrogante que desafía el aura mística de la Sábana Santa de Turín: ¿Y si es una estafa? Pero no solo por no haber envuelto a Jesús de Nazaret, sino que quizás nunca envolvió ningún cuerpo humano.

Cícero Moraes, diseñador 3D brasileño autodidacta, especializado en reconstrucciones faciales antiguas,ha alumbrado una audaz hipótesis que pone patas arriba la percepción popular y académica sobre este enigmático objeto.

Según él, el contorno masculino de largos cabellos y barba no fue impreso por contacto corporal, sino por sobre un relieve moldeado y aplicado sobre la tela, a modo de grabado, lo que traería consigo repercusiones filosóficas, históricas y técnicas de un alcance inesperado.

Cree que el Sudario de Turín se creó en un contexto funerario y al final se convirtió en "una obra maestra del arte cristiano medieval".

El estudio parte de una observación aparentemente sencilla pero reveladora: si la Sábana hubiera sido colocada directamente sobre un cuerpo —ya sea con pigmento, calor o exposición química— los pliegues, arrugas y proporciones resultantes deberían reflejar con precisión esa interacción tridimensional.

El diseñador, cuyo trabajo ha sido publicado en el International Journal of Archaeology, encontró que la figura exhibe evidentes inconsistencias: la silueta parece "plana", rígida, con proporciones atenuadas que no coinciden con la maleabilidad natural del lino sobre formas humanas reales.

Este primer hallazgo, aparentemente anecdótico, desarma de inmediato la lógica de que se trató de un envoltorio corporal auténtico.

Una simulación 3D reveladora

A partir de esta intención, Moraes recurrió a software libre de simulación 3D, diseñando dos escenarios opuestos: uno donde la tela se estira sobre un torso humano adulto, y otro donde se posiciona sobre un bajorrelieve escultórico.

En el primer caso, la tela cede ante la anatomía: se expande, estira y modifica la imagen proyectada sobre superficie plana.

Este fenómeno no es extraño, se conoce en la conservación artística como "efecto Agamenón", en alusión a la máscara funeraria griega que, extendida al plano, distorsionó el rostro inicial.

Al darle un uso científico concreto, el experto en diseño descubrió que ese estiramiento no reproduce en lo absoluto la coherencia visual de la Sábana Santa. La figura resultante carece del perfil firme y equilibrado que observamos en la tela original.

No obstante, cuando se simuló el contacto con un bajorrelieve, las proporciones se mantienen fieles, la silueta aparece más acorde con la impresión real, como si se hubieran resaltado únicamente los contornos más elevados de una escultura plana.

La diferencia es notoria: el relieve capta cada sombra, cada contorno, y los transfiere con fidelidad al lienzo.

Este enfoque metodológico, basado en datos y visualizaciones comparativas, añade una capa de objetividad a un debate que llevaba siglos inscrito en la ambigüedad: ¿Es la Sábana un vestigio real o un artefacto medieval concebido con destreza?

La conclusión de Moraes, que evita deliberadamente politizar la discusión teológica, es rotunda: la imagen no pertenece a persona alguna, y la evidencia digital favorece una técnica escultórica, no anatómica.

Quien observa la Sábana desde el cristal crítico reconoce ahora elementos que antes pasaban inadvertidos: la simetría sospechosa del cuerpo, la concordancia con estilos iconográficos medievales y la aparente facilidad con que se repite cada línea como si respondiera a un patrón diseñado, más que a la imprevisibilidad de un cuerpo humano muerto.

No es casual que algunos investigadores—hoy paralelamente escépticos—se alineen con esta perspectiva, aunque sin tanto detalle tecnológico.

En el punto de mira

Desde finales del siglo XX, el discutido carácter científico de la Sábana ha despertado intensos debates.

El equipo STURP (Shroud of Turin Research Project), que entre 1978 y 1981 estudió directamente el lienzo, concluyó que el hombre representado era real, no producto de un artista, y confirmó la presencia de hemoglobina y albúmina sérico en las manchas aparentemente de sangre.

Sin embargo, esta conclusión fue impugnada por Walter McCrone, quien mediante análisis de micro­­fotografía identificó pigmentos óxidos de rojo ocre y bermellón en gelatina, insinuando una fabricación pictórica medieval.

Su postura, considerada controvertida dentro del mismo STURP, desembocó en debates internos sobre la naturaleza empírica y objetiva de los datos.

La icónica datación por carbono‑14, realizada en 1988 por tres laboratorios independientes, situó la antigüedad del lino entre 1260 y 1390 d.C., coincidiendo con su primera aparición documentada; este hecho cimentó la hipótesis de un fraude medieval.

No obstante, esta datación ha sido objeto de escepticismo metodológico: defensores de su autenticidad han sugerido que la muestra usada podría haber estado contaminada o pertenecer a una reparación posterior, lo que invalidaría los resultados.

Algunos estudios más recientes que revisan desde enfoques epistémicos o bayesianos han concluido que si bien las pruebas actuales no refutan con rotundidad el origen medieval, tampoco pueden descartarse de plano otras hipótesis.

Además, se han detectado anomalías anatómicas e iconográficas que alimentan las dudas. Un análisis anatómico cuestiona la longitud exagerada de los dedos, la postura impugnada del cuerpo —más cercana a convenciones artísticas medievales que a cadáveres reales— y una manipulación iconográfica coherente con el arte bizantino o gótico.

De manera complementaria, experimentos recientes de radiación ultravioleta con láser excimer demostraron que es posible reproducir ciertas características superficiales de la imagen mediante pulsos de luz intensa, lo que sugiere mecanismos fotoquímicos más plausibles que un contacto corporal directo.

A raíz de esta última evidencia y coincidiendo con el Año Jubilar, la Archidiócesis de Turín ha decidido retirar la Sábana Santa de las exhibiciones públicas tradicionales.