Una persona mayor camina junto al mar.

Una persona mayor camina junto al mar. Agoz W. / Unsplash

Salud

Adiós a los 10.000 pasos: un nuevo estudio revela cuánto hay que andar realmente cada día para evitar el infarto en España

Caminar es una de las mejores opciones para mantener una buena salud general y cardiovascular, pero algunos 'trucos' pueden potenciar sus beneficios.

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La fragilidad es un término médico que se usa para describir a los adultos mayores más vulnerables al estrés cotidiano, que aumenta el riesgo de sufrir caídas, requerir hospitalización y acabar generando un estado de dependencia. Sus síntomas son la pérdida de masa muscular en edades avanzadas, movimientos lentos, sensación de debilidad y cansancio persistente, y bajos niveles de actividad física que aumentan a su vez el riesgo cardiovascular y de infarto.

En general, el hecho de caminar ha demostrado ser una forma eficaz de ayudar a mejorar la calidad de vida, prevenir la fragilidad y mantener la independencia la mayor parte de la vida. Un nuevo estudio llevado a cabo por los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chicago se centró en una duda habitual: ¿a qué velocidad deben caminar los adultos mayores para obtener beneficios reales?

Aunque habitualmente se usen pruebas simples como la "prueba del habla", donde un ritmo que dificulte cantar pero permita conversar podría darnos algunas pistas sobre el esfuerzo, se trataría de un método muy subjetivo. Por tanto, los investigadores desarrollaron una aplicación móvil mucho más específica.

Así descubrieron que caminar ligeramente más rápido, añadiendo tan solo 14 pasos por minuto al ritmo habitual, produciría mejoras significativas en la función física de los adultos mayores frágiles o en riesgo de fragilidad. En un segundo estudio, estos mismos investigadores desarrollaron y probaron una aplicación móvil para smartphone cuyo objetivo era medir con precisión el ritmo de la caminata, facilitando la integración de esta práctica en el día a día.

Existiría un concepto, conocido como cadencia de la marcha o número de pasos por minuto, que funcionaría de forma muy práctica para medir la intensidad real de una caminata. Daniel Rubin, anestesiólogo de la Universidad de Chicago, se interesó en este concepto, en parte por su experiencia en la evaluación de pacientes mayores que se preparaban para recibir una cirugía.

"Los adultos mayores tienen un alto riesgo de complicaciones asociadas a la cirugía. Tradicionalmente, los equipos quirúrgicos se han basado en cuestionarios de función física para estratificar el riesgo de los pacientes, pero pensé que debía haber una manera de desarrollar métricas más objetivas", explica Rubin.

En un análisis secundario de un ensayo controlado y aleatorizado, Rubin y sus colegas estudiaron a adultos mayores clasificados como frágiles o prefrágiles. Los participantes se inscribieron en programas estructurados de caminata dentro de sus comunidades de jubilados, guiados y evaluados por personal de investigación clínica, y se midió su cadencia con un dispositivo ajustado al muslo. A uno de los grupos se le animó a "caminar lo más rápido posible de forma segura", mientras que el otro grupo caminó a su ritmo habitual.

Así pues, según los resultados del estudio, había beneficios claros con tan solo aumentar 14 pasos sobre su ritmo habitual de unos 100 pasos por minuto. Así se lograban mejoras en la capacidad funcional, logrando caminar distancias más largas en una prueba estandarizada. Gracias a estos hallazgos, Rubin y sus colegas crearon una aplicación móvil llamada "Walk Test", diseñada específicamente para medir la cadencia de la caminata con precisión.

"No confiábamos en las analíticas integradas de los smartphones. En su lugar, creamos una aplicación que utiliza un novedoso método de código abierto para analizar los datos medidos por el teléfono y nos permite involucrar activamente a los usuarios en pruebas de caminata breves y deliberadas, garantizando una medición precisa", relata el especialista.

Las pruebas demostraron que la aplicación es capaz de contar los pasos con una precisión similar a los acelerómetros especializados de investigación. Además, fue diseñada pensando en ser accesible y fácil, más allá de dicha precisión, dado que las personas que más necesitarían usarla solían ser las que menos recursos poseen para empezar.

Esta investigación destaca que caminar es un ejercicio ampliamente accesible y con importantes beneficios para la salud, y aumentar el ritmo de la caminata tan solo un poco ya otorgaría significativos beneficios. En este aspecto, para usar la cadencia como guía en la intensidad de la caminata, los investigadores aconsejan medir nuestro ritmo habitual de pasos por minuto para tener una referencia. A partir de ahí, deberíamos ir aumentando ligeramente este ritmo hasta encontrar un nivel que resulte cómodo, pero más rápido.