
Un paciente se somete a una ecografía abdominal. EuropaPress
La revolucionaria prueba que predice el riesgo de sufrir un aborto espontáneo durante el embarazo
En la mitad de los casos en los que las mujeres pierden sus bebés de esta forma, no se sabe qué lo ha ocasionado.
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El embarazo es, en la mayoría de los casos, un momento de felicidad. Se hacen planes, se piensan los posibles nombres y se prepara el cuarto que ocupará el bebé. Aun así, hay algo para lo que una madre no está preparada: un aborto espontáneo.
Se considera aborto espontáneo la pérdida del feto antes de las 20 semanas de gestación. En España representan entre el 10% y el 20% de los embarazos y la mayoría de veces ocurre durante el primer trimestre (con menos de 12 semanas).
Dentro de este grupo, entre el 2% y el 5% son abortos de repetición, explica Carlos De Bonrostro, ginecólogo de la Unidad de Medicina Maternofetal del Hospital Universitario Miguel Servet, en Zaragoza. Es decir, la mujer pierde más de dos embarazos consecutivos antes de los cinco meses.
Los ginecólogos que trabajan en este campo buscan todas las formas posibles de ayudar a sus pacientes. Sin embargo, la cuestión sigue rodeada de incógnitas. Ahora, un grupo de investigadores en Reino Unido ha encontrado una prueba y unos marcadores que pueden arrojar luz a la cuestión.
El estudio, publicado en Science Advances, ha visto que en algunas mujeres con antecedentes de aborto espontáneo, el endometrio no reacciona como debería y no se convierte en un entorno adecuado para la implantación de un embrión.
Para que funcione, hacen falta cambios en las células endometriales, llamados reacción decidual. Unas variaciones que en las pacientes examinadas en el estudio no se habían producido o lo habían hecho en menor medida que en mujeres que no han sufrido abortos.
Cuando no se producen, o lo hacen a medias, se crea un entorno inestable que, aunque permite la implantación de los embriones, aumenta el riesgo de sangrado y pérdida temprana del embarazo.
Esta respuesta anormal del endometrio ocurre en la segunda fase del ciclo menstrual y a algunas mujeres les pasa con más frecuencia de la que se esperaba, cuentan los autores. Por eso, les pareció causa consistente, medible y potencialmente prevenible del riesgo de aborto espontáneo.
Asimismo, los investigadores también vieron que, cuanto más se sufría este evento, más aumentaba el riesgo de que volviera a ocurrir. También vieron alteraciones a nivel inmunológico.
El embrión, a fin de cuentas, es un cuerpo extraño para el organismo de la mujer, señala De Bonrostro, ya que es genéticamente distinto a la madre. Por ello, en el útero hay una serie de células inmunitarias para favorecer la tolerancia inmunológica materna.
En las mujeres que han participado en el estudio, los científicos han visto que estas células podrían estar modificadas o alteradas en el contexto de pacientes con abortos de repetición. Durante la investigación, el equipo analizó más de 1500 biopsias de más de 1300 mujeres.
Todos estos datos, dice De Bonrostro, pueden sentar la base para, en un futuro, poder dar a las mujeres un pronóstico acerca de la posibilidad de implantación de los embriones o del riesgo de aborto espontáneo si ya lo han sufrido anteriormente.
Algunas mujeres ya han podido beneficiarse de estos resultados. El periódico inglés The Guardian ha podido hablar con los autores de la investigación y con algunas pacientes. Una de ellas aseguraba que había podido tener dos hijos gracias a que había detectado y tratado su problema.
Antes de eso, había sufrido cinco abortos espontáneos y las terapias convencionales empleadas en estos casos no le habían funcionado. Ahora tiene un hijo de 3 años y otra de 19 meses.
El estudio de los abortos de repetición
De Bonrostro explica que el trabajo en este campo es “arduo”. Primero por lo que supone para las pacientes sufrir más de un aborto y segundo porque muchas veces, aunque le hagan estudios a las mujeres para averiguar lo que ocurre, no consiguen encontrar la causa.
Para ilustrar la magnitud del problema, el especialista detalla que una mujer sana tiene entre un 15% y un 20% de posibilidades de sufrir un aborto espontáneo. La mayoría de las veces, de hecho, solo ocurre una vez.
Los abortos de repetición son una minoría de los casos, pero, cuando ocurren, hay que valorar a la paciente y someterla a estudios para intentar averiguar qué le ocurre. Aun así, puede que los médicos no puedan saberlo.
En la mitad de los casos, la interrupción involuntaria y temprana del embarazo se debe a que el embrión tiene alteraciones genéticas, detalla el sanitario. Es decir, no tiene la capacidad para implantarse en el útero.
En la otra mitad, todavía no se han logrado establecer los motivos de que la gestación no pueda llegar a término, son una incógnita. Hay muchos motivos posibles, desde disfunciones hormonales o endocrinas hasta fenómenos inflamatorios locales. “Hay mil razones establecidas”, agrega el ginecólogo.
Actualmente, se utilizan test endometriales para establecer cuál es la ventana de implantación de una paciente, pero está basado en patrones génicos, explica el ginecólogo, no en los que han visto estos autores.
Los nuevos marcadores descubiertos pueden ser una diana más en el futuro para predecir el riesgo de aborto de repetición. “Toda la evidencia científica se va sumando y, poco a poco, nos aproximamos a poder dar más soluciones a más pacientes”, señala De Bonrostro.