Consumo de móvil y trastornos mentales y emocionales.iStock.

Consumo de móvil y trastornos mentales y emocionales.iStock.

Salud

Los adolescentes con problemas mentales pasan más tiempo en las redes sociales, se comparan más y son menos sinceros

Un estudio con más de 3.000 participantes determina que los que sufren trastornos mentales pasan 50 minutos más conectados que los demás.

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Paolo Fava
Publicada

Los adolescentes británicos con trastornos mentales diagnosticados dedican más tiempo al consumo de redes sociales que aquellos con buena salud mental. Así lo afirma un trabajo publicado en Nature Human Behaviour realizado con más de 3.000 participantes entre los 11 y los 19 años de edad. Entender esta clase de diferencias en el acceso a las redes sociales puede ayudar a abordar las intervenciones con un grado mayor de éxito, afirman los autores.

Hasta el 93% de los adolescentes entre los 12 y los 17 años hacen uso de las redes sociales en Reino Unido, y tienen al menos un perfil creado. En paralelo, los investigadores han descrito un empeoramiento de la salud mental en esa misma franja de edad. Uno de cada seis menores entre los seis y los diecisiete años padece de algún trastorno diagnosticado, una proporción que aumenta a uno de cada cuatro entre los 17 y los 19 años.

Dirigidos por Luisa Fassi de la Universidad de Cambridge, los investigadores analizaron los resultados de una encuesta planteada a 3.340 adolescentes británicos, de los cuales un 16% padecía al menos un trastorno mental. De este modo, pudieron determinar que aquellos con estos problemas pasaban un tiempo significativamente mayor conectados a las redes sociales, del orden de 50 minutos adicionales cada día.

Aquellos participantes con problemas de salud mental registraban una menor satisfacción con la cantidad de amigos que tenían en redes sociales en comparación con los demás. En el caso de los que sufrían trastornos internalizantes -como la depresión o la ansiedad- tendían a pasar más tiempo conectados a las redes y se comparaban el doble de veces con los perfiles de otras personas y sus publicaciones en comparación con aquellos sin trastornos.

Además, aquellos con problemas de internalización sufrían cambios más acentuados en su estado de ánimo en función de la retroalimentación obtenida en redes, definida como la cantidad de 'likes', compartidos y comentarios obtenidos por una publicación. Estos usuarios eran más proclives a sentirse desilusionados con la experiencia, consideraban que tenían menos amigos online de lo que les gustaría, y tenían tendencia a mentir sobre su estado emocional en los posts.

"El estudio distingue entre personas que sufren alteraciones internalizantes y externalizantes (TDAH o problemas de conducta), y se comparan tanto entre ellos como con el grupo sin alteraciones psicológicas. Lo más interesante es que, aunque ambos grupos con alteraciones muestran una elevación del uso de redes sociales, solo el internalizante muestra diferencias en los indicadores cualitativos", valora José César Perales, catedrático de Psicología en la Universidad de Granada, en declaraciones a Science Media Centre.

Así, los adolescentes con problemas internalizantes no solo aumentan su comparación social, sufren una mayor influencia del feedback sobre sus emociones y tienen una menor satisfacción con la cantidad de amigos en línea, sino que realizan "una menor autopresentación honesta" a la vez que presentan "una menor percepción de control sobre el uso de redes sociales", apunta el especialista. "Ninguno de estos efectos cualitativos era reseñable en el grupo de alteraciones externalizantes".

"Esta diferencia es importante porque las adicciones se consideran alteraciones externalizantes", matiza Perales. Esto indicaría "una diferencia importante entre el uso problemático de redes sociales y los trastornos adictivos en sentido estricto, como las adicciones a sustancias o el trastorno por juego de azar". Por el contrario, desarrolla el catedrático, este problema es solo una parte de "patrones de conducta problemática más generales" relacionados con el contexto y las relaciones, para los que "los problemas emocionales previos son un factor de vulnerabilidad".

"Aunque los resultados no aportan evidencia causal, sí que revelan algunos posibles mecanismos de la interrelación entre salud mental y uso de redes sociales", concluye. "Son compatibles con un modelo interaccionista en el que las alteraciones emocionales y del estado de ánimo inducirían un uso de las redes sociales (por ejemplo, comparaciones sociales desventajosas) que, a su vez, repercutiría en un peor estado de ánimo. Su prevención pasaría por promover un uso más gratificante y un mayor grado de protección social en la red”.