La normativa española establece que las pruebas mediante tomografía computariza estén debidamente justificadas.

La normativa española establece que las pruebas mediante tomografía computariza estén debidamente justificadas.

Salud

Un estudio en EEUU apunta que el TAC podría causar más de 100.000 casos de cáncer: "Hay que minimizar ese riesgo"

De continuar la tendencia actual, la investigación estima que los tumores asociados a estas exploraciones supondrían el 5% de los nuevos diagnósticos.

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La radiación de las tomografías computarizadas podría causar al menos 103.000 casos de cáncer en el futuro. Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio tras analizar las pruebas de este tipo que se realizaron en Estados Unidos en 2023. No es la primera vez que estos exámenes se vinculan con un mayor riesgo de cáncer.

En este caso, el tipo al que más se asocia la radiación de la TC es el de pulmón, con 22.400 casos, seguido del de colon (8.700) y la leucemia (7.900). El trabajo, que se ha publicado en la revista JAMA Internal Medicine, también estima que en un futuro cercano la TC (siglas de la tomografía computarizada) podría llegar a representar el 5% de todos los nuevos diagnósticos de cáncer anuales.

En España, el número de TC o TAC que se realizan cada año es considerablemente inferior al de EEUU (se calcula que en 2023 fueron más de 90 millones): las últimas estimaciones apuntan a que se realizan anualmente alrededor de 4,5 millones. Aun así, nuestro país no está exento de los peligros de una prueba que, en ocasiones, no es del todo necesaria para el paciente.

La TC es de gran ayuda en la prevención, detección y control de muchas enfermedades. Se usa, por ejemplo, para los exámenes de detección del cáncer colorrectal o el de pulmón. También sirve para obtener imágenes de fracturas óseas, ya que el resultado es más detallado que el que podría ofrecer una radiografía convencional.

Efectos de la radicación

El inconveniente de la tomografía computarizada es que utiliza rayos X, por lo que, como señala a EL ESPAÑOL José Carmelo Albillos, presidente de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), "no es una prueba inocua". Por este motivo, puede causar daños derivados de la exposición a la radiación.

Los radiólogos diferencian dos tipos de efectos relacionados con la radiación ionizante: los deterministas y los estocásticos. Estos últimos son los que más preocupan porque en los estudios habituales se emplea una dosis muy inferior al umbral determinista, que son los que aparecen a partir de una dosis conocida.

En el caso de los estocásticos, la complicación más temida es la carcinogénesis; es decir, que las células se transformen en cancerosas por el efecto de la radiación. El informe de la Academia Nacional de Ciencias (NAS, por sus siglas en inglés) recoge el modelo de riesgo de cáncer más aceptado para la dosis que se emplea en TC, según el cual incluso la dosis más baja tiene riesgo de cáncer asociado.

Estima que el riesgo de cáncer radioinducido es de 1 caso de cáncer mortal por cada 1.000 personas que hayan recibido una dosis de 10 mSv, la cantidad que aproximadamente se administra a un paciente en un estudio con tomografía computarizada en la región torácica, abdominal o pelviana. Es por ello que antes de toda exploración siempre se evalúa el riesgo-beneficio.

Para minimizar este riesgo, y al igual que sucede con cualquier prueba radiológica, deben seguirse dos principios básicos. El primero de ellos es el de justificación; es decir, que el beneficio esperado sea superior al riesgo asociado a la dosis de radiación recibida. El otro principio es el de la optimización, con el que se busca que la dosis sea la mínima necesaria, sin que la calidad de la prueba se vea afectada.

Pese a que los profesionales se guíen por estos principios, los expertos creen que los estudios en los que se asocian las exploraciones mediante tomografía computarizada a un mayor riesgo de cáncer pueden dar lugar a equívocos. Por un lado, no se deben interpretar como una guía para que los pacientes tomen decisiones individuales basadas en sus resultados, como afirma Maruxa Pérez, presidenta de la de la Sociedad Española de Física Médica (SEFM), en declaraciones a Science Media Centre.

Y por otro, tampoco se puede sobredimensionar este riesgo: "La aparición de un cáncer depende de muchos factores. Y aunque la radiación es uno de ellos, no es ni el único ni el más importante", apunta Albillos. No obstante, en el citado estudio se equipara la tomografía computarizada a otros factores como el consumo de alcohol y el sobrepeso.

Cabe destacar, eso sí, que se trata de un análisis estadístico poblacional, por lo que se describen los posibles efectos teóricos en función de las pruebas realizadas, pero no se ha estudiado una población concreta para verificar cuántos cánceres realmente se han producido. Cuando se ha llevado a cabo de esta forma, como en éste con participación española, los resultados muestran un mayor riesgo de cáncer, sobre todo en el caso de niños y adolescentes.

La edad es un factor importante por dos motivos. El primero de ellos es que las células cuanto más se reproducen, como sucede en el organismo durante el crecimiento, más fácil resulta de que la radiación les afecte. Por otra parte, cuando se recibe radiación a edades tempranas, más tiempo va a tener el tumor para desarrollarse a lo largo de la vida de esta persona. En el caso de los niños, la radiación originaría más casos de cáncer de tiroides, de pulmón y de mama.

La situación en España

La normativa española establece que todas las exploraciones mediante TC deben estar debidamente justificadas. El presidente de la SERAM valora positivamente la justificación de las tomografías computarizadas en nuestro país: "Los radiólogos tenemos muy interiorizada la protección radiológica del paciente".

En España, el uso de este tipo de pruebas ha aumentado en los últimos años. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en 2021 se realizaron 134 exploraciones TC por cada 1.000 personas, lo que supone un incremento de más del 25% en comparación con 2015. Aún falta por conocer de qué manera ha podido influir la renovación que produjo el Plan INVEAT, con el que se sustituyeron algunos equipos que tenían dosis altas de radiación.

Aunque, como lamenta Albillos, "no se puede evitar que pueda haber cánceres producidos por una tomografía computarizada, como tampoco que pueda haber una reacción adversa a un medicamento que nos hayan recetado o una complicación de una cirugía que nos soluciona un problema". Sólo queda entonces una 'única' opción: "Lo que sí tenemos que hacer es minimizar ese riesgo".