La española María Branyas es la persona viva de mayor edad.

La española María Branyas es la persona viva de mayor edad.

Salud

Descubren el secreto de la longevidad de María Branyas para llegar a los 117 años: "Tenía la microbiota de una niña"

Una investigación que ha estudiado la microbiota de la catalana muestra que la vejez y la enfermedad no están necesariamente relacionadas.

Más información: "La primera persona que cumplirá 150 años ya ha nacido": llega la gran era de los supercentenarios

I. Sánchez
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La longevidad es el objetivo de casi todas las personas, tener una vida larga y de calidad, sin problemas de salud. Puede que, por eso, una gran cantidad de expertos estén investigando este fenómeno para averiguar las claves que permitan llegar a los 100 años e, incluso, más allá. Para llegar a ellas se estudian, entre otros, dietas, hábitos de vida e, incluso, poblaciones, como las famosas ‘zonas azules’. Se trata de algunos enclaves del planeta que concentran la mayor proporción de centenarios. 

Este campo cuenta con muchas aristas. En biomedicina, por ejemplo, investigan fármacos como la metformina y terapias con células madre para regenerar tejidos y combatir enfermedades asociadas con la edad. Los neurocientíficos se esfuerzan en trabajar para la prevención de patologías neurodegenerativas. Además, estudian la función de la estimulación cognitiva para lograr un envejecimiento saludable. Por otro lado, los investigadores en genética se centran en examinar el ADN de personas centenarias y cómo pueden influir los cromosomas en la longevidad. 

El mejor ejemplo de una vida larga en España, y en el mundo, es María Branyas, sin ninguna duda. La catalana fue la mujer más longeva del mundo y la octava de la historia. Murió en agosto de 2024 a la edad de 117 años en la residencia de Olot, en Girona. Sin embargo, su caso aún puede seguir arrojando luz sobre las cuestiones principales de esta cuestión.

Manel Esteller, investigador del Instituto Josep Carreras y catedrático de genética de la Universidad de Barcelona, ha realizado un seguimiento de la microbiota de Branyas y sus resultados han asombrado a muchos expertos en la materia. Ha conseguido demostrar que la vejez y las enfermedades no son dos cuestiones que vayan, necesariamente, de la mano. Esto contradice la percepción general hasta la fecha, que apostaba porque ambos conceptos estaban vinculados indudablemente.

Un genoma privilegiado

Según los resultados de su investigación, la catalana "tenía una microbiota como la de una niña" y "un genoma privilegiado", ha citado el medio digital Infobae recientemente. El código genético que le dejaron en herencia sus progenitores permitió que sus células actuaran como si fueran más jóvenes. De esta forma, su edad biológica estaba diecisiete años por debajo de la cronológica.

El estado de su microbiota y su genética especial fueron la combinación perfecta para esa discordancia cronológica que le permitía tener una salud de alguien casi veinte años más joven. Además, le protegía enormemente de una larga lista de enfermedades y reducía enormemente la inflamación intestinal. Todo esto le permitió vivir completamente sana durante toda su vejez.

Su propia hija, Rosa, le planteaba la hipótesis a la agencia EFE tras el fallecimiento de Branyas: "Ha vivido tanto porque no ha tenido ninguna enfermedad", dijo. La catalana sobrevivió en 2020 a la pandemia de covid-19, cuanto tenía 113 años. Casi un lustro después, con 117, se convirtió en la persona más longeva del mundo tras la muerte de la francesa Lucile Randon, que tenía 118 años. Branyas pudo pasar sus últimos días sin ningún tipo de dolor. Fue perdiendo poco a poco la vista, la audición y la memoria hasta su muerte.

Los hallazgos de Esteller van a permitir hacer avances para desarrollar medicamentos que sean útiles contra el envejecimiento, averiguar cuál es la alimentación más adecuada para vivir más y elaborar patrones prebióticos relacionados con la longevidad, anunció Infobae.

La genética de la catalana fue estudiada por equipos de investigadores muy prestigiosos. Realizaron análisis transcriptómicos, metabolómicos, proteómicos, microbiómicos y epigenómicos de sus tejidos. Al ver los resultados averiguaron que contaba con un perfil lipídico magnífico, con el colesterol bueno alto y el malo bastante bajo. La regulación del azúcar en sangre era también excepcional, por lo que tenía menos posibilidades de desarrollar enfermedades como la diabetes o la obesidad.

Branyas contaba también con un sistema inmunológico perfectamente equilibrado y autoinmune. Además, mostraba un perfil inflamatorio bastante bajo con concentraciones reducidas de glicoproteínas A y B, que son cruciales para el funcionamiento de las células.

La mujer más longeva del mundo tenía, además, unos hábitos de vida muy saludables. Seguía la dieta mediterránea y comía tres yogures al día, lo que puede estar relacionado con esa microbiota tan sana. También solía caminar, algo que le gustaba mucho, no consumía alcohol ni tabaco y pasó toda su vejez acompañada frecuentemente por su familia. Esto último contribuía a que no se sintiera sola, que es un factor de riesgo para la demencia.

Esteller, que es uno de los mayores expertos en epigenética y estudio del envejecimiento y el cáncer del mundo, ha realizado uno de los estudios más completos hasta la fecha de una persona supercentenaria, que son las que superan los 110 años. De hecho, este fue el motivo que le llevó a investigar a María Branyas, su edad. Las personas centenarias son más comunes en el mundo, pero las que llegan a ser tan longevas, o casi, como la catalana, son, prácticamente, excepciones.