Montaje con el Hospital Provincial de Conxo en Santiago de Compostela.

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Salud PSIQUIATRÍA

La polémica terapia que divide a los psiquiatras: por qué se siguen haciendo electroshocks en España

El caso de un joven que ha recibido terapia electroconvulsiva sin su consentimiento ha reabierto el debate en España. 

20 abril, 2023 02:57

Juan Carlos Alonso llevaba en huelga de hambre desde el pasado 8 de abril. El motivo no es otro que su hijo Iván, ingresado en el Hospital Provincial de Conxo en Santiago de Compostela debido a un brote psicótico que sufrió a principios de febrero. Ante la negativa de la familia y del propio paciente, los médicos tuvieron que recurrir a la autorización judicial para someter al joven de 30 años a una terapia electroconvulsiva (TEC). Aunque recibiera ayer el alta después de diez sesiones, el caso de Iván ha reabierto el debate del electroshock.

España es uno de los países occidentales en el que hay más centros hospitalarios con el equipo necesario para realizar esta terapia. Sin embargo, la tasa de aplicación de la TEC es una de las más bajas, en comparación con los datos de Estados Unidos y otros países de Europa. O al menos, lo era en 2012, cuando se publicó en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental el último registro conocido de personas que recibieron esta terapia en nuestro país. En aquel año fueron un total de 3.090 personas.

"Ése es el único dato contrastado que tenemos. Hay una intención de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental de repetir el estudio para contrastar estos datos con los actuales, pero mi percepción es que puede haber aumentando al existir ahora más hospitales con TEC que en 2012". Quien habla en declaraciones a EL ESPAÑOL es el psiquiatra del Hospital Universitario de Bellvitge y uno de los autores del citado estudio Mikel Urretavizcaya Sarachaga.

[Cinco minutos de 'chispazos' en el cerebro durante el sueño para no perder la memoria]

Este doctor en Psiquiatría reconoce que, sin duda, la técnica ha cambiado mucho desde que el psiquiatra Ugo Cerletti realizara las primeras descargas eléctricas para tratar enfermedades mentales, tal y como se recogió en un artículo de The New York Times de aquella época. El contexto en el que Cerletti realizó la primera sesión de electroshock es uno de los motivos por los que el estigma acerca de este tratamiento aún no ha desaparecido.

Se produjo en Roma, en 1938, en pleno auge del fascismo de Mussolini. "[La primera sesión de electroshock] Apareció en mal momentoSe aplicaba en esquizofrénicos, pero también en personas con trastornos de conducta, que al ser sometidos a crisis epilépticas parecían tranquilizarse", explicaba el propio Urretavizcaya a El Confidencial.

Tampoco ayuda que en el imaginario colectivo aparezca la escena protagonizada por Jack Nicholson en Alguién voló sobre el nido del cuco (Milos Forman, 1975) cuando se habla de esta terapia. "La mayoría de personas que me preguntan si se sigue practicando el electroshock tiene una información distorsionada y piensan que se aplica de una forma arcaica, como hace 80 años", sentencia Urretavizcaya.

La efectividad del electroshock

El TEC consiste en hacer pasar electricidad al cerebro, normalmente a través de dos electrodos colocados a ambos lados de la cabeza, a la altura de la sien. El procedimiento se realiza con anestesia general y las descargas apenas duran unos segundos

Los expertos coinciden en que ahora se ofrece una terapia con anestesia y computerizada. Según el psiquiatra del Hospital Universitario de Bellvitge, lo que más ha cambiado ha sido el procedimiento de aplicación. "Se está consiguiendo que sea una técnica de tratamiento personalizada. De esta forma, las características de aplicación dependerán de la edad, el sexo, el tipo de trastorno, las comorbilidades de cada paciente y el tratamiento concomitante".

Pese a estos cambios, la historia de Iván ha puesto en cuestionamiento la eficacia de la terapia electroconvulsiva a día de hoy. Tanto es así, que la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) se ha visto obligada a emitir un comunicado en el que defiende que los resultados de la TEC son inapelables. "Su efectividad es mucho más alta que el placebo, la psicoterapia o los antidepresivos. Consigue resolver el 80% de los casos más graves y un 50-60% de efectividad en tres semanas, en los que ya se han mostrado ineficaces la psicoterapia y los fármacos", aseguran desde la SEPSM.

Urretavizcaya cree que se ha producido una confusión informativa a raíz del caso de Iván. "Estamos hablando de una técnica terapéutica avalada a nivel científico". Es consicente, eso sí, de que puede abrirse un debate social si el juez autoriza el tratamiento, con independencia del paciente y la familia. "Ahora bien, un paciente puede recibir TEC en un ingreso involuntario, aunque éste y su familia se opongan, si el psiquiatra tras valorar riesgos y beneficios considera que la indicación es adecuada en ese momento para el enfermo".

Por otro lado, uno de los más díscolos con la efectividad de este tratamiento es su compañero de profesión, el psiquiatra del Hospital Universitario de Canarias José Valdecasas. Aunque posee el cargo de vicesecretario de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, este doctor confiesa que habla en su nombre y no en el de la AEN. "El efecto de la terapia electroconvulsiva es de muy corta duración", señala Valdecasas a este periódico.

El psiquiatra se refiere a trabajos que, como este macroanálisis, han estudiado la eficacia de la terapia electroconvulsiva, en comparación con el placebo. "En algunos casos el efecto no aparecía y en otros desaparecía a las pocas semanas". La revisión de estudios concluía que, dado el elevado riesgo de pérdida de memoria permanente, la TEC debería suspenderse de forma inmediata hasta que una serie de estudios "bien controlados con placebo hayan investigado si realmente existen beneficios significativos frente a los que puedan sopesarse los importantes riesgos demostrados".

Otro de los trabajos que cita Valdecasas también demostró que esta terapia no tuvo un gran impacto en pacientes con un elevado riesgo de suicidio, más allá del que puede tener otro tratamiento en este tipo de situaciones.

"Más fe que estudios"

Valdecasas, en base a estas publicaciones, se muestra reticente a practicar el electroshock como primera opción. Y es que en nuestro país la terapia electroconvulsiva es de segunda aplicación; es decir, que sólo se administra si previamente otros tratamientos no han funcionado.

En este sentido, hay algunos estudios en los que se plantea la alternativa contraria. Urretavizcaya comparte esta hipótesis: "No siempre se ha de esperar a que fracasen todos los tratamientos para utilizar la TEC. La utilización precoz de la TEC puede obtener respuestas más rápidas que los otros tratamientos y disminuir el sufrimiento que la enfermedad produce en esos enfermos".

Valdecasas sí que coincide en este punto con su colega: "Es cierto que el paciente no sufre durante el procedimiento y que ya no es una cosa totalmente salvaje como hace 40 años". Aun así, considera que hay un nivel de efectos secundarios que no es desdeñable bajo su punto de vista.

Urretavizcaya, por su parte, afirma que los efectos secundarios son muy poco frecuentes, aunque pueden incluir eventos cardiovasculares, pulmonares y cerebro-vasculares. Algunos estudios estiman que la tasa de mortalidad relacionada con la TEC es de 2,1 por cada 100.000 tratamientos. "Se trata de una estimación inferior a la que corresponde con otros procedimientos quirúrgicos".

Este doctor señala que los efectos cognitivos asociados a la TEC son los más temidos y en los que hay una gran desinformación. "Las alteraciones de la memoria anterógrada y retrógrada aparecen en un 50% de los pacientes con una duración variable entre una semana y seis meses". La amnesia retrógrada es la más evidente para los sucesos ocurridos temporalmente más cerca del tratamiento. "Aunque en la gran mayoría de los casos estas dificultades cognitivas no interfieren la capacidad funcional del enfermo recuperado".

Las indicaciones de uso principales de la terapia electroconvulsiva en España son la catatonia, la depresión, y otros trastornos psicóticos como la manía. "Es un tratamiento altamente eficaz en pacientes con trastorno depresivo mayor (TDM), trastorno bipolar y esquizofrenia", valora Urretavizcaya.

Aunque no cree que deba prohibirse, Valdecasas se apoya en la bibliografía y en la opinión de otros compañeros para apuntar que los beneficios son escasos, en contraposición a los riesgos "nada despreciables" de esta terapia. "En los últimos años en este país vivimos una corriente a favor de la terapia electroconvulsiva que es más fe que algo demostrado en los estudios. Ojalá tuviera la eficacia que dicen que tiene", concluye.