Un joven se echa mano a la tripa por un dolor muy agudo.

Un joven se echa mano a la tripa por un dolor muy agudo. Pixabay

Salud

Síndrome del intestino perezoso: todo lo que debes saber sobre este problema digestivo

El uso de laxantes, la toma de distintos medicamentos o el bloque físico pueden ser algunas de las causas tras esta patología. 

18 diciembre, 2019 03:25

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El síndrome de intestino perezoso es un término que describe el movimiento muscular lento, débil o detenido en el colon que provoca que los desechos se muevan lentamente o, incluso, no se muevan. Si bien es cierto que con este término o hace referencia a un trastorno médico diagnosticable, ya que en realidad se trata de un síntoma, su uso está muy extendido para referirse a las personas que realizan digestiones lentas. También se conoce como colon atónico o estasis de colon.

La digestión lenta resulta en movimientos intestinales poco frecuentes, lo que los médicos llaman estreñimiento de tránsito lento. Una de las características de quienes la sufren es la dureza de sus heces. Esto hace que sean más difíciles de eliminar, lo que, a su vez, puede provocar complicaciones como hemorroides y deposiciones dolorosas. Además, el intestino perezoso puede provocar otros efectos, como distensión abdominal y dolor y náuseas.

Causas

Uso de laxantes. Las personas que usan laxantes estimulantes durante períodos prolongados pueden tener dificultades para defecar sin ellas. Los laxantes estimulantes
estimulan el peristaltismo, una serie de contracciones musculares que el cuerpo usa para mover los alimentos a través del tracto digestivo. Con el tiempo, el cuerpo puede volverse dependiente de esta estimulación y puede desarrollar un peristaltismo más lento o menos efectivo.

Toma de medicamentos. Algunos medicamentos, incluidos los opioides, pueden retrasar la digestión y causar estreñimiento.

Bloqueo físico. Una posibilidad es que por diferentes motivos se produzca un bloqueo
físico dentro del tracto digestivo, lo que, obviamente, puede retrasar la digestión.

Síndrome del intestino irritable. Este síndrome puede ser causa de estreñimiento, gases, diarrea y otros problemas digestivos.

Enfermedad de la tiroides. No es extraño que algunas personas con tiroides hipoactiva o hipotiroidismo experimentan estreñimiento crónico y una digestión lenta.

Lesiones nerviosas. Sufrir este tipo de problemas puede retrasar la digestión y causar el síndrome del intestino perezoso. Las lesiones neurológicas, como la médula espinal, o las lesiones cerebrales traumáticas, también pueden generar el mismo efecto.

¿Cómo se puede tratar?

Una de las cosas que se debe tener en cuenta es que el tratamiento a aplicar depende la causa específica que lo genera. Algunos tratamientos potenciales para tratar de revertir el síndrome de intestino perezoso son los siguientes.

Cambios en la dieta. Si la causa es la falta de fibra en la dieta, es necesario cambiar los hábitos alimentarios. Una dieta que enfatiza las frutas y verduras naturales y sin procesar puede mejorar la digestión y hacerlo más regular. Esto se puede lograr con alimentos como almendras, pasas, verduras crucíferas (brócoli, coliflor, entre otras) o semillas de calabaza. De igual modo, puede ser conveniente reducir los lácteos, el café y alimentos ultraprocesados.

Si necesitamos laxantes, que sean naturales. Los laxantes artificiales pueden empeorar los síntomas del intestino perezoso o incluso se la causar la afección. Por ello, si se necesitan, es mejor optar por laxantes naturales que puede intentar acelerar su digestión. Agregar tres o cuatro tazas de té verde a la rutina diaria puede ser una estrategia para mejorar su digestión.

Ingerir probióticos. Los probióticos son grandes aliados para mejorar el tiempo de tránsito y la regularidad de las deposiciones. En este caso es posible optar por suplementos probióticos o por alimentos que los incluyan de forma natural, como, por ejemplo, el yogur natural, el kéfir o el chucrut.

Más ejercicio. Para personas poco dadas al ejercicio o con hábitos muy sedentarios,
practicar algo de ejercicio ligero puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y
mantener encendido el sistema digestivo, para que realice sus funciones. También algunas posturas de yoga pueden ser muy útiles en este sentido.

Mejorar la postura para facilitar la evacuación. Hay voces que afirman que la forma en la que nos sentamos cuando necesitamos evacuar no es la más adecuada. Por ello, existenproductos para cambiar la postura por otra que facilite la tarea. Una de ellas es una especie de reposapiés que facilita el cambio del ángulo de las piernas a una similar a la que se consigue en cuclillas. Para algunas personas, hacer uso de este sencillo, pero práctico invento, puede ser una alternativa.

Aplicación de enemas. El enema es un procedimiento que consiste en enjuagar los
intestinos usando una inyección de líquido a través del recto. Para quienes sufren de
intestino perezoso, utilizar este sistema puede ayudarle a mejorar. Sin embargo, en este caso es muy importante contar con vigilancia médica.

Reentrenamiento intestinal. El reentrenamiento intestinal es un tratamiento conductual para trastornos intestinales. Algunas terapias de entrenamiento intestinal utilizan la biorretroalimentación. Existen diferentes métodos para administrar la esta fórmula. Una de los métodos consiste en colocar electrodos en el intestino para permitir que la persona vea o escuche la actividad de sus músculos intestinales. Luego, una persona puede usar esta retroalimentación para comprender mejor sus vacuaciones intestinales y así "reeducar" los músculos.

Cirugía. No es lo más aconsejables, pero en casos muy raros y extremos de deposiciones lentas o inadecuadas, no cabe descartar que un médico puede lo recomiende con el objetivo de instalar una bolsa de colostomía. Sin embargo, solo es apropiado para personas con estreñimiento severo e incontinencia fecal debido a un trastorno neurológico subyacente.

Estimulación eléctrica interferencial. La estimulación eléctrica interferencial utiliza
corrientes eléctricas indoloras para aumentar la velocidad de digestión y mejorar el
funcionamiento de los nervios en el tracto digestivo. Puede ser una alternativa efectiva a la cirugía, aunque al igual que ella, siempre es conveniente evitarlo y solo aplicarla en los casos más graves.