El féretro de Nelson Mandela en el interior del coche fúnebre.

El féretro de Nelson Mandela en el interior del coche fúnebre. Gtres

Salud Psicología

El efecto Mandela, o cómo tu cerebro te engaña con los recuerdos

Mandela murió 23 años después de salir de la cárcel, pero aún muchos recuerdan con claridad haber visto la noticia de su muerte en prisión.

5 diciembre, 2017 14:02

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Este martes se cumplen cuatro años de la muerte de Nelson Mandela. El fallecimiento se debió a una infección respiratoria a los 95 años de edad, después de 23 años de libertad, desde que saliera de prisión, en 1990.

Sin embargo, si se preguntara a una muestra amplia de población por el lugar de la muerte de Nelson Mandela, gran parte podría contestar que el fallecimiento tuvo lugar cuando aún estaba en prisión. La causa de esta confusión son los llamados falsos recuerdos, un curioso fenómeno que conduce a que el cerebro cree recuerdos muy vívidos de situaciones que nunca existieron.

No se considera trastorno mental en ningún manual ni tampoco supone nada de lo que preocuparse, por lo que nadie debe preocuparse si cree que Mandela murió en la cárcel. Ni si piensa que siguió el golpe de estado del 23 de febrero en televisión. Porque no, no lo hizo.

Aunque este término se hizo más famoso después de que la bloguera Fiona Broome le diera el nombre de Efecto Mandela, se trata de un concepto mucho más antiguo, acuñado por la psicóloga y matemática Elizabeth Loftus.

Loftus ejerce como profesora en la Universidad de California en los departamentos de Psicología y Comportamiento Social y Criminología, Derecho y Sociedad.

Precisamente en este último departamento ha sido en el que ha desarrollado su labor en el campo del estudio de los falsos recuerdos, pues éstos le han servido para testificar en juicios alegando que las declaraciones de los testigos no siempre son del todo correctas y que a veces, especialmente en situaciones de estrés, el cerebro puede generar recuerdos falsos.

Como se cuenta en este artículo publicado en Nature en 2013, este campo de estudio le ha valido un gran reconocimiento entre algunos de sus colegas, pero también un fuerte rechazo, no sólo en el área de la ciencia, sino también por parte de las personas que se han visto perjudicadas por sus testimonios.

Pero el síndrome de los falsos recuerdos es mucho más que un alegato judicial. También es un curioso efecto al que, unos más y otros menos, pero casi todos los seres humanos nos hemos visto expuestos alguna vez.

Por ejemplo, si tienen un hermano a recordarle aquel momento cuando eran pequeños en el que su oso de peluche se rompió y tuvo que cosérselo la abuela. Quizás en el momento no lo recuerde, pero si escucha la historia muchas veces podría haber un momento en el que su cerebro cree un recuerdo falso con todo lujo de detalles. Éste sería sólo un ejemplo, pero también hay otros muchos casos mediáticos de lo más curiosos.

Espejito espejito….

Si le preguntamos a alguien qué le decía la malvada madrastra de Blancanieves al espejo en busca de la aceptación de su belleza,  muchos contestarían con la frase "espejito espejito, dime quién es la más bella del reino". Sin embargo, en realidad Maléfica nunca utilizó las palabras "espejito espejito", en el clásico de Disney, sino que le llamó directamente "espejo mágico".

Luke, yo soy tu padre

Siguiendo con las frases de cine, no podía faltar la famosa frase de Darth Vader, entonada en español por el gran Constantino Romero: "¡Luke, yo soy tu padre!". Sin embargo, ni Constantino ni James Earl Jones, encargado de la voz en inglés, pronunciaron el nombre del confuso Luke, por lo que la frase real fue un simple "yo soy tu padre".

Incluso algunos de los fanes más acérrimos de la serie recuerdan con exactitud la frase. De nuevo se trata de un engaño de su cerebro.

El 23 F no se retransmitió en televisión

Para quienes lo vivieron, el 23 F fue uno de los momentos más terroríficos de la historia de la democracia española. La democracia todavía en pañales pendía de un hilo durante el tiempo que los asaltantes permanecieron en el congreso de los diputados y la población española seguía la historia con miedo. Desde la radio.

Lógicamente, la televisión se hizo eco de la noticia horas después, pero las retransmisiones en directo fueron a través de la radio. Sin embargo, el estado de confusión que afectaba a la población favoreció la generación de falsos recuerdos hasta hoy, cuando algunos recuerdan con claridad haber seguido la historia en televisión.

Ser o no ser, esa es la cuestión… pero sin calavera

Después de la famosa escena del balcón de Romeo y Julieta, una de las escenas más famosas de las obras de teatro escritas por William Shakespeare sería ese "ser o no ser", en el que Hamlet declama con una calavera en la mano.

Pero en realidad Shakespeare en ningún momento describió esa imagen que nos viene a todos en la mente. En realidad durante la frase Hamlet no lleva nada en la mano, mientras que la calavera aparece después, en la primera escena del quinto acto, cuando el príncipe recién llegado del destierro encuentra en el cementerio los restos del que fue uno de sus grandes amigos de la infancia.

En este caso, representaciones modernas, cuadros y todo tipo de imágenes han favorecido la difusión del falso recuerdo, ya que directamente han comenzado a plasmar la escena con el cráneo, aunque originalmente no estuviera.

La cola de Pikachu

Al pensar en la imagen de este famoso Pokemon amarillo es muy típico pensar en él con una raya oscura atravesando su cola. Sin embargo, basta con buscarlo en internet para comprobar que sólo se oscurece la base.

El caballero sin monóculo

Algo similar a lo de Pikachu ocurre con el personaje protagonista del Monopoly. Una de las primeras imágenes que aparecen en la mente de quién lo piensa es la de un caballero con monóculo, pero en realidad la imagen inicial no lleva este complemento.

Ricky Martin y la mermelada

Uno de los casos más mediáticos del efecto Mandela es el de un supuesto programa de Sorpresa Sorpresa en el que Ricky Martin salía de un armario para sorprender a una fan y se la encontraba desnuda, jugando con su perro y un tarro de mermelada.

Dicha escena nunca ocurrió, pero aún hay personas que aseguran haberla visto. Tanto se difundió el rumor que la imagen comenzó a dibujarse en las mentes del público, a pesar de no haber existido jamás.

Todos estos casos son ejemplos de cómo un simple bulo puede desplazar a la realidad, dando lugar a falsos recuerdos que en la mayoría de casos son anecdóticos y curiosos, pero que en otras ocasiones podrían ser muy dañinos. Por eso, es de vital importancia que la información que circula en las redes sociales y, en general, en internet, sea lo más veraz posible, para evitar que la ficción supere a la realidad y que creamos la mentira como si fuera verdad.