Un café solo.

Un café solo. Gtres

Nutrición

Estas personas deben dejar de tomar café de inmediato y para siempre según los médicos: hay miles de ellas en España

El café es una bebida estimulante que podría amplificar los efectos secundarios de algunos medicamentos y comprometer su eficacia.

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J.A. Gómez
Publicada

En España, el café no es solo una bebida: es una costumbre profundamente arraigada en el tejido social. Desde la primera taza al despertar hasta el café de sobremesa o el que acompaña cualquier pausa laboral, más del 80% de los adultos españoles reconoce consumirlo de forma regular, según datos de la OCU y la Federación Española del Café.

Sin embargo, este hábito tan extendido podría tener consecuencias poco conocidas —y a menudo ignoradas— para una parte importante de la población: las personas adultas con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) que siguen tratamiento farmacológico.

Nuevas advertencias emitidas por psiquiatras en Estados Unidos señalan que la cafeína podría amplificar los efectos secundarios de estos medicamentos, comprometer su eficacia o incluso generar riesgos para la salud cardiovascular y mental del paciente.

Aunque tradicionalmente se ha asociado el TDAH con la infancia, cada vez son más los estudios que reconocen su persistencia en la vida adulta. En España, la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) estima que entre el 4% y el 7% de la población adulta podría cumplir criterios diagnósticos para este trastorno, aunque muchos casos siguen infradiagnosticados o son confundidos con otras condiciones como la ansiedad generalizada o la depresión.

Los tratamientos habituales en adultos incluyen el uso de medicamentos estimulantes, como el metilfenidato (Rubifen, Concerta) o las anfetaminas (Adderall, Elvanse), que actúan incrementando los niveles de dopamina y noradrenalina en el cerebro para mejorar la atención, la concentración y la autorregulación emocional. Aquí es donde la cafeína entra en juego como un posible factor desestabilizador.

La doctora Pamela Walters, psiquiatra especializada en TDAH, lo resume de forma clara: “Los medicamentos estimulantes y la cafeína activan rutas similares en el sistema nervioso, lo que puede derivar en efectos aditivos no deseados”. Es decir, cuando una persona toma su dosis de metilfenidato y, poco después, bebe una taza de café, está introduciendo dos estimulantes en su organismo que pueden competir entre sí o, peor aún, exacerbar síntomas como el nerviosismo, el insomnio, la irritabilidad o la taquicardia.

Esta advertencia no se basa únicamente en la experiencia clínica, sino en estudios científicos que analizaron la respuesta neuroquímica de pacientes con TDAH ante la combinación de fármacos estimulantes y cafeína, detectando un incremento en la sintomatología ansiosa y en la dificultad para conciliar el sueño.

Por su parte, Ozan Toy, psiquiatra y director médico de la red estadounidense de telepsiquiatría, ha sido aún más contundente en sus advertencias. “La suma de estimulantes puede activar en exceso el sistema nervioso simpático, generando un estado fisiológico de hiperalerta que no mejora la productividad, sino que la sabotea. Puede manifestarse en forma de sudoración, palpitaciones, agitación motora o incluso crisis de ansiedad.”

Este escenario es especialmente preocupante si tenemos en cuenta que, según datos de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y del Adolescente (AEPNyA), más del 60 % de los adultos diagnosticados con TDAH recurren al café como método informal para mantener la concentración durante el día, muchas veces sin informar a sus médicos.

Sin embargo, la relación entre cafeína y TDAH no es siempre negativa ni uniforme. Algunos pacientes reportan que el café les ayuda a mantenerse activos cuando el efecto de su medicación comienza a desaparecer, especialmente por la tarde. Otros afirman que les permite iniciar tareas que de otro modo postergarían indefinidamente.

Esto se debe a que el TDAH es un trastorno altamente heterogéneo, donde las respuestas fisiológicas pueden variar radicalmente entre individuos. Como puntualiza Walters, “la tolerancia a la cafeína, al igual que la respuesta a los medicamentos, debe evaluarse de forma individual. No hay una fórmula única. Pero si un paciente nota que su ansiedad empeora, que duerme peor o que se siente más irritable desde que combina ambos, es un signo de alarma”.

 Para quienes no están dispuestos a renunciar al café, existen alternativas terapéuticas menos problemáticas. Los llamados “no estimulantes” —como la atomoxetina (Strattera), la guanfacina (Intuniv) o la clonidina (Kapvay)— actúan sobre otros sistemas neurológicos y no generan el mismo efecto aditivo con la cafeína.

No obstante, estos fármacos pueden ser más lentos en actuar o menos eficaces en algunos perfiles, por lo que su indicación debe hacerse caso por caso. Además, como subraya Ashwini Nadkarni, profesora de Psiquiatría en Harvard, “aunque estos medicamentos no potencien los efectos de la cafeína, la propia cafeína puede interferir en su eficacia o contrarrestar algunos de sus beneficios, sobre todo en lo relativo al sueño y la ansiedad”.

En paralelo al tratamiento farmacológico, las estrategias no médicas cobran cada vez más protagonismo. Según Sam Zand, psiquiatra y fundador de Anywhere Clinic, la intervención nutricional puede marcar una diferencia sustancial en los síntomas de TDAH.

“Reducir el consumo de azúcares refinados, priorizar alimentos ricos en omega-3 y mantener una dieta antiinflamatoria puede ayudar a modular el estado de ánimo, la atención y la impulsividad”, señala. Distintos estudios han constatado mejoras significativas en adultos con TDAH tras intervenir su dieta durante un mínimo de tres meses.

A ello se suman otras herramientas como el ejercicio físico regular, las rutinas estructuradas, la práctica de mindfulness o la higiene del sueño. Todas ellas forman parte del abordaje multidisciplinar que ya recomiendan organismos como NICE en Reino Unido o la SEPSM en España.

“Los adultos con TDAH tienen más probabilidades de desarrollar trastornos del sueño, por lo que el consumo excesivo de cafeína puede agravar este problema. Por eso es fundamental educar al paciente en el impacto real de lo que bebe, come y hace cada día”, explican desde el Hospital Universitario de La Princesa en Madrid, que ha implementado protocolos específicos para el tratamiento integral del TDAH.