
La nutricionista Sandra Moñino.
Sandra Moñino, nutricionista: “La patata es perfecta como antiinflamatorio en España si la preparas de esta manera”
Cuando el almidón de la patata se vuelve resistente, es beneficioso para la microbiota intestinal y genera importantes beneficios para la salud.
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Una parte significativa de la población adulta presenta algún grado de inflamación intestinal, un fenómeno silencioso que puede manifestarse como hinchazón, digestiones pesadas o alteraciones del tránsito. Pero también está detrás de afecciones más graves como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII).
Según el estudio EpidemIBD, coordinado por el CIBEREHD y el Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GETECCU), la incidencia real de la EII en España es de 16 nuevos casos por cada 100.000 habitantes al año. Esto equivale a unos 10.000 nuevos diagnósticos anuales, entre enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa. Además, un 20 % de los pacientes ya presentan complicaciones en el momento del diagnóstico, lo que refleja la gravedad y complejidad de esta enfermedad.
En este contexto, cuidar la salud intestinal a través de la alimentación cobra un papel fundamental. Y, en muchas ocasiones, la solución está más cerca de lo que imaginamos. Tal como explica la nutricionista Sandra Moñino en un vídeo publicado en su cuenta de Instagram, un alimento tan común en España como la patata puede tener efectos funcionales reales si se prepara correctamente.
“El truco está en el almidón”, señala Moñino. “Cuando la patata se enfría después de la cocción, su almidón se transforma en resistente”. Ese tipo de almidón, explica, no se digiere en el intestino delgado, sino que llega intacto al colon, donde actúa como alimento para las bacterias beneficiosas del intestino.
Durante la fermentación, estas bacterias producen ácido butírico, una sustancia con efecto antiinflamatorio que se ha relacionado con beneficios sobre la mucosa intestinal. Según la nutricionista, incorporar este tipo de alimentos simples y económicos puede contribuir a mejorar la microbiota, proteger la barrera intestinal y favorecer el equilibrio digestivo.
Un potente antiinflamatorio natural
El ácido butírico es un ácido graso de cadena corta que se genera en el colon durante la fermentación de ciertos tipos de fibra, especialmente el almidón resistente. Su producción depende directamente del equilibrio de la microbiota intestinal, y su papel va mucho más allá del intestino: actúa como modulador del sistema inmunitario y tiene efectos antiinflamatorios bien documentados.
Entre sus beneficios más destacados, se ha observado que mejora la integridad de la mucosa intestinal, ayuda a regular la respuesta inflamatoria, y puede ser útil como coadyuvante en el tratamiento de enfermedades como la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn o el síndrome del intestino irritable. Además, influye positivamente en la sensibilidad a la insulina, contribuye a la pérdida de grasa corporal y ha mostrado efectos protectores frente al cáncer de colon.
Aunque también puede encontrarse en alimentos como algunos quesos curados, mantequilla o chucrut, la principal fuente del ácido butírico no es lo que comemos directamente, sino el que producen nuestras bacterias intestinales a partir de la fibra y los almidones resistentes. Por eso, estrategias dietéticas como consumir patatas cocidas y enfriadas pueden ser la clave para una buena salud digestiva, metabólica e inflamatoria de muchas personas.
Cómo preparar la patata para aprovechar sus beneficios
La patata es un alimento básico en la cocina española. Económica, versátil y saciante, forma parte de infinidad de platos tradicionales. Más allá de su perfil nutricional -rico en carbohidratos complejos, potasio y vitamina C-, seguir los consejos de Moñino le puede dar ese punto extra.
El procedimiento es fácil y sencillo:
Cocina la patata: puedes hervirla, asarla o cocerla al vapor.
Déjala enfriar al menos 12 horas en la nevera. Durante ese tiempo, su almidón se transforma en almidón resistente.
Consúmela fría o recalentada ligeramente. Si se calienta en exceso, parte del almidón resistente puede degradarse.
Este tipo de preparación es ideal para incorporar en platos cotidianos y sabrosos, entre ellos:
Ensalada de patata con huevo, cebolla y un buen chorro de aceite de oliva virgen extra.
Puré templado con especias antiinflamatorias como cúrcuma o comino.
Patatas aliñadas con vinagre, perejil y un toque de sal marina.
Tortilla de patata, elaborada con patatas previamente cocidas y enfriadas.
Con esta técnica tan sencilla, un alimento básico y económico puede convertirse en una herramienta nutricional que apoya el equilibrio de la microbiota, la salud del colon y la regulación inflamatoria.