Una infusión o sorbito de la longevidad.

Una infusión o sorbito de la longevidad.

Nutrición

La infusión milenaria que pocos toman en España y se vincula con una mayor longevidad: reduce el riesgo de demencia

El consumo de ciertos alimentos y bebidas se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.

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El envejecimiento es un claro factor de riesgo para sufrir demencia y dar lugar a diversos cambios cerebrales, como la atrofia cerebral o las lesiones en la sustancia blanca. Ya desde hace años se ha objetivado que determinados alimentos y bebidas, como el o el café, tendrían potencial neuroprotector gracias a su riqueza en cafeína, polifenoles y vitaminas. Algunos estudios no han tenido en cuenta los diversos tipos de té, pero se sugiere que sustancias como la epigalatocatequina del té verde, las teaflavinas del té negro y el ácido clorogénico y el ácido cafeico del café serían ingredientes a tener en cuenta en dicho potencial neuroprotector.

Recientemente, un nuevo estudio publicado en npj Science of Food habría sugerido un vínculo entre el consumo de té verde con la disminución de las lesiones de la sustancia blanca cerebral en adultos mayores japoneses, algo que sugeriría que este té en particular puede otorgar protección frente a la demencia.

Para el estudio, investigadores de varias instituciones de todo Japón colaboraron para analizar los datos de 8.766 voluntarios mayores de 65 años, los cuales participaron en una encuesta realizada entre los años 2016 y 2018. Se compartó su consumo de té verde y café, el cual fue autoinformado por los participantes, con imágenes por resonancia magnética cerebral, en la cual se midió el volumen cerebral general y las características de cinco regiones cerebrales diferentes.

Si bien estas relaciones no pueden demostrar una relación causa-efecto directa, dado que se analizó una relación en un momento puntual en particular, se tuvieron en cuenta factores como la edad, sexo, actividad física y nivel socioeducativo, por lo que sería factible sugerir que existiría un vínculo sólido entre la cantidad de té verde consumido y el volumen relativo de lesiones a nivel cerebral.

Como comentan los mismos investigadores: "este estudio transversal demostró una asociación significativa entre una menor cuantía de lesiones de la materia blanca cerebral y un mayor consumo de té verde, pero no de café, en adultos mayores sin diagnóstico de demencia previo, incluso tras ajustar los factores de confusión".

Según los datos del estudio, de promedio, quienes bebían tres tazas de té verde al día tenían un 3% menos de lesiones en su materia blanca cerebral en comparación a los que bebían una taza de té al día. Por su parte, aquellos que bebían de siete a ocho tazas de té verde al día tenían un 6% menos de lesiones, en comparación a quienes bebían una taza de té verde al día.

En cuanto a estadística se refiere, estos hallazgos serían significativos. Sin embargo, el consumo de té verde no pareció afectar al volumen del hipocampo o el volumen cerebral total, lo cual también suele ser indicativo de deterioro cognitivo. Además, es importante señalar que el consumo de té verde no pareció marcar una diferencia en las personas diagnosticadas con depresión o con la variante del gen APOE4 vinculada a un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer.

Aunque aún no está claro el mecanismo mediante el cual el té verde ejercería su potencial neuroprotector, en estudios previos se habría sugerido que este tipo de té se relaciona con una tensión arterial más baja, y esto a su vez con un menor riesgo de demencia, por lo que es probable que haya una mejoría cardiovascular subyacente: "además, el té verde contiene menos cafeína que el café, lo que puede llegar a afectar negativamente a la tensión arterial, sugiriendo que el té verde puede tener un impacto más beneficioso sobre las lesiones de la sustancia blanca" según explican los autores.

En estudios previos también se habría sugerido que el consumo de té verde se asocia con un mejor control del peso y con una mejor eliminación de células cancerosas, y muy probablemente aún queden muchos otros beneficios que descubrir a cargo del consumo de esta bebida, dada su riqueza en antioxidantes como las catequinas.

Como limitaciones del estudio, cabe recordar que todos los participantes eran japoneses y mayores de 65 años, por lo que su estilo de vida y genética podrían no ser extrapolables a otras poblaciones a nivel mundial. En el futuro, los investigadores buscarán analizar grupos de población más amplios y diversos.