Los edulcorantes se consumen frecuentemente para endulzar las bebidas sin calorías.

Los edulcorantes se consumen frecuentemente para endulzar las bebidas sin calorías.

Nutrición

El ingrediente con fama de sano que aumenta el riesgo de cáncer pero tomamos a diario

Aunque no aporten calorías extra, las evidencias científicas en contra de estos aditivos no dejan de acumularse.

12 junio, 2023 02:01

Los edulcorantes artificiales no gozan de buena popularidad en estos momentos. Tras el dictamen de la OMS de que "no son una buena opción para perder peso", y relacionarse alguno de ellos con aumento del riesgo cardiovascular, nuevas evidencias sugerirían que sus daños son incluso más profundos.

Esa es la conclusión de un nuevo estudio publicado en el Journal of Toxicology and Environmental Health, que se ha centrado en un edulcorante artificial en especial, la sucralosa. Su consumo sería capaz de dañar el ADN celular, han determinado los investigadores, lo que aumenta muy especialmente el riesgo de sufrir cáncer.

La sucralosa se emplea de forma generalizada para endulzar refrescos 'sin calorías', cafés e infusiones, y dulces como los chicles. Los investigadores han solicitado que las agencias de regulación alimentaria revisen la seguridad y la normativa vigente para la sucralosa en concreto, considerada popularmente como una alternativa "más saludable" al azúcar refinado.

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El término técnico para describir los daños en el ADN es 'genotoxicidad'. Y este estudio ha analizado específicamente la sucralosa-6-acetato. Este compuesto químico se produce cuando la sucralosa se ingiere y se metaboliza en el organismo, como ya se descubrió en un estudio de 2018 realizado en ratas. Esto tiene consecuencias negativas, como explica Susan Schiffman, ingeniera biomédica de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.

"La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) establece un umbral de toxicidad para todas las sustancias genotóxicas de 0.15 microgramos por persona y día. Nuestro trabajo sugiere que las cantidades mínimas de sucralosa-6-acetato en un solo refresco edulcorado con sucralosa ya superarían ese umbral. Y eso sin tener en cuenta la cantidad de sucralosa-6-acetato que se produce como metabolito de la misma sucralosa también presente en los refrescos".

En otras palabras, la sucralosa-6-acetato ya está presente en los refrescos antes de ser ingeridos, y su cantidad es aún mayor cuando estas bebidas llegan al estómago. De hecho, la sucralosa en realidad está hecha de una versión modificada de sucralosa-6-acetato, que se sintetiza a partir de un azúcar, la sacarosa.

Los investigadores realizaron una serie de pruebas de laboratorio con células sanguíneas humanas y tejido de la pared intestinal para observar la reacción tanto de la sucralosa como de la sucralosa-6-acetato. También realizaron pruebas sobre la actividad genética de las células intestinales usando procedimientos de análisis estandarizados para detectar daños en el ADN.

Sus análisis confirmaron que existían mecanismos genotóxicos y clastogénicos -capaces de romper cadenas de ADN-, además de mostrar aumentos en la expresión de genes relacionados con la inflamación, el estrés oxidativo y el cáncer, incluyendo daños en el tejido de revestimiento de la pared intestinal. Y tanto la sacarosa como la sucralosa-6-acetato contribuirían al conocido como "intestino permeable".

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En un síndrome de permeabilidad intestinal, los alimentos y toxinas parcialmente digeridos pueden filtrarse al torrente sanguíneo y causar diversos perjuicios para la salud. "Básicamente, hacen que la pared del intestino sea más permeable. Los productos químicos dañan las uniones estrechas, donde las células de la pared intestinal se conectan entre sí", explican los investigadores.

Dados los resultados, los autores sugieren la necesidad de dejar de tomar sucralosa y cualquier producto que la contenga, dado que su aprobación y regulación se ha basado en investigaciones que mostraban que su paso por el organismo era inocuo. La evidencia actual es contradictoria y sería necesario revisar su aprobación y regulación, dadas las preocupaciones que plantea este nuevo estudio.