Un hombre toma su peso en una báscula.

Un hombre toma su peso en una báscula. Pixabay

Nutrición Insuficiencia cardíaca

Este es el detalle que debes vigilar cuando pierdes peso: pone en peligro tu salud

Cualquier pérdida de peso no es saludable de por sí: reducir la masa magra antes que la masa grasa plantearía problemas adicionales.

14 noviembre, 2020 02:09

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Durante años se ha fraguado la idea de que "perder peso" es igual a "buena salud". Esta relación se da en gran parte de los casos, pero cualquier tipo de pérdida de peso no vale lo mismo: perder grasa debería ser el objetivo principal de cualquier reducción de peso, siempre que se pueda mantener la mayor parte de masa magra o masa muscular.

Ahora, un nuevo trabajo publicado en Circulation ha vuelto a recalcar esta situación. Y es que, según dicho estudio, perder masa grasa, pero no masa magra, sería la clave para mejorar la salud cardiovascular en individuos obesos con diabetes tipo 2.

Actualmente se calcula que hasta 700 millones de adultos sufrirán diabetes en todo el mundo cuando lleguemos al año 2045. La gran mayoría de dichos casos serán de diabetes tipo 2, caracterizada por la resistencia o intolerancia a la insulina, una incapacidad de las células para responder a esta hormona y procesar correctamente el azúcar.

Y, a su vez, se sabe que la diabetes tipo 2 duplica el riesgo de sufrir eventos cardiovasculares como insuficiencia cardíaca o infartos de corazón. Por su parte, el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo que suelen acompañar a la diabetes tipo 2, o provocarla, además de ser enfermedades que por sí mismas aumentan el riesgo cardiovascular. De hecho, la pérdida de peso suele mejorar todas estas afecciones, pero no cualquier pérdida de peso cuenta, como bien recuerdan el profesor Ambarish Pandey y su equipo de la UT Southwestern.

Durante años se ha hablado de reducir el índice de masa corporal o IMC para llegar a un "rango saludable", pero este parámetro no tiene en cuenta la masa grasa versus la masa muscular, por lo que no se sabía qué importancia tenían ambos factores dentro de la pérdida de peso.

Comprender la relación entre las enfermedades cardiovasculares y la composición corporal no es fácil, ni barato, como recuerda Pandey: el golden standard para dicha medición es el uso de rayos X de energía dual (DXA), una exploración compleja, costosa y con cierta exposición a la radiación.

En este caso, para el estudio, Pandey y sus colegas usaron datos del ensayo Look AHEAD, que investigó los efectos de una intervención significativa en el estilo de vida de más de 5.000 pacientes con sobrepeso u obesidad y diabetes tipo 2, centrándose en la pérdida de peso y la actividad física, y el apoyo y la educación sobre la diabetes.

Se recopilaron datos de peso, composición corporal y circunferencia abdominal al inicio del estudio, al año y a los cuatro años. Además, se realizó un seguimiento de la incidencia de la insuficiencia cardíaca en este mismo grupo de individuos durante 12 años.

En este caso sí se usó el DXA para determinar la composición corporal, pero por su parte Pandey y sus colegas usaron una nueva ecuación que tiene en cuenta la edad, sexo, etnia, altura, peso corporal y circunferencia abdominal para estudiar los parámetros de masa grasa y masa magra, logrando una coincidencia casi perfecta con los datos de las exploraciones DXA.

Según sus datos, de entre los 5.103 participantes del ensayo, un total de 257 desarrollaron insuficiencia cardíaca. Y, según los datos de Pandey y sus colegas, cuanta más masa grasa y circunferencia abdominal reducían los participantes, menor era su riesgo de sufrir insuficiencia cardíaca.

Así, cuando se reducía un 10% la masa grasa, el riesgo de insuficiencia cardíaca se reducía entre un 22% y un 24%. Pero, si se disminuía la masa magra, el riesgo de insuficiencia cardíaca no variaba.

Aún así, los mismos autores sugieren que serán necesarios más estudios para determinar si la reducción grasa y la conservación o aumento de masa muscular podría ser efectiva para reducir el riesgo cardiovascular, unas investigaciones que serían más fáciles usando la nueva ecuación de Pandey y sus colegas.

Pero, en cualquier caso, hacen hincapié en la encesidad de perder peso en forma de masa grasa como prioridad, y no perder peso sin más.