El volcán de La Palma encabeza su tercera semana en erupción.

El volcán de La Palma encabeza su tercera semana en erupción. Juan Medina Reuters

Medio ambiente Erupción volcánica

"Vamos un paso por detrás del volcán": la erupción de La Palma inquieta cada vez más a los científicos

Están muy atentos a los movimientos laterales que pueda realizar el magma, porque podrían originarse nuevos puntos de emisión y coladas.

5 octubre, 2021 02:04

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"Por ahora seguimos en la incertidumbre, esto es solo el principio". Son declaraciones de Raúl López, coordinador de la Unidad de Respuesta Geológica ante Emergencias (URGE) del Instituto Geológico y Minero (IGME). El derrumbe en el cono principal del volcán, la fiereza con la que expulsa el magma y los terremotos cada vez más intensos hacen pensar a los científicos que "la erupción se está acelerando".

La isla de La Palma encabeza su tercera semana de convivencia con un volcán que mantiene latentes la devastación y la preocupación. Los impulsos del Cumbre Vieja afectan ya a más de 400 hectáreas y han sepultado al menos unas 946 viviendas, según datos de Copernicus.

La cara efusiva, de continua emisión de magma, y la explosiva, con expulsión intensa de material magmático, bombas volcánicas y cenizas, se dan de manera intercalada e, incluso, de forma simultánea. Esto tiene "bastante preocupados" a los expertos que vigilan la evolución del volcán, porque hace muy difícil predecir cuándo se producirá el siguiente pulso. 

"Vamos un paso por detrás del volcán", comenta López, y es que el volcán está tomando una serie de dinámicas que les mantiene vigilantes. "Que se abran bocas en la misma fisura es normal", apunta el experto, pero "la boca que se abrió en la madrugada del 1 de octubre, por ejemplo, no estaba asociada al conducto de emisión de magma". Por este motivo, están especialmente atentos a los movimientos laterales que pueda realizar el magma, porque podrían originarse nuevos puntos de emisión y coladas.

Dinámicas que entran en la normalidad de una erupción de tipo fisural como la de La Palma, pero que no dejan de plantear desafíos. Es el caso del derrumbe que se produjo en torno al cono principal del volcán, un punto de emisión que ya alcanza un kilómetro de ancho. Tras este acontecimiento, el propio Comité Director del Pevolca ha informado de que reforzará los trabajos de monitorización y vigilancia. La aparición de lavas más fluidas pueden dar lugar a cambios de dirección de las coladas que obliguen a tomar nuevas medidas de protección civil.

Como explica el miembro del URGE, el derrumbe está relacionado con los temblores que se vieron intensificados en horas anteriores. "El colapso coincidió con los terremotos profundos", asegura López, y ayudaron a romper un terreno que se presumía ya inestable. Unos sismos, además, que continúan, que aumentan y que registran cada vez mayor intensidad. Hasta 115 terremotos se produjeron en la noche del domingo en los municipios de Fuencaliente y Mazo, con magnitudes que alcanzaron los 3,7 mbLg en profundidades de entre 10 y 15 kilómetros.

Si bien el Pevolca descarta que, en principio, el aumento de la actividad sísmica no tiene por qué generar nuevas bocas eruptivas, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) sigue muy de cerca su evolución. Como ha informado desde sus redes sociales, en las últimas horas, se ha producido un aumento del tremor volcánico, la señal continua que emite el volcán en erupción, y de la sismicidad. Para José Luis Barrera, geólogo del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos (ICOG), esto quiere decir que "el magma se está moviendo" y que "está empujando e intentando romper la superficie para buscar otras salidas".

¿En qué fase estamos?

Los científicos desplegados en la zona trabajan a contrarreloj para recoger todas las pistas que va dejando escapar el volcán. Entre ellas, una de las claves es el tipo de magma. Una incógnita que se mantiene viva desde que la lava comenzó a sembrar el caos en el suroeste de La Palma. Los resultados ya se conocen y el nombre, aunque desconocido, ofrece algunas respuestas.

Se trata de un magma tefrítico, un tipo de material primario que lleva miles de años evolucionando en una cámara de la parte alta del manto superior. Es decir, es un magma joven que está saliendo a la superficie "y que nos dice si la cámara magmática se está vaciando o no", apunta López, que asegura que "estamos en la primera fase de las tres que existen". Después, vendría otro período de estabilización hasta llegar a otro proceso en el que la erupción termine. Y esto lo va a ir marcando el tipo de lava.

Otros factores que pueden dar pistas sobre la situación de la erupción son la deformación del terreno y la columna eruptiva. De momento, el abombamiento de la superficie se mantiene en unos 30 centímetros en algunos puntos, y no crece, pero tampoco se reduce, lo que los expertos consultados traducen en que el volcán sigue alimentándose de magma procedente del manto.

El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) añade, además, que el interés en monitorizar la emisión de dióxido de azufre (SO2) -cuya pluma alcanza una altura de unos 5.000 metros- está íntimamente relacionado con la tasa de emisión de magma en este tipo de erupciones. "Si se observa una tendencia descendente de este parámetro a lo largo del proceso eruptivo, será una señal inequívoca que la erupción se acerca a su final", aseguran. Sin embargo, los últimos datos recogidos registran un aumento de las toneladas diarias emitidas de este gas, que el domingo se situaban en 16.000. No obstante, desde Involcan avisan de que esta cantidad "puede estar subestimada" debido a la tecnología móvil utilizada.

"Está ocurriendo todo muy rápido", confiesa López, pero la ciencia está siendo esencial para prevenir los movimientos que puede seguir la lava en su camino al mar. Cuando se escriben estas líneas, las dos coladas de lava que afectan a un radio de 36,3 kilómetros corren paralelas hacia el mar, por la zona de Playa Nueva. La fajana que está creando el Cumbre Vieja ya alcanza una extensión de 29,7 hectáreas, una superficie que continuará creciendo en la medida en que el volcán siga vertiendo material lávico.

El sur de La Palma, además, se está viendo cubierta por un manto de ceniza que llega a afectar a más de 1.000 hectáreas, y tampoco se descarta que partículas más finas de este material volcánico puedan llegar a puntos del archipiélago como la isla de El Hierro. No obstante, las autoridades aseguran que este hecho no entraña peligrosidad alguna para la población e informan de que las calidades del aire en zonas no evacuadas cercanas a la emisión del volcán se encuentran dentro de los niveles de normalidad.