La 'mentira' verde del papel higiénico húmedo: ni se degrada ni se debe tirar al váter

Las toallitas húmedas son la opción menos ecológica para limpiar nuestros traseros. Estos pañuelos están provocando serios atascos en comunidades de vecinos, en sistemas de alcantarillado de ciudades de todo el mundo y, no en pocas ocasiones, llegan hasta los ríos y el mar, lo que tiene un alto impacto ambiental. La alternativa más sostenible es el papel higiénico reciclado, aunque no es tan sencillo encontrarlo en los supermercados convencionales. 

El papel higiénico, compuesto de fibra de celulosa, tiene tiempo suficiente para  descomponerse en el camino que recorre desde que se tira de la cadena, hasta que llega a la depuradora. En cambio, las toallitas húmedas pueden estar compuestas de una mezcla de celulosa, polietileno o algodón que complica su degradación. Por tanto, hay que tirarlas siempre a la papelera. Bajo ningún concepto se deben tirar al váter. 

Pero según el Canal de Isabel II, empresa pública que gestiona el agua, solo en la Comunidad de Madrid se tiraron al váter cerca de 34 toneladas de residuos sólidos, en su mayoría toallitas, en 2018.

Recientemente ha aparecido un nuevo producto que alimenta la moda de la higiene húmeda. Se trata del papel higiénico húmedo, un sucedáneo de las toallitas, que según apunta su envase es biodegradable y se puede tirar al retrete. Pero en la práctica se ha constatado que no consigue descomponerse del todo. Por tanto, desde la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS) recomiendan que no se tire al retrete. 

Los expertos recomiendan que nunca debe utilizarse el váter como si fuera una papelera. Por el inodoro sólo deben desecharse la orina, las heces y el papel higiénico. En caso de utilizar toallitas húmedas deben desecharlas en el cubo gris, para restos, el destinado a aquellos productos que no se pueden reciclar.