Macaco. Michael Ransburg / Flickr
Un experimento demuestra que los primates poseen sentido del ritmo: dos macacos tamborilean siguiendo la música
Gilberto y Tomás, los dos simios, demuestran una capacidad que hasta ahora solo se había observado en humanos y en algunas especies como los pájaros.
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Gilberto y Tomás tienen un don particular. Estos dos macacos han sido entrenados para sincronizar sus movimientos con el ritmo de un metrónomo, activando con golpes de sus patas al compás del tempo de una música. Según el estudio que publica en Science, esta capacidad de sincronía solo se había observado en la naturaleza en el ser humano y algunas especies de pájaros, lo que apunta a un origen evolutivo.
"Durante décadas se pensó que ciertas capacidades cognitivas eran exclusivas del ser humano", explica Alba Castellano Navarro, doctora en Etología e investigadora colaboradora en el departamento de Zoología de la Universidad de Granada, en declaraciones a Science Media Centre. "El uso de herramientas fue considerado un rasgo estrictamente humano hasta que Jane Goodall observó cómo los chimpancés en Gombe usaban ramitas para extraer termitas".
Con este nuevo trabajo, el equipo de la investigadora Vani Rajendram en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha demostrado que los macacos pueden "detectar, anticipar y sincronizarse con el ritmo de música real", explica Castellano Navarro, "un comportamiento que hasta ahora se creía exclusivo de los humanos y unas pocas especies con capacidades vocales complejas, como ciertas aves cantoras".
En una serie de tres experimentos, los macacos aprendieron a marcar el ritmo mediante golpeteos sincronizados e incluso optaron espontáneamente por hacerlo, primero para obtener una recompensa y posteriormente por hábito adquirido. "Esta capacidad sugiere que la sincronización rítmica no es una propiedad ‘todo o nada’, sino que puede emerger gradualmente si se coordinan ciertos procesos cognitivos básicos", explica la experta.
No obstante, esto no significa que los macacos experimenten la música como los seres humanos. La capacidad humana para el ritmo es innata, mientras que los primates necesitaron un entrenamiento extensivo. Además, necesitaron ser condicionados por un sistema de recompensas, ya que encontraban la tarea "exigente" en lugar de placentera como podría ocurrir en humanos.
"Aun así, una vez entrenados, los macacos generalizaron la habilidad a nuevas canciones, lo que sugiere la activación de mecanismos cognitivos comparables a los humanos", celebra Castellano Navarro. Con este estudio, el ritmo deja de ser una frontera estrictamente humana. La línea que nos separa de otras especies con capacidades cognitivas complejas se vuelve cada vez más fina, recordándonos que compartimos un pasado común".
“En cognición comparada sabemos bien que el entrenamiento intensivo puede sacar a la luz habilidades que no aparecen de manera espontánea en el comportamiento natural de una especie", valora por su parte Antonio J. Osuna Mascaró, investigador posdoctoral en el Messerli Research Institute de Vetmeduni en Viena (Austria).
El investigador cita estudios recientes con cornejas y macacos," donde animales que no utilizan herramientas en libertad aprendieron a manipularlas con gran destreza tras un periodo prolongado de entrenamiento". Esto demuestra que el hecho de que un comportamiento no se observe en la naturaleza no significa que la especie carezca por completo de esa capacidad. "A veces, solo hace falta el contexto adecuado para que se exprese".
"En otras palabras, los macacos no son ‘musicales’ por naturaleza, pero sí pueden llegar a sincronizarse con el ritmo siguiendo un camino distinto, impulsado por la recompensa", concluye Osuna Mascaró. "Este tipo de hallazgos nos recuerda que, en la evolución del comportamiento, distintos caminos pueden llevar al mismo resultado".