Un grupo de chimpancés.

Un grupo de chimpancés. Sabana González

Ciencia

Los chimpancés tienen más en común con los humanos de lo que se creía: "Revisan racionalmente sus creencias"

Un nuevo estudio publicado en la revista 'Science' revela que estos primates son capaces de cambiar de opinión en función de la solidez de las pruebas.

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J.A. Gómez
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Las claves

Un estudio en "Science" revela que los chimpancés pueden revisar racionalmente sus creencias cuando se les presenta nueva información, similar a los humanos.

Los experimentos en la Isla Ngamba, Uganda, mostraron que los chimpancés cambian de decisión al recibir evidencias más sólidas, descartando explicaciones simples como el sesgo de recencia.

La investigación desafía la idea de que la racionalidad es exclusiva de los humanos y sugiere que las diferencias entre humanos y chimpancés son un continuo, no un salto categórico.

El estudio podría influir en la comprensión del aprendizaje, el desarrollo infantil y la inteligencia artificial, al replantear cómo abordamos la educación temprana y el modelado del razonamiento.

Los chimpancés podrían tener más en común con los pensadores humanos de lo que se creía hasta ahora. Un nuevo estudio publicado en la revista Science aporta pruebas de que los chimpancés pueden revisar racionalmente sus creencias cuando se les presenta nueva información.

El trabajo, titulado Chimpanzees rationally revise their beliefs ("Los chimpancés revisan racionalmente sus creencias”), ha sido realizado por un amplio equipo de científicos en el que participan investigadores de la Universidad de California en Berkeley.

Sus hallazgos muestran que los chimpancés —al igual que los humanos— son capaces de cambiar de opinión en función de la solidez de las pruebas disponibles, una característica clave del pensamiento racional.

En el Santuario de Chimpancés de la Isla Ngamba, en Uganda, los investigadores presentaron a los animales dos cajas, una de las cuales contenía comida. Al principio, recibían una pista que sugería cuál era la caja con el premio.

Más tarde, se les ofrecía una evidencia más sólida que apuntaba a la otra caja. Con frecuencia, los chimpancés cambiaban su elección en respuesta a las nuevas pistas.

"Los chimpancés fueron capaces de revisar sus creencias cuando disponían de mejores evidencias", explicó Sanford, investigadora en el Laboratorio de Orígenes Sociales de UC Berkeley.

"Este tipo de razonamiento flexible es algo que normalmente asociamos con niños de unos cuatro años. Fue emocionante comprobar que los chimpancés también pueden hacerlo".

Para garantizar que los resultados reflejaban un razonamiento genuino y no una simple reacción instintiva, el equipo incorporó experimentos cuidadosamente controlados y modelos computacionales.

Estos análisis descartaron explicaciones más simples, como que los chimpancés se limitaran a seguir la última pista (sesgo de recencia) o a reaccionar ante el indicio más evidente. Los modelos confirmaron que la toma de decisiones de los chimpancés se ajustaba a estrategias racionales de revisión de creencias.

"Registramos su primera elección, luego la segunda, y comparamos si revisaban sus creencias", señaló Sanford. "También usamos modelos computacionales para comprobar hasta qué punto sus decisiones coincidían con distintas estrategias de razonamiento".

El estudio desafía la visión tradicional de que la racionalidad —la capacidad de formar y revisar creencias basadas en la evidencia— es exclusiva de los humanos.

"La diferencia entre los humanos y los chimpancés no es un salto categórico. Es más bien un continuo", afirmó Sanford.

La investigadora ve, además, aplicaciones más amplias para este trabajo. Comprender cómo los primates revisan sus creencias podría cambiar la forma en que los científicos piensan sobre el aprendizaje, el desarrollo infantil e incluso la inteligencia artificial.

"Esta investigación puede ayudarnos a replantear cómo abordamos la educación temprana o cómo modelamos el razonamiento en los sistemas de IA", añadió. "No deberíamos asumir que los niños son una tabla rasa cuando entran por primera vez en el aula".

La siguiente fase del estudio lleva las mismas pruebas a niños pequeños. El equipo de Sanford está recopilando datos de menores de entre dos y cuatro años para comparar cómo revisan sus creencias los niños y los chimpancés.

"Es fascinante diseñar una tarea para chimpancés y después intentar adaptarla para un niño pequeño", comentó.

Finalmente, espera extender el estudio a otras especies de primates para construir un mapa comparativo de las capacidades de razonamiento a lo largo de las ramas evolutivas.

Sanford, que ha trabajado en temas que van desde la empatía en los perros hasta la cognición numérica en los niños, asegura que hay una lección que siempre se repite: los animales son capaces de mucho más de lo que solemos pensar.

"Puede que no sepan lo que es la ciencia, pero se desenvuelven en entornos complejos con estrategias inteligentes y adaptativas", afirmó. "Y eso es algo a lo que deberíamos prestar atención".