Jesús Santamaría se ha convertido en el sexto científico en España que obtiene tres ayudas Advanced Grant.

Jesús Santamaría se ha convertido en el sexto científico en España que obtiene tres ayudas Advanced Grant. Cedida

Investigación

Jesús Santamaría, el científico de los tres millones de euros: así busca mejorar la supervivencia del cáncer con la nanomedicina

Durante los próximos cinco años, el investigador de la Universidad de Zaragoza estudiará cómo dirigir las nanopartículas a los tumores de forma más efectiva.

Más información: La española que lleva al cáncer de mama la terapia que ha revolucionado la leucemia: "No sabemos cómo llega al tumor"

Publicada

Cuando Jesús Santamaría se enteró que había recibido su tercera Advanced Grant, una cuantiosa ayuda que otorga el Consejo Europeo de Investigación (ERC, por sus siglas en inglés), decidió preguntar al Consejo Superior Investigaciones Científicas (CSIC) cuántos investigadores como él había en España. La respuesta no tardó en llegar, pues sólo eran cinco más.

Que el número sea tan reducido responde en gran medida a que la competencia es alta. Quien se presenta debe saber que se va a enfrentar contra las mejores ideas que hay en Europa de científicos con experimentada trayectoria.

"Hay muchas ideas buenas que se quedan por el camino", dice a EL ESPAÑOL Santamaría, catedrático de Ingeniería Química de la Universidad de Zaragoza y miembro del Instituto de Nanociencia y Materiales de Aragón (INMA).

Cree que para conseguir esta beca "también hay que tener suerte". Porque aunque se pretenda ser objetivo, la forma en que juzgamos las ideas de otros es necesariamente subjetiva.

Y cada uno de los miembros que valoran estas propuestas "tienen sus filias y sus fobias"; es decir, "piensan que un campo de la investigación puede tener mucho futuro mientras que otro, no".

Mejorar la supervivencia

Esta subjetividad suele estar más presente en la primera fase, donde prima la evaluación del interés y el carácter "rompedor" de la propuesta. En la segunda es cuando llega "lo más peligroso" porque los especialistas en la materia se encargan de "escarbar" lo suficiente como para averiguar posibles errores.

En el caso de Santamaría, encontraron "algunas dudas". Aunque en la inmensa mayoría de las evaluaciones le reconocieron la novedad de la idea, que consiste en investigar cómo dirigir nanopartículas con fármacos a los tumores cancerígenos de una forma más efectiva.

El investigador ha solicitado bastantes ayudas a lo largo de su extensa trayectoria, pero esta le ha resultado más fácil de pedir porque "solo depende de ti".

A diferencia de lo que sucede con otros proyectos europeos, en esta ocasión no ha tenido que ponerse de acuerdo con investigadores (y empresas) de distintos países. Lo mismo sucede con la financiación, que es muy considerable y va dirigida a un solo grupo.

La dotación de la Advanced Grant es de 2,5 millones de euros, pero se puede solicitar hasta un millón más si se justifican necesidades especiales para el desarrollo del proyecto.

"Hemos pedido 600.000 euros más porque necesitamos microscopios de muy altas prestaciones", apunta Santamaría, quien es consciente de que "parece mucho dinero" pero en cinco años (el tiempo que durará la investigación) "se va muy rápido".

Lo importante, más allá de las cifras económicas, es que de alcanzar el objetivo con el que nace este proyecto, puede que el resultado no tenga precio ya que podría mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer.

El caballo de Troya

Aunque antes de llegar a este escenario, primero será necesario conseguir que las nanopartículas lleguen al tumor en cantidades suficientes.

Hasta el momento, menos del 1% de las nanopartículas llegan al tumor. Una alta proporción de las que no llegan se suelen quedar atrapadas en el hígado porque los macrófagos residentes las detectan y eliminan al pasar por los sinusoides.

Si se lograse superar esta barrera, los prometedores avances de la nanomedicina, que se remonta a 30 años atrás con el lanzamiento de la primera nanoformulación (Doxil) en 1995, tal vez podrían demostrar una eficacia mayor en su traslación clínica.

En este ámbito podrían jugar un papel importante ya que una de las ventajas de las nanopartículas es que permite el desarrollo de la medicina personalizada, al actuar sólo en aquellas células que deben ser eliminadas, lo que evitaría gran parte de los efectos secundarios de la quimioterapia.

Para conseguir que las nanopartículas sí que lleguen al tumor, en la investigación que lidera Santamaría van a seguir una estrategia de caballo de Troya.

Al igual que en la archiconocida leyenda, los científicos tratarán de "camuflar las armas [en forma de nanopartículas]" dentro de vesículas extracelulares (EVs).

De esta forma, es probable que se pase el hígado, el cual se inundará de partículas "señuelo" con las que saturar a los macrófagos antes de enviar las partículas terapéuticas.

En los experimentos que ya han llevado a cabo, sin saturar los macrófagos, el promedio de partículas que llegan es del 2,5%; es decir, que se triplica el porcentaje de las que inyectadas sistémicamente llegan al tumor.

En muchos modelos animales, este nuevo porcentaje es suficiente como para "acabar con el tumor". Por ello Santamaría, aunque prefiere no ser rotundo con una cifra, reconoce que con llegar al 20% serían "muy felices".

La ciencia en España

Aún quedan cinco años por delante, entre cuyas tareas también está la de contratar a siete investigadores que se sumarán a los que ya forman parte del equipo.

Santamaría, que presume de tener "el mejor trabajo del mundo", también confía en incorporar a los mejores en su campo. Cuenta para ello con un reclamo poderoso: los investigadores consideran que al incorporarse a un proyecto ERC necesariamente lo hacen a "un proyecto muy interesante".

"Aunque no todo el mundo viene a España", lamenta. El ambiente científico es más rico que cuando él empezó. Aun así, cree que a nuestro país "todavía le falta peso científico".

Si se hubiera invertido de forma continuada y significativa, como se ha hecho en otros países, no existiría la percepción de que España todavía no está entre "los países que pesan de verdad en el desarrollo de la ciencia a nivel mundial".

Esto es importante porque cuando un investigador internacional se plantea hacer carrera en "una universidad muy buena, generalmente no piensa en España", sino que aparecen nombres como los de unviersidades de "Estados Unidos, Alemania o Reino Unido".

No sólo espera conseguirlo por la internacionalización ("la ciencia no tiene que tener fronteras", dice) sino también por aspirar a atraer a buenos investigadores a España, donde "palidece la inversión en ciencia" frente a otras cuestiones.

Pone como ejemplo los "espectaculares" microscopios electrónicos con resolución sub-angstrom con los que cuentan en el Laboratorio de Microscopias Avanzadas, que se inauguró en 2010. "Se ha ido montando a lo largo de estos 15 años, es una ICTS, instalación científico-tecnológica singular, a nivel nacional".

"Ha sido una inversión muy importante", prosigue, "pero su coste total es inferior a dos kilómetros y medio de línea de AVE. Al final, gobernar es elegir, y todavía no conseguimos que la inversión en ciencia sea una prioridad de verdad".